Obra de Tomasa Martin |
El traslado es inminente Él observa el ir y venir de cajas, de bultos, de muebles. Sabe que pronto le tocará un cambio de ubicación y tal vez en un salón más amplio, donde lucir más.
Ya cumplió su misión. Escondió zapatatillas y palomitas de maíz. Cobijó un primer beso y docenas de siestas y arrumacos. Sin miramientos le embuten en el ascensor y desaparece con él la montaña a escalar y la trinchera de Edi.
En el vertedero observa a una gata preñada y sucia, que sonríe a sus cojines. Ella trepa y se despereza maullando flojito para ovillarse feliz al sol, sobre él, en una última función de un sofá de terciopelo gris.