Su piel dormía en un lecho
De pasados caducados
De primaveras sin dueño
De silencios aprendidos
De promesas aplazadas
De despertares de olvido.
Su piel despertó un día
a horcajadas de unas manos
suaves, aun encallecidas.
Mil caricias enquistadas
esperaban la poesía
de pintar un universo
Sin saber que se buscaban
ni soñar que se hallarían.
Sus bocas se despertaron
con sus flujos y requiebros.
Hacia un viaje a las pieles.
En vagones de lujuria
sutiles e inexplorados
En trayectos de delirio
sin mochila de pasados
En rutas de nuevos goces
guardados con celofán
En caminos de saliva
con huellas de barro y sal
Por raíles de gemidos
con olor a naftalina.
Hacia una isla sin playa
con sabor a golosina.
...Hacia una Itaca perdida
que dormía allende el mar.
Foto de Aguirrefoto barcelona
Su piel dormía entre los latidos de su pecho, y las dunas de zu playa.
ResponderEliminarMe parece precioso tu poema, de una sensualidad exquisita, me ha encantado.
Un beso muy grande mi querida Albada.
Me alegra mucho que te guste. Cierta evocación sí que salió. ya ves.
EliminarUn beso, dulce María.
Despertó todo solo
ResponderEliminarsin sentir ni recibir,
esas suaves caricias
que ya se prometía.
Olvidadas sin surgir
de ninguna mano
suave y delicada
o callosa y recia.
Recordando los surcos
que en su piel hallase.
Un beso
Algo pasó con este blog. Ahora puedo contestar.
EliminarLas caricias duermen
pero los corazones despiertan
al son de las primaveras
que se niegan a morir
Un beso
Muy bonito, Albada.
ResponderEliminarUn abrazo.
Me alegra que te gustase.
EliminarHoy es el día de la poesía, y quién no guarda una en un rincón del corazón!
Un abrazo
Me dan ganas de ir en busca de es Itaca perdida...
ResponderEliminarBesos.
Pues invitado quedas. Las Itacas se encuentran, casi siempre, tras muchos avatares que la vida trae.
EliminarUn beso
Cada vez que vuelvo con las pilas cargadas, visito tu casa y siempre me sorprendes. Enhorabuena. Saludos.
ResponderEliminarMuchas gracias. Por primavera hasta los troncos gastados renacen.
EliminarUn saludo