Imagen de Alejandro Solís |
Tras unos meses en una red
social, había ido aumentando el número de nombres que usaba. Cada uno de los
alias que había creado estaba dotado de una personalidad determinada, y tenía
un discurso y estilo distintos. Era una y era muchas. Cada uno de esos yoes
desconocía las andanzas de los otros.
Una vez segura de su total
control sobre sus creaciones, hizo que dialogasen entre ellas. Ahí estuvo el error,
se dijo luego, porque cuando una de ellas se enteró de la personalidad asignada
a otra, se lió parda. El ser único implosionó entonces en un silencio atronador,
que fue utilizado por el yo esperpéntico para absorber parte del delirio del yo
megalómano. Entre todos montaron un garito en el zaguán del intelecto del ser
único. Se encaramaban sobre los restos de ese creador único, formando un castillo de
yoes en infernal guirigay, que enfurecía a los otros seres, únicos en su
multiplicidad.
El olor a cerebro chamuscado,
por el choque entre grupos de neuronas controladoras de cada personaje, impregnó su
ordenador durante meses. Ahora ella descansa en el psiquiátrico, donde sus yoes
van saliendo a escena según un orden sobre el que el ser único no tiene ningún control.
Inspirado en bic naranja
Un desdoblamiento multiple de personalidades, que no son tales y caen al primer enfrentamiento con el yo autoritario.
ResponderEliminarUn beso.
En el fondo todos somos poliédricos, lo que pasa es que solemos escoger la cara o faceta que mejor se ajusta a la situación, o la mayor parte del tiempo.
EliminarUn beso y buen finde
Bastante complicado es llevarse uno consigo mismo, como para generar más yoes.
ResponderEliminarUn abrazo.
Complicadísimo, sin duda. Pero es un ejercico eso de llevarse bien con uno mismo.
EliminarUn abrazo, Macondo
Qué buen relato!!!
ResponderEliminarEstamos enloqueciendo todos.
Ya no sé si hablo contigo o eres un programa informático, o lo soy yo.
Besos de bytes.
Creo que alguno de tus yoes me ha escrito. A mí o a alguna de mis identidades, pero puede que tu robot informático haya leído mi texto y esté programado para reconocer que es posible tener muchos yoes :-)
ResponderEliminarUn beso, Toro y feliz finde
Y yo contra mi otro yo. Bipolaridad en ciernes.
ResponderEliminarUn abrazo, querida amiga.
En estos tiempos de redes sociales tal vez alguien se identifique, pero llevado al límite, o mejor, caricatura.
EliminarUn abrazo de mis yoes :-)
De rabiosa actualidad, original , ocurrente, imaginativo, con personajes. No es un micro, es una mini novela. Abrazos y un aplauso
ResponderEliminarMe alegra que le hayas encontrado tan denso, en su brevedad. Bien pensado, es verdad que daría para una novela. Pero fíjate, nadie es plano, todos tenemos múltiples caras o facetas, aunque, por supuesto, el ser único adopta un temperamento y personalidad más o menos fijo.
EliminarUn abrazo y feliz finde carnavalesco
Buf la cantidad de personalidades y al final terminó en un psiquiátrico, no me extraña nada es que es una locura total.
ResponderEliminarMás besos.
Es que con entenderse a uno mismo, bastante trabajo tenemos ya. Pero es verdad que todos tenemos caras ocultas. Unos más y otros menos. Yo coincidí en el trabajo con un tipo que las 3 de la tarde era un solete, a las cinco un cabrón arisco y cuando casi acabábamos el trabajo volvía a ser un ser amable. Eran tres personas cada tarde. Parecían personas diferentes. Puede que fuese porque le gustaba poco el trabajo, eso también :-)
EliminarFinde bonito, dulce María