Comienzan a acumularse en la
superficie del planeta. Como gotitas minúsculas de plástico azulado, como perlas perdidas de un collar diminuto e infinito. Sobre la arena resultan extrañas, y sobre los rincones de las rocas se acumulan sin piedad. He ido a ver el
mar, y esa superficie me ha ofrecido hoy una estampa nunca vista. A mis pies, en
la arena, han llegado decenas de bolitas y he mirado al cielo. Madre mía, qué locos hemos sido, qué inconscientes, me digo consternada, mientras pienso en las tripas de los peces. Otra opción que se me ocurre es que un satélite artificial haya tenido algún percance, pero lo dudo.
Imagen de Aguirrefotox
He decidido que no compraré
pescado fresco en las próximas semanas, por si acaso.
Cuántas bolitas acumulamos ya en nuestro cuerpo sin saberlo.
ResponderEliminarUn beso.
Uf, seguro que si analizan bien la orina, plásticos de algún tipo tenemos
EliminarUn beso, Alfred
El planeta está en nuestras manos, en todos los sentidos. No sé si es un alivio o una pena.
ResponderEliminarMil besitos para ti y feliz marzo ❤️
Claramente es una pena, porque cad día tengo más claro que quienes más contaminan, dejando aparte que nosotros podemos reciclar mucho mejor nuestras basuras, no harán intento alguno por frenar. Por cierto, China ahora desde los satélites se ve mucho menos contaminado. Algo de bueno tendrá la final el coronavirus este.
EliminarUn abrazo y a por una tarde dichosa, sin plásticos, a poder ser
Si contaminamos el planeta, obviamente de paso nos contaminamos a nosotros mismos. Somos los primeros afectados por nuestra propia inconsciencia.
ResponderEliminarUn beso dulce y dulce semana.
Ese homínido lo hizo tan bien y tan deprisa, que en dos siglos hemos llegado a tener problemas serios de supervivencia del planeta, único hábitat para nosotros, que es ser bruto.
EliminarUn abrazo y por las energías renovables
Si no es en el pescado es otra cosa. Dicen que llevamos una tarjeta de crédito (vacía) dentro... Es una pena cómo está todo, cómo lo hemos ido y vamos dejando...
ResponderEliminarUn beso.
Hemos sido idiotas, como Einstein pronosticaba, que la idiotez no tiene límites, pues ahí estamos.
EliminarUn abrazo y por una tarde sin plásticos en la comida
Si solo son bolitas... aunque tu escrito es premonitorio y queda mucho por ver y hacer.
ResponderEliminarDe momento tomemos un café mirando el azul de un cielo limpio por el viento.
Imagino Que son hebrillas, como hilachas que acabamos por ingerir. De momento, como dices, hagamos un café, charlado y tranquilamente.
EliminarAquí el viento sopla con ganitas, pero ciertamente, ha limpiado la atmósfera. Un abrazo
Nos estamos envenenando y no reaccionamos con la urgencia y responsabilidad debida. Puede que no compres pescados frescos, pero tendrás que comer algo...que habrá crecido con aire contaminado...
ResponderEliminarBueno, ¿Te apetece un buen café?
Un abrazo.
Seguro que estamos comiendo productos contaminados, en mayor o menor medida, porque hasta lo que compramos como ecológico no se si ese agua, de pozo, tal vez no está de alguna manera contaminada. Te acepto el cafecito, no lo dudes.
EliminarUn abrazo y a por una noche tranquila
Que belleza la de la fotografía en contraposición a la tristeza de tu relato.
ResponderEliminarBesos.
Es Comarruga, costa Dorada. Por supuesto tómala con total tranquilidad si te apetece.
EliminarUn abrazo grande.
Entre el plástico y el mercurio estamos apañados...
ResponderEliminarBesos.
Y el plomo, y el amianto, estamos un poquito apañados :-)
EliminarUn beso
Quizás ya es algo inevitable y a lo que tenemos que acostumbrarnos, pero es muy triste.
ResponderEliminarUn abrazo.
Hemos de luchar por revertir el problema de los plásticos, y lo haremos, lo que no sé es si estamos a tiempo.
EliminarUn abrazo
Es una pena como estamos poniendo todo, y como vamos hacia nuestra propia destrucción.
ResponderEliminarUn abrazo.
Hemos sido unos inconscientes, sin duda. A ver si sabemos y queremos arreglar este planeta
EliminarUn abrazo
Vamos directos a la destrucción de todo lo que nos rodea si no paramos a tiempo.
ResponderEliminarAbrazos.
Creo que hemos contado con la capacidad de regeneración del planeta y no hemos calculado que su tiempo para ello es superior al que usamos para destruirlo.
EliminarUn abrazo y a por un bonito martes
Somos unos inconscientes y estamos devastando el planeta y enfocando nuestra propia destrucción.
ResponderEliminarLa fotografía es preciosa.
Besos!
Hemos sido idiotas, por completo, y prepotentes al máximo. A ver los nietos qué encontrarán :-)
EliminarUn abrazo
Que triste, cada día estaremos peor. Reflexivo texto amiga Albada. Saludos.
ResponderEliminarEs que estamos ahí, con la espada de Damocles de que el planeta no puede regenerarse a la velocidad que nosotros lo ensuciamos.
EliminarUn abrazo, Sandra
Cada vez que leo o escucho algo relativo al cambio climático, al plastico, le enfermedad o yo qué sé más, lo primero que pienso es que estamos al principio del fin.
ResponderEliminarUn saludo amiga
Pues es que hemos llegado tan lejos, sin contar a Marte, que de nuestro desvarío acabaremos por arrepentirnos, pero de momento, a seguir contaminando.
EliminarUn abrazo, amigo Buscador.