Angelina es la mujer que conocí
en Nochevieja, en casa de mi mejor amigo, y quien me dejó la piel helada y el corazón colgando
de un hilo de espumillón, aromatizado y brillante. Esa noche acabamos bailando una conga, en
la que me cogí a su cintura, sin permitir que nadie tomara mi sitio, a pesar de
trazar eses por la casa, llegando al jardín bajo la luna creciente, y sobre mis sueños
en estado de arrebato.
En ese trenecito viajé a los pétalos de un amor de
ida sin vuelta, del que no puedo bajar. Pedí a los Reyes la inspiración para
hacerle un perfume, a pesar de que mi oficio
es interpretador de sueños, pero quise probar un aroma por destilación para
ella, que pudiera traspasar en su piel lo que me hace sentir su presencia. A pesar de que ahora no está a mi lado. No pude volver a verla, y sólo sé que
vive en Barcelona y que le tocó lavar los platos tras la cena, pero ella, con unas
alas de hada buena, y enfundada en unas transparencias sugerentes, hizo unos
gestos divertidos y evocadores, y acabamos en una serpiente de personas sujetas
por las cinturas y las manos, entre unos ritmos caribeños y una base de champagne
y uvas en digestión.
He estado todo el día haciendo un
destilado, entre alambiques, alcohol y recetas milenarias, para conseguir la
esencia que encaja con su manera de ser. La parte vegetal que he usado ha sido musgo
de encina, jara-láudano, pachuli y narcisos. He añadido unos toques de sándalo,
pizcas de cuero, y miles de besos al aire de los deseos entre vapores de
combustión de suspiros.
El frasquito que ahora tengo en
la mesa es muy pequeño, pero con él he impregnado un pañuelo hace tres horas, y el aroma ya impregna las paredes del comedor, las cortinas, y los cuadros al óleo que visten
mi hogar. Creo que desde la calle se huele la presencia de Angelina. Acabo de llamar a
mi amigo, para contactar con ella, pero me dice nunca llegó a su casa. Que no
puedo conocerla porque le llamaron al día siguiente, estrenando el año, para
decirle que había fallecido en el único accidente mortal de tráfico de esa
tarde de fin de año.
Ahora, que el perfume está listo
y mi corazón en estado de gracia, ¿he de dejar ir esos sueños encerrados en un
vidrio de corazón de esencias por determinar? Si la encuentran, en algún lugar donde las hadas habiten, le dicen que la esperaré, con su perfume de ángel, embadurnando mi piel.
Tomo nota, de cuando encuentre a Angelina hacértelo saber, pues me gusta pasear por el bosque de las hadas.
ResponderEliminarUn beso.
En el bosque de las hadas buenas, hay mujeres que partieron en trenes de corazones de diamante, con reyes de picas y damas de trébol, para hacer reuniones de femeninos aromas a bosque donde dejarnos entrar, sólo en ocasiones, por gozar de sus pequeñas alas de irisados tonos.
EliminarUn beso, Alfred.
¡Qué fantástico relato, Albada! Ternura, magia, admiración por esas personas que, con su alegría y calidez, impregnan de humanidad los lugares por donde pasan.Es necesario que guardes ese perfume de Angelina, como amuleto para los días en que el alma se entristece.
ResponderEliminarTu forma de narrar es muy emotiva y tiene ese toque mágico que la convierte en una pócima para soñar que el mundo está habitado por seres extraordinarios que nos regalan su bondad.
Mi felicitación. Tú tienes algo de hada. He visto estrellitas entre tus letras.
Un abrazo.
No sé qué decirte, pero coincido en que hay seres especiales, porque algunas veces he sentido un poco más allá de una mirada especial, o un aroma distinto, pero no podría enumerar qué es lo que les hace tan especiales.
