Imágenes de Aguirrefoto |
Sabía que Venecia es para recorrerla por sus rincones. Huía de los circuitos turísticos. La única vez que había estado antes en la ciudad de los canales se había sentido agobiada por las riadas de turistas. Veía grupos de japoneses en todas partes. Esta vez había descartado la Plaza San Marcos y el puente de los suspiros de día. Había madrugado, y, pertrechada con su canon, se apostó ante el amanecer. Unos veinte turistas se alineaban a su lado, todos con las cámaras a punto.
Se oyeron disparos de las cortinillas de los diafragmas, como una metralleta dispuesta a cazar al sol, que, ante la góndolas dormidas, se elevaba perezosamente. Concluido el espectáculo regresó al hotel. Descansada, salió a pasear evitando las zonas más concurridas. Cuando quiso regresar se percató de que se había perdido y era de noche. Atravesando un callejón oscuro, escuchaba su propia respiración, cada vez más agitada. Recorrió una y otra vez el laberinto de callejuelas y puentecillos sobre los canales, buscando una referencia reconocible, pero sólo consiguió tropezar con una montañita de bolsas de basura. Cada vez más nerviosa, su respiración se aceleraba por momentos cuando acertó a ver un bulto sentado en una esquina. Parecía un vagabundo borracho.
Una voz varonil y gutural se ofreció a sacarla de allí por cien euros. Ella dio media vuelta y se alejó, sin responder, con las alertas disparadas por el miedo. Mientras se alejaba de ese pasaje, una voz atronó en la noche. " Ba bene, senza di me, non uscirai viva da qui, jajaja".
Ahora la voz la persigue cada vez que se pierde en cualquier ciudad, así que evita salir de noche, salvo en barrios que conoce a la perfección. Los de su ciudad
Además de las hermosas fotografías, he podido visionar cada escena narrada. E incluso escuchar esa voz que la perseguiría siempre, más allá de lo tangible... Huía de las zonas concurridas, y se llevó consigo una sombra que no la dejaría sentirse en paz y en soledad. Me encantó. Maravillosamente visual y envolvente…
ResponderEliminarUn placer, querida amiga.
Bsoss enormes, y muy feliz día 😘
Una lástima para la protagonista haber tenido el susto. Me alegro que ta haya gustado, incluida la desazón de sentirse perdida :-)
EliminarUn abrazo y gracias por tu bonita lectura.
Pasear, fuera de los circuitos turísticos, en Venecia es todo un deleite. Los que huimos de ellos -de los circuitos, quiero decir- nos arriesgamos a perdernos y a "padecer" algún que otro susto, pero no concibo un viaje sin aventurarse a merodear por itinerarios desconocidos.
ResponderEliminarUna pena que para la protagonista de tu relato el susto la haya postergado a las calles de su barrio. Imagino que fue enorme :-)
¡Buen relato! Un abrazo.
Es lo mejor de viajar, correr el riesgo de perderse. Porque ellos implica tener que apañarse, con poca ayuda de planos u otros turistas.
EliminarMi protagonista se asustó, pero hace mal en quedar limitada por la luz diurna, porque hay ciudades con una iluminación preciosa. Yo no lo habría hecho.
Un fuerte abrazo
Que miedoooo. Hay que tener especial cuidado cuando se va de turismo.
ResponderEliminarSaludos
Creo que hay que ser prudente. Esto es ficción, pero mas que posible. Callejear es muy bonito.
EliminarUn abrazo
Poco amante del riesgo y la aventura, parece que no tuve esa experiencia a pesar del callejeo nocturno, más de noctámbulo que de otra cosa, pero claro ya tenía google maps, jajajajaja.
ResponderEliminarMe ha encantado leer esta crónica-relato.
Saludos.
Es un invento, de verdad sensacional. A mi me gustan los rincones, las calles con sabor a pasado y alejarme un poco del barullo, pero sentirse perdido es desagradable.
EliminarGracias por tu lectura de este post ficticio. Un abrazo
Con lo bonito que es, perderse por las callejuelas venecianas...:)
ResponderEliminarUn beso.
A qué si. Hombre ya con los miedos.
EliminarUn beso
He recorrido Venecia en primavera, verano y otoño y nunca en circuitos turísticos. Cuando más me gusto fue en otoño, con lluvia y con niebla estaba preciosa. No obstante recorriendo sus calles, casi desiertas por la climatología, si tuve esa sensación de laberinto del que no iba a saber salir y un poco de inquietud, por no decir miedo, mientras anochecía.
