Sumida en el sueño, Óleo de Felix Revello de Toro. |
Y así me descubriste.
Al palpo de
tus manos,
como un ciego ante un braille
imposible de puntos por interpretar.
Y así te descubrí.
Con mis ojos
abiertos
a la brisa de un mañana,
que creí pedido entre sueños
inconclusos y enterrados.
Y así me recorriste.
Embriagado
en la esencias
de mis esencias más preciadas,
entre confusos sabores
de engaños
y desengaños.
Y así te recorrí.
Con las yemas
de mis dedos,
rozando tu piel dormida,
entre la hojarasca de un otoño
ya despuntando
en tu cuerpo.
Y así nos sorprendidos.
Casi con
la rabia de lo inesperado,
a través de los movimientos
de una rosa de los
vientos sin patrón,
en nuestros dedos de pianistas sin solfeo.
Y así nos amamos.
Con métodos
desaprendidos.
del pasado, que tejimos de nuevo,
aún sin creer en el mágico
poder
de atracción de un mapa del tesoro,
que jamás dibujamos.
Y así nos sumergimos.
En paraísos
que esculpimos,
con el mimbre de un fuego
que aún dormía, bajo las capas
de
cenizas que los inviernos
no lograron
congelar.
Y así nos desatamos.
Con la
infinita fuerza
que llevaba prendido
aquel mínimo gesto,
de querer anidar en
los brazos
de lunas nuevas,
que completar en las negras noches.
Y así esquivaremos.
Las viejas
trampas
de antiguas marejadas,
disfrazadas de tormentas de lujuria,
para que la
ternura anide,
a su libre albedrío,
en noches eternas de piel y luna.
Es muy muy bonito.
ResponderEliminarUn abrazo.
Es muy halagador que te haya gustado. La verdad es que he disfrutado escribiendo, pero me encanta que pueda hallarse a gusto de un lector,, en este caso, tan preciado.
EliminarUn abrazo
Sorprendido ante un descubrimiento tan placentero, se retrae en un sueño del que no quiere despertar, pues es sabido que en el otoño el amanecer es invierno
ResponderEliminarUn beso.
Ojalá y ambos no despierten jamás, de ese sueño de renacer de los sentidos. Hablo del tacto de manea especial, pero es le despertar de otros sentidos, como creo que se deja entrever.
EliminarLos otoños de la vida, no sólo son para las hojas que la brisa hace caer o los árboles, y hasta ellos tienen futuras primaveras por enarbolar o para engalanar sus ramas nuevamente.
Un beso
Y asi nos transportas a un descubrimiento mutuo que parece de lo mas placentero.
ResponderEliminarMe encanta que sean capaces de esquivar las trampas.
Imaginé dos cincuentones, por decir una edad mediana, donde la experiencia de la propia vida, puede hacer que se detecten y esquiven trampas de la lujuria que a veces aletargan los sentidos más duraderos.
EliminarLes deseo un amor que dure lo que tenga que durar, pero de una frescura transparente, de niños, aprendiendo a imaginar sin miedos. desde la ternura, porque tengo la sensación de que sin ella, no se puede construir nada que valga la pena, o dicho de otra forma, que valga la alegría.
Un abrazo
Coincidimos. Yo también los "vi" de esa edad aproximada.
EliminarQue esquiven las trampas de la lujuria, pero no la lujuria que provoca una alegría natural.
Es que hay lujuria blanca, digamos. la que se enciende a través de la ternura, que creo que no depende de la edad, pero que la juventud carga de trampas...hormonales en parte, imagino!
EliminarUn abrazo
Al final la ternura.
ResponderEliminarComo la guinda del pastel.
Besos.
Cual guinda, sin dudarlo. Creo que es la ternura el primer motor para una relación duradera, porque no está acotada en términos de caducidad, como suele suceder con la pasión.
EliminarUn beso.