Tomado de " Lecturalia" |
Había
tramado el asesinato con calma, con poco odio y mucha parsimonia. Por un error
del mancebo en la lectura de esa letra picuda del residente, la caja de pastillas contenía un potente euforizante.
Ana
le pediría un calmante cualquier noche y él le ofrecería una tisana y un sueño
profundo que le permitiera meterla en el coche, llevarla hasta la carretera
costera y simular un suicidio. La moto yacía en el garaje para poder regresar
una noche de estas, con la seguridad de olvidarse de ella y cobrar una prima del
seguro que aliviase la inversión en la estúpida tienda que volatilizó el
subsidio de paro y los ahorros de cinco años.
El
martes llovió e hizo frío. Ella le pidió desde la cama algo para la migraña y él se permitió el lujo de usar la jícara y llevar en la bandeja la taza humeante, unas galletas con nocilla y una pastilla blanca. Esperó hasta quedar rendido en el sofá a que
Ana se durmiera, pero ésta, más lúcida y activa que nunca, halló la carta en Arial
de una supuesta despedida. Con su firma estampada en bolígrafo azul.
Con
el cuchillo de trinchar le degolló de un tajo, simuló un robo rompiendo
una ventana del dormitorio, revolviendo cajones, dejando puertas abiertas y
enseres tumbados. Cuando el efecto de la gragea cejó, sintiéndose muy cansada,
se puso a dormir en su lado de la cama. La llamada
del compañero de Pablo, preguntando por qué no había ido a trabajar la encontró soñando. Quedó sobresaltada al ver a su alrededor el caos del dormitorio, esos vidrios en el suelo y el frío que entraba por la ventana, pero lo que más inquietud le produjo fue el vacío al otro lado de la cama.
Ese vacío que produce una profunda tristeza, la seguridad de que ya no se llenará nunca, pues tiene claro que nadie gozará de sus sentimientos pero si de su desconfianza.
ResponderEliminarUn abrazo.
Sobre el vacío en la cabeza de Ana, no llegué a saber si fue por la pastilla, por el crimen que había cometido, o pura exhibición de cinismo.
EliminarLa confianza tras hallar su supuesta intención de suicidio,estaba aniquilada. Si es que no alucinó ese episodio, porque el documento firmado por ella, nunca se encontró.
Un abrazo.
Cuántas cosas puede imaginar uno, un final abierto que cierra una historia que atrapa.
ResponderEliminarUn abrazo.
HD
Gracias. Es abierto, totalmente. La verdad será difícil de esclarecer.
EliminarEn espera de los resultados analíticos de mi cliente, ella sostiene que no oyó nada, que no recuerda nada, y que Pablo era un buen esposo.
Un abrazo
Inquietante.
ResponderEliminarLos recursos de nuestra mente en momento como el que narras, siempre son sorprendentes.
Me ha parecido muy redondo, un abrazo igual.
Gracias.
EliminarLos recursos de la mente humana son ilimitados. Cada día entendemos mejor la bioquímica de los neurotransmisores, el funcionamiento de las sinapsis y mil detalles más.
Mi pregunta es ¿hasta dónde llegaremos sin poder llegar a ella?
Un abrazo.