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Cuando el mar se desbordaba por los senderos
de las hormonas de los quince abriles, les pudimos ver. Exaltando a los mejores
instintos, de un amor al abordaje. Inexperto, torpe y apresurado. Sin más ley, que dejarse llevar por la
ceguera, ignorante de los bastones blancos.
Él tiene el acné descontrolado, y unos
pantalones a punto de deslizarse de las nalgas al caminar. Sé que era él quien
estaba sentado hoy en un banco del parque. Miraba a las palomas alineadas en una
caseta de contadores, o algo similar.
Este
invierno ha pasado algo que está cambiando el ecosistema. La palomas comunes han encontrado un suministrador
de pan duro. Puntual dos veces al día de la zona poco arbórea, deja trozos, o
incluso medias barras de pan por allá.
El chico del pantalón bajo, y el ardor
encendido, estaba sentado en el respaldo de un banco de madera. Miraba la alineación perfecta de las palomas, montando guardia para su pitanza. Yo esperaba ver llegar a la chica que siempre esta con él, aunque hoy no
hay instituto, pero lo que he visto, es cómo sacaba
un tirachinas de una bolsa-mochila, agarraba una piedra y apuntaba a las
palomas.
Han salido en desbandada, todas ellas. Para volverse
a alinear rápidamente. El chaval ha seguido
haciendo el mismo gesto. Por tres veces, con certeza además, qué puntería. He regresado a casa, que la perra
tiene sus costumbres, y yo las mías. Y la prensa está aún por acompañar los regios desayunos de los fines
de semana. No sé si la chica llegó a ir.
Soberana lección de de etología y de bien escribir. Me ha encantado.
ResponderEliminarUn abrazo, Albada.
Titivillus te ha visitado a ti hoy, amigo Macondo. Broma.
Eliminarhttp://www.lenka21.com/titivillus-mi-inseparable-diablillo/#comment-8808
Gracias. Un abrazo, o jugando como hizo Alfred...un abraso.:-)
Perfecta descripción de una escena cotidiana que ahonda en la psicología adolescente, de su batalla hormonal esperando en el banco que suenen las trompetas para el ataque. Y mientras tanto, un tiro de fogueo contra las palomas que buscan su pitanza a la hora acostumbrada. Bullen instintos en el adolescente y el placer de dar en el blanco de la paloma colma sus ansias de conquista.
ResponderEliminarMe ha encantado tu relato de un día cualquiera, mientras paseas con tu perra.
Un abrazo.
Es un análisis descriptivo casi. En serio, quise abordar varias cosas, entre ellas las pasiones, por supuesto. Y al final, ese lado oscuro (apena reconocer que aunque dejamos de quitar las a las moscas, cierta sombra oscura sigue latiendo).
EliminarGracias. Un abrazo, Fanny
Ayssss la edad de los quince años me lo vas a decir a mí que soy madre jajajaja.
ResponderEliminarGenial tu entrada, Albada.
Un beso.
Pero recuerda...los tuviste tú también.
EliminarUn beso, María.
Las hormonas, la primavera, el ardor....
ResponderEliminarOigo la pasión desde aquí.
Besos.
La cocción de los instintos, con los granos, y el afán atávico de cazadores.
EliminarPasión captada. Misión cumplida. Un beso.
Captación en un plano secuencia, de todo un relato vital, el depredador a la espera de la presa, se distrae con caza menor.
ResponderEliminarUn beso.
Jolines, que atávico te salió ese instinto cazador, Alfred. Lectura bien hecha, es un ciclo de vida.
EliminarUn beso.
Muy bueno, mujer! Ahora termino de comprender tu comentario en mi último texto. Y cuánta razón tienes! Este relato tiene un ritmo muy especial. Es como que nos llevas de la mano. Un beso, guapa.
ResponderEliminarTodo en la vida es como un encadenado de lectura. Seguir lo que del otro lees. La vida, eso que resultó ser esto, es como dice Alfred una sucesión de ciclos, donde hice hincapié en la pasión. Y no quise perder de vista que la parte oscura que todos tenemos, en cierta forma, no nos abandona, aunque sea muy modulada.
EliminarHaces literatura de lo cotidiano. ¡Precioso!
ResponderEliminarMe limito a escribir sobre cosas, a veces muy cotidianas, que esconden etapas, o sentimientos. Y cuando me da por ahí, y sale poesía, o pura imaginación, también dejo que me atrape.
EliminarGracias. Un cordial saludo, María Pilar.
Desde lejos puedo sentir la pasión... muy bueno Albada2
ResponderEliminarabrazos
carlos
De cerca era más perceptible, pero intenté ser cauta en mis expresiones.:-)
EliminarUn abrazo.
Te leo y me provoca ponerme a crear . Lo cual es uno de los mejores síntomas que alguien puede inducirnos. Cordiales saludos.
ResponderEliminarEs de los piropos más bonitos que me han hecho. Gracias!!
EliminarAndamos ambas con eso de verificador de letricas, o moderación de comentarios, según parece. Yo preferí moderación de comentarios, porque es un poco pesado lo de escribir letras o números por diferenciarse de un robot. Que yo no soy un robot. caramba con Internet!. Broma.
Un beso, Beatriz. Buenas noches.
Si tienes ocasión, lee el poema de Gamoneda titulado "malos recuerdos", hay una exploración de la vergüenza (incluso con la coincidencia de los quince años) que puede resultar devastadora.
ResponderEliminarAbrazos, siempre
No es casual. Es una edad que hasta Serrat atribuye a ese despertar. "No sabíamos más, teníamos quince años"...en su " Palabras de amor" Acabo de releer a Gamoneda. Gracias por traerlo a mi vera, en esta atrde de sol de mayo.
EliminarUn abrazo.