Tomado de Lecturalia |
Le regalaron un punto.
Lo subió sobre una i diminuta y desabrida y esta letra se dispuso a volar. Lo colocó bajo una oreja y la frase se ofreció a cuestionar. Lo elevó sobre una ele anoréxica y empezó a asombrarse exultante. Encontró a un compañero y se instalaron resueltos sobre una u perdida en la cigüeña. Posteriormente se asoció a una coma excesivamente leve, y le alargó el silencio. Acabó tras dos amigos y ahora deja abierta la puerta abierta a:
...que con punto y seguido se mantenga el arrebato o, a que, definitivamente, acabe el texto.
Lanzarse al vacío, o dejar una maroma sujetando tu pie al lomo de un libro por escribir.