Imagen tomada de Internet |
Vaya por adelantado que pensé en Macondo.
Caperucita salió a
pasear temprano, aprovechando la excelente temperatura. No tenía prisa por ver
a su abuela. De hecho, ningún martes tenía ni prisa... ni ganas. En el pueblo era
bien sabido que la ancianita vivía sola, en una casita aislada en el bosque, lejos
de todo y de todos, porque era odiosa, se adornaran como se adornasen sus defectos. Mujer con peores modales y menos
sensibilidad no se había conocido en el valle desde el principio de los
tiempos. Ni los más viejos del lugar recordaban mujer tan soplagaitas e insoportable
La niña, ataviada de
rojo, por una estúpida creencia de que ese color era el más adecuado para que
pudieran encontrarla, si un día se perdía, siempre ponía pegas a llevarle un
cesto con miel y frutas.
Su madre insistía cada
martes en que era responsabilidad suya hacerle compañía, y ya de paso, vigilar
el estado de salud de la anciana. Y cada martes, la niña se quejaba, de que era la
hija y no la nieta quien debía ir a visitar a la desagradable mujer.
Pero este martes, hoy, rezando
para que algo gordo la excusase de esa visita obligada, se paró a mirar mariposas
al llegar a un riachuelo. Contra un sauce robusto divisó a un lobo adormilado,
con el pelo revuelto y sucio, la lengua parcialmente visible y su abdomen tenso
como la piel de un tambor. Se acercó con precaución, porque había escuchado que era un animal taimado y feroz.
Más que miedo le dio pena. Al preguntar qué le
pasaba, el pobre lobo, tocándose la barriga haciendo círculos con su mano sobre la piel tirante, le confesó,
entrecortadamente, que dimitía de su trabajo.
- ¿De qué hablas?
- Cuando acepté el
papel de malo del cuento de la Caperucita, nadie me habló de lo insoportable
que era la anciana, pero es que además…no sabes lo indigesta y dura que es.
Algunos humores empeoran con la edad :) Una muy buena versión del legendario cuento de Perrault. ¡Me gusta!
ResponderEliminarCreo que una versión diferente era de justicia. Nunca entendí la razón de que fuera una niña solita por el bosque. Y me dije...es que la madre no la aguantaba....pobre anciana!.
EliminarEn serio, creo que se llega a la vejez con talante amable y paciente, pero oye...luego cada cual elige cómo llega. Bueno, igual los lobos no eligen :-). Un abrazo
Algo raro tiene ese cuento para que no termine de cuadrarnos, a cada cual por un motivo. Efectivamente, la madre tiene un morro que se lo pisa.
ResponderEliminarUn abrazo.
Creo que no nos cuadra ni el final...porque un cazador que dispara a un lobo en cuya tripa sobrevive una anciana...ya es tener una mente enfermiza, creo :-)
EliminarUn abrazo
Entiendo tan bien a ese lobo... Aynnnnsssssss
ResponderEliminarBesos.
Ser el malo, no es bueno. Ser el bueno no implica serlo. Cachis
EliminarUn beso
Está caperucita desobediente y respondona, con pocas ganas de aceptar el pequeño deseo de una madre esclavizada por las duras tareas familiares, sólo le pide un poco de consideración para con su abuela, que le ofrezca un poco de compañía que el pueblo en su mal juicio le niega, pero ella elige como compañero a un lobo feroz, de atrezzo para la historia, quejoso por la indigestión de su mala acción.
ResponderEliminarTómese la moraleja que se quiera ;)
Besos.
jajaja, esta lectura, de moraleja ante la grosera anciana me ha quitado las ganas de jugar con otros cuentos!!! Broma
EliminarUn beso