Tarde para olvidar las palabras oídas y dichas.
Tarde para las pensadas y aún no pronunciadas y para las inmensas desproporciones entre lo ideado y lo expresado.
Cuando te has ido, el recambio de palabras te ha delatado.
Esa mujer ya no eras tú. Fonemas estrenados en el momento de tu partida, sin portazo ni pañuelo, en el momento de irte. Giros adoptados de otra lengua que jamás compartimos.
Alguien comparte tu idioma. Pero ese alguien ya no soy yo