Cuadro de Sandorfi |
Es inútil. No para de hablar. Parece que lleve pilas contra mi desaliento cuando no puedo concentrarme, porque su voz sigue y sigue inundando el piso entero, y es que continúa explicando lo que sea que me cuente, pase lo que pase. Del comedor al pasillo, de mi escritorio a nuestro dormitorio su voz recorre las estancias. Durante meses colgué un aviso en el picaporte. Silencio, se escribe, pero fue en vano. Un día, mientras estaba dándose un baño, de los pocos ratos en los que consigo hilvanar dos párrafos, alguien me susurró:Aprovecha. Ni sumergido en la
bañera y siendo estrangulado paró de explicarme que ese juego le resultaba divertido. Incluso cuando todo acabó, seguí apretando su cuello. Al salir del baño oí el levísimo ruido de unas burbujitas que salían de su boca. Por esta vez, yo diré la última palabra, pensé, en un destello de liberación.
Me desperecé, tras una
pesadilla en la que ahogaba a mi marido y, como cada sábado bajé a desayunar al bar de la esquina. Luego paseé por la playa, y me tomé un té frío. Solo entonces recordé que no había pasado
por el cuarto de baño. De regreso a casa iba pensando en mi sueño, sin
poder concluir si en realidad habría pasado o no lo que ahora creía recordar
como vivido.
Con el corazón en un puño abrí
la puerta del baño. La bañera estaba vacía, lo que me alivió de momento, pero pronto
vi que en el suelo había gotas de agua, y una toalla húmeda arrebujada descansaba contra el alicatado. El espejo, escrito
con mi carmín me hizo estremecer "es inútil", decía. Desde entonces me vendo los ojos al entrar en ese cuarto, y los abro, desmesuradamente, en el resto de lugares, mirando continuamente a mi alrededor. He cambiado la cerradura, pero no pego ojo durante toda la noche, ni puedo escribir un pequeño texto, porque el silencio inunda el piso entero y no consigo llenarlo con palabras que plasmar. Es inútil.
Hoy es el día de los enamorados, pero me apetecía saltarme la melosidad. Mil disculpas.
Hoy es el día de los enamorados, pero me apetecía saltarme la melosidad. Mil disculpas.
Has escrito un relato magnifico, nos has contagiado el desasosiego y es un contrapunto para todo lo que hoy, no escribiremos, pero leeremos. Un aplauso y abrazo
ResponderEliminarSin duda es un contrapunto a lo que leeremos hoy. Pero era tan tentador que no quise inhibirme :-)
EliminarUn abrazo y feliz miércoles de ceniza
Que estremecedor! ;)
ResponderEliminarUn beso.
Bueno, era muy tentadora la idea de romper en añicos la dulzura consumista del día del hoy. Un san Valentín diferente. Pero es que el cuadro, que vimos juntos si recuerdas, me vino como anillo al dedo porque estremece la imagen y evoca al silencio. El resto vino solo.
EliminarUn beso, y feliz San Valentín
Qué buenoooooooooooo.
ResponderEliminarMe ha gustado muchísimo.
Aplauso!!!
Besos admirados.
Jaja. Me alegra que te haya gustado. He disfrutado escribiendo, con él no molestar en el picaporte de mi escritorio.
EliminarUn beso
Freud tendría mucho que decir de este magnífico relato. Todavía dudo si se trata del relato de una pesadilla o de un sueño...
ResponderEliminarSaludos.
Yo tampoco se si fue sueño o realidad. Un día le pregunto a mi marido y salimos de dudas, Freud y sus teorías aparte.
EliminarUn saludo
Es uno de esos cuentos inolvidables.Pensar que casi todas las mujeres se quejan de que sus maridos son parcos.Gustan de oír y además ponen la mayor atención, y piden que les contemos otro chiste.
ResponderEliminarFíjate Beatriz, yo había iniciado el texto con narrador masculino. Y me pareció tan tópico, tan estereotipado, que quise cambiar los papeles. Suele ser la mujer quien habla por los codos. Porque somos más comunicativas. Y me dije que había de ser un hombre el parlanchín. La esencia del cuento no cambia, pero de este modo me escapo del tópico.
EliminarMuy aguda observación. Un abrazo grande
Maravilloso relato, que he dejado para comentar al final de todas las entradas que tenía pendientes, y es que te superas cada vez más.
ResponderEliminar¿Una pesadilla real? me dejas pensando e imaginando las escenas desde el silencio pero con la boca abierta, si me vieras...
Maravilloso este relato.
¡¡Plasf plasf! un fuerte aplauso.
Más besos.
Me alegro te haya gustado tanto. Hay pesadillas que invitan a llevar a cabo el sueño. Tal vez no sean pesadillas sino mensajes del inconsciente. Es broma. Disfruté mucho escribiendo este microrrelato, imagino que se nota, claro, y queda redondito.
EliminarUn beso grande, y un finde de lujo para ti