Imagen en foto, de Aguirrefoto |
José, Pepe para los amigos, se sentaba a media mañana en un banco del andén dos, aunque sólo viajaba a Madrid los domingos para ir al Retiro. Allí pasaba los festivos mientras iba vaciando de a poquito una bolsa del pan sentado. Lo iba troceando menudo entre semana. Lo hacía mientras añoraba el trajín por la cocina de María. Días de fiesta entreteniendo la ausencia de la mujer de su vida, con el grato afán de algarabía de ese derroche de vida. A través de niños y parejas, turistas y barquitas sin prisa por naufragar, se daba casi en olvidar el zarpazo de esa ausencia incompresible, para regresar a Torrejón en la tarde, a por su cena solitaria.
El día en que entró en la
estación una mujer de su edad, con un libro en una mano
y un bocadillo en la otra, vistiendo una mirada primaveral y un apetito de saberse
viva, supo que había llegado su segundo tren, y decidió,sin calcular por una vez, seguir a su intuición y no dejarlo pasar.
La parienta lo mirará con ternura desde donde esté, con la satisfacción de verle volver a encontrar una mujer que se ocupe de él, aunque las camisas ya no vuelva a llevarlas tan bien planchadas como con ella.
ResponderEliminarUn abrazo.
Ese apunte final es genial. Sin duda, algo no hará como ella, pero si le amó, qué feliz estará por verle feliz.
EliminarUn abrazo
Bonita manera de mostrar la soledad, buscando desesperadamente una nueva oportunidad de abandonarla.
ResponderEliminarBesos.
Ni siquiera sé que buscase abandonar la soledad, pero me permití jugar con los trenes, como segunda oportunidad.
EliminarUn beso
Ojalá que les vaya bien.
ResponderEliminarBesos.
Seguro que sí.
EliminarUn beso
¡Qué bien que por una vez se dejara guiar por la intuición!
ResponderEliminarUn beso.
Estoy de acuerdo. Con la edad, la experiencia nos ayuda a entender que hay intuiciones que tienen debajo un poso de posibilidades que detectamos y calibramos, aunque no podamos razonar o explicarnos.
EliminarUn beso
Amor sobre rieles.
ResponderEliminarUn saludo
Miel sobre hojuelas
EliminarSí. Un saludo
Bello este segundo tren para el personaje de tu microrrelato, Albada:
ResponderEliminarMuy sugerente...
Abrazos
Ana
Abundan poco los segundos trenes. Porque la vida s de un único tramo, largo o corto. Pero cuando se brinda a la mirada ese billete de tramo adicional, hay que tomar el tren, incluso si va a ninguna parte :-)
EliminarGracias. Un abrazo
Nunca se sabe donde van los trenes de la vida, pero hay que ir en alguno... quedarse detenida es peor...
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