Tomado de Lecturalia |
Le regalaron un punto.
Lo subió sobre una i diminuta y desabrida y esta letra se dispuso a volar. Lo colocó bajo una oreja y la frase se ofreció a cuestionar. Lo elevó sobre una ele anoréxica y empezó a asombrarse exultante. Encontró a un compañero y se instalaron resueltos sobre una u perdida en la cigüeña. Posteriormente se asoció a una coma excesivamente leve, y le alargó el silencio. Acabó tras dos amigos y ahora deja abierta la puerta abierta a:
...que con punto y seguido se mantenga el arrebato o, a que, definitivamente, acabe el texto.
Lanzarse al vacío, o dejar una maroma sujetando tu pie al lomo de un libro por escribir.
.....juntos iniciaron un camino hacia el misterio qué la escritura les podría proporcionar, estaban llenos de presagios, ni buenos ni malos, diferentes de todo cuanto les habían contado.
ResponderEliminarYa lo creo, iniciando senderos que transitar
EliminarUn beso, Alfred
Qué buena aventura la que aquí propones. Los signos de la escritura personificados, con vida propia. Me ha encantado esta idea.
ResponderEliminarAbrazos y besos
Tienen vida propia, seguro. Es cosa de imaginar el punto y seguido o los puntos suspensivos...:-)
EliminarUn abrazo