sábado, 9 de octubre de 2010

El sofa en el vertedero


Obra de Tomasa Martin
El traslado es inminente  Él observa el ir y venir de cajas, de bultos, de muebles. Sabe que pronto le tocará un cambio de ubicación y tal vez en un salón más amplio, donde lucir más. 

Ya cumplió su misión. Escondió zapatatillas y palomitas de maíz. Cobijó un primer beso y docenas de siestas y arrumacos. Sin miramientos le embuten en el ascensor y desaparece con él la montaña a escalar y la trinchera de Edi.

En el vertedero observa a una gata preñada y sucia, que sonríe a sus cojines.  Ella trepa y se despereza maullando flojito para ovillarse feliz al sol, sobre él, en una última función de un sofá de terciopelo gris.

4 comentarios:

  1. Siempre he pensado que las cosas también tienen alma. Este relato tuyo lo plasma muy bien.

    Un beso

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    1. De mis primeros post. Me alegro que opines que las cosas pueden tener alma. Uf, diez años ya :-)

      Un abrazo.

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  2. Me preguntó cómo se sentirá ese sofá albergado a una gatita encima...

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Ponen un gramo de humanidad. Gracias por leer.