Magnífica luna errante,
tan atada a tu gravedad
como ese viaje en vano.
Dando vueltas, sin cesar.
Dando vueltas, sin cesar.
Ay, el destino imposible.
de rodear tu cintura,
sin encontrase las manos.
Como yo que ando detrás
de un guiso de perlas verdes,
si es que se dejan pelar.
Porque la vaina se rompe.
Y a las perlitas les da por saltar
sobre la inmaculada fuente,
de loza, que no manantial.
Como yo que ando detrás
de un guiso de perlas verdes,
si es que se dejan pelar.
Porque la vaina se rompe.
Y a las perlitas les da por saltar
sobre la inmaculada fuente,
de loza, que no manantial.
Ay, espectadora expectante,
saboteándome el plato
de los traviesos guisantes.