EliminarLamento decirte que de hada tengo poco, pero puedo inventar pócimas imposibles para aromatizar de algún modo, las palabritas seguidas que componen mis textos :-)
Un beso y gracias por esa lectura tan amable
¿No lo sabías? aunque no lo creas, ella regresó una noche...:
ResponderEliminarSería medianoche cuando desperté sobresaltado, me pareció sentir que la puerta se cerraba. Luego escuché un casi imperceptible roce de pies sobre la alfombra y el rumor de un cuerpo al deslizarse entre las sábanas. La noche transcurrió con la suavidad de la arena que cae en el reloj, mientras me caía cautivo de un dulce arrobamiento para después sumergirme en un suave y apacible adormecer. Al despertar con las luces de la aurora, estaba solo, pero me hizo dudar que sólo hubiese sido un sueño, el delicado aroma de perfume suspendido en el leve aire de la mañana...
(Jenofonte, 2011)
Sin duda es ella. Te mando por el aire, sin sellos, el frasquito con el texto enrollado en él . Igual, como en 2011, ante el aroma, se anime a entrar de nuevo en la esa cama de recuerdos, pero esta vez para quedarse a habitar la morada de los deseos hechos realidad.. :-)
EliminarUn abrazo
Angelina no falleció.
ResponderEliminarFue un montaje.
Nos fugamos los dos.
:P
Lo imaginé, pero no quise decirle a este perfumista improvisado, por no quitarle el aliento, ya en estado de conmoción
EliminarUn beso :-)
Miedo me da que algún día la descubra Terremoto Crazy.
EliminarUn abrazo.
Terremoto Crazy creo que no la haría daño, pero haremos llegar el frasquito por si acaso, que seguro le atempera los instintos. :-)
EliminarHay personas que dejan un aroma esencial en nuestras vidas y nuestros corazones, hay personas que son especiales y nos embriagan el alma.
ResponderEliminarUn beso enorme y feliz 2015.
Seguramente está más en función de los gestos que de verdad del olor de un perfume, pero estoy de acuerdo contigo en que hay persona, muy pocas, que dejan un aroma especial por esencial en nuestra vida.
EliminarUn beso enorme María, y que este año recién estrenado sepa a armonía y plenitud, y huela a meta conquistada.
Si la encuentro se lo diré, seguro.
ResponderEliminar¡Feliz 2015 Albada2!
ResponderEliminarSi la encontramos, a ver si la fórmula el perfumista la recuerda. Gracias maría Pilar. Que este año que en Paris se estrenaba de manera tan cruel se recomponga para todos y nos deje salud, armonía, dialogo y respeto entre todos.
EliminarUn beso
En algún momento Angelina se pasará a buscar su perfume. Solo falta prestar atención.
ResponderEliminarSaludos.
Esperemos que sí. Yo creo que alguien que deja tal impronta, de alguna manera vuelve a cruzarse en la camino. Quiero pensar que el perfume no es más más que el reflejo que el perfumista desea atrapar de esa persona, en un intento de plasmar lo que le hizo sentir.
EliminarUn saludo y feliz año.
Qué maravillas escribes, Albada2!Con razón nos tienes fascinados a tus lectores. Un abrazo!
ResponderEliminarNo digas eso, escribo bastantes tonterías, y a mi manera, esa que seguramente tenga retazos de sensibilidades que todos tenemos, pero que yo dejo salir con textos varios. Ando buscando un perfume a mandarina, para una amiga...y no consigo dar con él. Igual al protagonista le pasó algo similar, buscando un aroma que fuera la horma de esa mujer, como zapato a medida.
EliminarUn abrazo.
Me gusto mucho su relato , sobre todo la ternura , un gran abrazo
ResponderEliminarLa ternura que usted lee es la que exhalan los recuerdos. Esos que la mente que los atesora, dibuja con matices que los endulzan con el paso del tiempo.
EliminarEl autor, ficticio, vivirá lo suficiente como para reencontrarse con la idea de Angelina que realizando el perfume plasmó su mente. De hecho soñará con ella, en una noche de Jenofente, como él apunta.
La literatura, que hace bromas con perfumes de un perfumista inventado y los sueños de otro personaje de otro blog. :-) Lo digo, pidiendo permiso para el juego a Jenofonte.
Un gran abrazo