Imagen de aquí
El tiempo es ese ladrón
que nos va robando cosas.
De manera sibilina.
Cuenta, casi no te das.
La palabra misteriosa
que persigues con desvelo
en la punta de la boca
y que no logras cazar,
se te escapa presurosa.
La agilidad de la mente
que fue tu baza primera,
tu bastión inexpugnable,
luce sin flecha certera
y empiezas a da mil vueltas,
ignorando tu sordera
menospreciando el aviso
de que no eres ya quien fueras.
El espejo no te engaña,
y te lo dice cualquiera.
Te ves más lento, seguro.
Te ves más torpe, es verdad,
aunque ya no tengas prisa.
Con menor velocidad
en tus piernas y tu mente
intentas aprovechar
la sabiduría que dicen
que trae la tercera edad.
Pues no sé, yo preferiría
no cansarme de volar.
Maripau González La Pineda 30 noviembre 2022
¡Hola, Maripau! ¿Quién tuviera la cabeza de sesenta años y el cuerpo de un veinteañero, verdad? Bueno, nos queda el consuelo de que cada nueva época nos quita cosas, pero también nos da. Estupendo poema reflexivo. Un abrazo!
ResponderEliminarUf, yo de veinte no sé... pero la edad tiene ventajas, que intento diseccionar a diario :-) No sé si acertadamente :-)
EliminarUn abrazo, David
El tiempo no nos perdona...
ResponderEliminarUn abrazo y feliz día.
No, no perdona. Pero creo que está bien. :-)
EliminarUn abrazo
Implacable en su trayectoria y de efectos difusos, casi imperceptibles, hasta que miras la foto de neogeminis de este año.
ResponderEliminarMuy bien descritos los pequeñitos detalles sin importancia , que todos sumados nos van consumiendo poco a poco.
Felicidades también por la métrica. Esto no es poner líneas unas debajo de otras.
Besoosupersuper, amiga
Sin duda, perdemos cosas con la edad, y ganamos...experiencia, por ejemplo.
EliminarUn abrazo enorme, amigo. Y gracias.
Una verdad perfecta , el tiempo no pasa en balde, pero nos queda los recuerdos y sobre todo las ilusiones se seguir en este mundo . Un fuerte abrazo
ResponderEliminarYo no me pienso bajar del tren de la vida. Si le estorbo...eso que sea ella quien decida :-)
EliminarUn abrazo