Imagen de Aguirrefoto. San Sebastián |
Los relojes empezaron a ralentizarse, todos a vez. Fueron frenándose sin que nadie pudiera encontrar la causa. Ni relojeros austríacos, ni los suizos, ni los ingenieros del reloj atómico, ni tan siquiera un pastor asturiano que sentía con exactitud la hora, sabían la razón, y menos aún cómo solucionarlo. El tiempo volaba, literalmente volaba, hasta el extremo en el que en un minuto transcurría una hora. Después llegó a ser un segundo lo que duraba una hora, y por fin, a una centésima de segundo le llevó una hora avanzar ese mínimo espacio de tiempo, Los científicos emitieron un informe al fin. El sistema solar se dirigía, impertérrito, hacia un espacio de no-tiempo.
Paquita, al escuchar la
sentencia, y sin calibrar los riesgos del escenario que se avecinaba, simplemente se alegró. No es que fuera muy presumida, pero temía envejecer.
El paso del tiempo de tu pluma es muy diferente, y el nombre elegido es el punto mágico del relato, todos somos un poco Paquita. Abrazos
ResponderEliminarSin duda el paso del tiempo pesa en mi pluma. No vuela, aunque así lo perciba a veces leyendo posts de hace tiempo.
EliminarTodos somos Paquita, en eso te doy la razón. En el fondo, con tal de no notar en el espejo el paso del tiempo, las teorías tiempo-espacio nos importan muy poco. Nuestro cuerpo mide los años con precisión de cirujano, y en el fondo, es lógico que sea así, aunque nos pese.
Un abrazo y feliz entrada de mes
La alteración espacio/tiempo, atemoriza a los avariciosos del tiempo ajeno, pues no tienen de propio. Paquita es libre de comportarse y alegrarse a su aire, que es lo que queremos todos.
ResponderEliminarUn beso.
La alteración del espacio yo creo que la controlamos, en general. Hoy nos rodea nieva, mañana lluvia. O montaña hoy y mar mañana, pero lo del tiempo a veces no controlamos las alteraciones que tiene. A veces pasa volando y a veces no hay manera de que pasen cinco minutos, sobre todo cuando estamos a punto de acabar el trabajo.
EliminarUn beso y feliz jueves
Paquita se salvó!!!
ResponderEliminarTiene toda la eternidad para celebrarlo.
Besos.
Menos científicos y más verdaderos filósofos, como Paquita.
EliminarY a celebrar que hoy es hoy, qué caramba. Un beso
Despojarse de ese peso, sin duda, nos haría andar más ligeros… pero, inexorable y relativo el tiempo, nos lleva al finiquito… Así que… disfrutemos de él mientras podamos!
ResponderEliminarMe gustó el planteamiento, así como a Paquita 😊
Bsoss, y feliz tarde, querida amiga.
Vamos ligeros cuando dejamos reloj y carga del paso del tiempo.cuando nos ata, nos domina, nos esclaviza, lo ideal es poder tomar vacaciones de nuestro control sobre él. Y no es fácil. Por eso me gusta tanto Paquita en este cuento.
EliminarUn beso grande y que la noche se duerma en tus pestañas.
Miedo me da mirar en qué fecha podemos estar ahora, pero doy fe de que me he puesto a hacer este comentario el mismo día que has publicado el texto (1 de marzo del 2018).
ResponderEliminarUn abrazo.
Tal vez en mil años siga siendo uno marzo de 2018, y el espejo nos refleje como hoy. Me temo que mas que aterrador seria aburrido.
EliminarEl tiempo pasa, pero no tanto, como decía Gabo en boca de Aureliano Buendía v sus cien años de soledaad
Un abrazo
Es tan distinto el paso del tiempo de cuando eramos niñas a cuando vamos siendo adultos, siento que cada vez se escapa de entre las manos, a veces quisiera detenerlo pero es una quimera.
ResponderEliminarUn beso enorme y dulces sueños
Me haces recordar el largo tiempo en el que deseaba hacerme mayor. Lo largo que se me hacía le colegio cuando faltaba el último mes también. Luego, como dices, el tiempo se acomoda un poco, para después pasar a una velocidad que no comprendemos. Y no podemos detenerlo.
EliminarSin embargo la edad nos hace ser más serenos ante el paso del tiempo y eso nos hace menos impacientes, lo que es una ventaja enorme. Un beso y feliz viernes, dulce María
El peso del paso del tiempo, implacable cuando corre más de la cuenta, demasiado lento en otras épocas...
ResponderEliminar¡Cómo me ha gustado tu relato, Albada!
Feliz fin de semana.
Me alegro que te haya gustado. El tiempo pasa, yo creo que para bien. Da igual cómo lo miramos. Me gustan los relojes de arena y los solares. Me dan sensación de humanidad. Sobre los relojeros me gusta imaginarlos sin mirar esferas, sino al sol
EliminarUn abrazo y feliz domingo
Te felicito por tu relato. Eso es un relato. La confluencia de dos o más historias. Y en tu caso contiene fantasía, reflexión y un final que sorprende al lector.
ResponderEliminarY tiene la mejor cualidad de la escritura: no aburrir.
Mi más sincera enhorabuena.
Muchas gracias por tal comentario, inmerecido. El tiempo nos condiciona demasiado. Quise que fuera el protagonista de un pequeño relato.
EliminarMe alegro te haya gustado. Un abrazo
Este es un cuento-Poema de colección. Perfecto. Es un auténtico placer visitar tu blog! Cordiales saludos.
ResponderEliminarMe alegro de que te haya gustado. Yo me divertí con el ejercicio.
EliminarMuchas gracias. Un abrazo
Hola, como te prometí por aquí ando, y es un placer pasear por tus letras. Tienes un blog estupendo.
ResponderEliminarEste relato me ha encantado, nos mantienes en tensión con el paso del tiempo y su lentitud, para que al final tu protagonista nos sorprenda. Como se dice: no hay mal que por bien no venga.
Muy bueno.
Un saludo y será un placer visitarte.
Pasear por blogs literarios es un placer al que no renunciaré.
EliminarMe alegro que te haya gustado y gracias por pasear y comentar. Un saludo