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No me pregunten cómo, pero no he sabido detectar
la mirada llena de rencor de la tostadora hacia la cafetera Melita, que con su
ínfima lucecilla, ilumina toda la cocina, tenuemente, hasta que enciendo la luz. Entonces es cuando dos tubos de neón hacen un par de remilgos antes de iluminar de verdad la
mañana y el espacio alicatado. Jamás se apaga, para mantener ese líquido que di
en llamar café americano, a una temperatura adecuada, y presto a estar en mis labios.
La jarra de la leche, que uso en realidad para calentar
el agua de las infusiones, estaba dormida, con su plácida blancura en el rincón,
al lado de la freidora, porque ambos artilugios se usan cuando se usan, y
descansan las más de las veces en un sueño lelo.
Hoy, como cada mañana, metí las dos rebanadas de pan molde, bajé esa
palanquita hacia abajo, a nivel cinco, junto con la subida de mi esperanza de
que el aroma de pan tostado me despertara lo justo
para enfilar el día de una endiablada agenda.
No intuí a tiempo que la rabia había subido la
temperatura de los odios, así que vi, apesadumbrada, cómo dos panes tostados,
sin untar de mantequilla, embestían a la cafetera, quien acababa de decidir exhalar
agua hirviendo justo en ese momento.
Con la ropa
hecha polvo, sin tiempo para perder, y nulas posibilidades de que la mancha de
café en el pantalón se pudiera disimular, grité en medio de la cocina a la
tostadora iracunda:
- A ver…nadie te ha hecho nada. No trabajas más que cuando te bajo la palanca. Estás limpita, y resulta que porque odias a tu compañera de desayuno..me haces esto?.
Sé que poner mis brazos en jarras les ha impresionado un poco. Y sí. Mi tono de voz con noventa decibelios un poco más. Que me he pasado un poco. Tal vez sí.
Estoy trabajando, con el rodal de ese agua que pasé por la mancha en el aseo de la empresa. Llevo un rato preguntándome…cuando un artefacto se pone a pegar coces...¿qué quiere?, ¿que lo ignore?.
Pues para eso dejo de pagar la luz, y nos quedamos todos a oscuras, y sin desayunar.
Por dios MARIA....He borrado tu comentario. Perdona, lo tengo de casualidad y lo pogo. Gracias por pasarte por este rincón.
ResponderEliminarMuy bueno este micro sobre la preparación del desayuno, entre la tostadora, jarra de leche, pan tostadito y esos momentos en los que a veces parece que todo nos sale mal cuando no hay tiempo que perder porque los minutos pasan volando, me ha encantado el aire que le has dado al micro.
No te imaginas la alegría que me ha dado volver a verte por mi rincón, si es que veo llevas ya tiempo sin escribir, seguro que por las vacaciones, espero lo hayas pasado genial, y me alegra tu regreso.
Un beso enorme.
Para ti, María...un beso grande, post vacacional.
Jajjaja no te preocupes, preciosa, son cosas que en estos medios puede pasar por los traviesos duendecillos que nos juegan malas pasadas, además, está aquí, tú lo copiaste, gracias.
EliminarUn beso enorme.
Cuando los electrodomésticos se enfadan no hay nada que hacer.
ResponderEliminarSu resentimiento no tiene cura.
Besos.
Son caprichosos, como críos. :-)
EliminarUn beso.
La mancha la puedes quitar, pero el imaginativo relato queda para disfrute de tus seguidores.
ResponderEliminarEspero que hayas tenido unas buenas vacaciones.
Un abrazo.
Tantas semanas sin leer a los blogueros...quise abrir el cole con algo banal. Que ya los exámenes vendrán cuando quieran, trayendo cosillas de más hondo calado!...o no!
EliminarUn abrazo.
Por lo menos te avisa y no se queman!!!. Mi plancha, se ha cobrado muchas veces la revancha, obsequiándome con dos negras y quemadas tostadas...Casi prefiero la mancha y tener el estómago lleno...jajaja. Besos
ResponderEliminarPues anda todo en estado de amotinamiento. No me hables de la plancha, que ayer, que vi a una compañera muy especial para mí, me hizo una fechoría que..ya quisiera que hubiera acabado en una quemadura de blusa!
EliminarUn beso :-)
Los gestos feos, son el espejo del rencor o la envidia...Te mando un abrazo, pasa de ella, si le merece la pena, te pedirá perdón. Si no lo hace, no pierdes nada. Besos
EliminarCielo, la amiga muy bien, la plancha anda en rebelión. Pero ya le he dicho que como permite agua del grifo...una porra le seguiré comprando agua destilada. tanto mimo para con ella y me hizo un borruño en un foulard recién regalado. No, eso no se hace. Me puse en jarras, pero creo que no la impresioné, a la plancha, hablo sólo de ese artefacto diabólico. :-)
EliminarUn beso, y abajo los rencores y odios artefactiles. Hombre ya!
No hay duda, que aunque pensemos que estamos locos, los objetos tienen vida. No hay más que ver sus rostros, para aceptar tan extraña realidad. Ese exprimidor, que un sombrero de paja porta en su cabeza, ha quedado tan perplejo, que aun permanece con la boca abierta. Tal vez le haya sorprendido el descubrir, que nosotros también tenemos vida. Un abrazote desayunero.
ResponderEliminarLos objetos tienen su vida. De acuerdo. Su vida es una vida diferente a las nuestras. Pero no me digas que a veces no se ponen de acuerdo para ponernos nerviosos?.
EliminarUn abrazote, Cormoran, que me alegra mucho verte siempre, en el desayuno, o en la merienda...como el Cola-Cao!.
Parece que sí, que los objetos y electrodomésticos tienen alma, vida, identidad propia. Tú lo has reflejado muy bien.
ResponderEliminarUn abrazo enorme