ResponderEliminarUn abrazo
Es un lugar especial, sobre todo en invierno, donde la falta de buena iluminación hace que sientas cierta sensación de laberinto. Pero qué bonito callejear, verdad?
EliminarUn abrazo
Más miedo me daría a mí estar rodeado de turistas en todas partes.
ResponderEliminarEso sí que es terrorífico.
Besos.
Es claustrofóbico, no sabría explicar por qué, pero como uno pierde el espacio, estar en medio de un grupo grande de turistas, te hace sentir idiota en primer lugar, enjaulado en segundo lugar. Mejor perderse a solas.
EliminarUn beso
Yo soy capaz de perderme hasta en los barrios de la ciudad donde he nacido y vivo. Tendría que condenarme a quedarme en casa o vivir solo de día.
ResponderEliminarBuen relato.
Un abrazo.
No te creas, yo me he llegado a perder en sitios absurdos. Lo dificdi era perderse, y lo hice.
EliminarGracias. Un abrazo
Más que la ciudad o el hombre, es la voz la verdadera pesadilla que la ha llevado a esa zozobra permanente.
ResponderEliminarUn abrazo.
Es la voz, la advertencia o amenaza en la niche, ese girar la espalda y huir lo que da sentido al relato.
EliminarUn abrazo
Me gusta callejear, cruzar calles y levantar la vista para ver el cielo o las fachadas, antes había menos peligros, y ahora tenemos GPS. Pero el relato asusta, la voz la imagino gutural y las calles repetidas y estrechas. Abrazos
ResponderEliminarCallejear con GPS es casi hacer trampa. Innegable la utilidad del google map cuando no sabes llegar a un lugar, pero callejear es muy bonito. La voz resuena, y el eco permanece en la chica.
EliminarUn abrazo
Leo los comentarios y sonrío. Ya ves que a nadie le gustan los recorridos turísticos, ni los lugares donde todo el mundo acude, por eso me pregunto ¿quien llena estos lugares? Bueno, sí, los que no leen este blog, jajajajaja.
ResponderEliminarNo sé que resulta más tópico eso de "perderse en las ciudades" o "ruta turística".
Si acaso a mí me apuntas a la ruta turística y eso que Venecia es tan reducida que casi todo resulta turístico. Que quieres que te diga, soy tan borrego que prefiero pasear por los Campos Elíseos que por el barrio de Ney parisino.
Saludos.
Si nosotros no nos consideramos esos turistas de circuito, quién se considera!. Claro que depende del tiempo del que se disponga. Yo me apunto a ver lo emblemático, por supuesto, pero antes, o después según el tiempo que haga intento callejear, porque tiene mucho encanto. Hay lugares que visite hace mucho tiempo y a los que doy por vistos, a sabiendas de lo cambiados que están, porque lo que me interesaba, ya lo vi y disfrted.
EliminarUn abrazo
Interesante como ves la vida y sentis las cosas
ResponderEliminarHa sido una poda de artificios. Veo la vida con una simplicidad que no conocía, quedándome con lo esencial, a mi criterio, por supuesto. Mis textos son ficción, pero e inevitable verter cierta mirada que sólo habita en mis ojos.
EliminarUn cordial saludo y gracias por comentar
Perderse entre las callejuelas, pero no de esa forma asustada, no, así no, sino desde la tranquilidad como a mí me ha gustado pasearme entre tus letras, y ya me gustaría poder pasear por las calles de Venecia entre barquitas visionando el agua y lo demás, que no lo conozco.
ResponderEliminarBesos enormes y feliz tarde.
El desasosiego era imprescindible en mi relato. Y por poco que puedas, ve a Venecia. Esquivando cuanto puedas a los turistas, y si no puedes, goza de un silencio que te constryasc tu.
EliminarUn beso grande, y feliz tarde para ti
Pobrecita el susto que se llevó. Un estupendo relato, transmite la gradual subida de intensidad del miedo y nos transporta a esos vericuetos callejeros . 😘😘
ResponderEliminarMe alegra haber podido reflejar la sensación de la protagonista. El miedo tiene un sentido, el de supervivencia. Aquí la pena es que parece que impregnó en exceso sus salidas nocturnas a partir del susto
EliminarUn saludo