Mientras el sol salía por mi izquierda, por el este, la luna seguía colgada de un azul espectacular. Parecía propiciar una mañana de anhelos por abrir. Ayer llovió, y los caracoles, ayer tarde y hoy de nuevo, iban en procesión esta mañana, en mi paseo, ahora que podemos pasear desde las seis de la mañana, hora casi mágica..
Me acuclillé, a duras penas, por verles desplazarse, de poco a poco, siguiendo la ruta de sus babas con mi mirada. Pensé en ella, a quien deseo lo mejor. Así de despacito se fue perdiendo la magia de las risas y la complicidad de los guiños. Así de despacito se fueron difuminando el verde de sus manos, el azul de sus cielos, las estrellas de sus noches. Ante uno de los caracoles, ella se vería, como ellos, saliendo hacia otro tiempo, tal vez hacia otra realidad que le esperaba.
De niño iba con mi abuela a buscar caracoles después de la lluvia.
ResponderEliminarTuve vacaciones de esas... los mejores recuerdos de mi vida son de esa época.
Gracias por despertarlos.
Besos.
Yo es que no los como, pero de pequeña me gustaba cazarlos y los ponía en una caja de zapatos. Con ellos, a quienes daba de comer, luego intentaba hacer carreras. Cuando me cansaba, porque no era trepidante en absoluto, les dejaba en al hierba de nuevo.
EliminarMe alegro que recordaras, Toro. Un beso
Me gusta mucho la foto, has pintado muy el paisaje y como a Toro, me has recordado cosas. Siempre he pensado que los caracoles son supervivientes natos, andan muy despacio y se sienten protegidos por su concha, y sorprendentemente les funciona.
ResponderEliminarYo no como caracoles, me como los tropiezos de los guisos de los mismos..(ejem , ejem)
Un saludo y salud.
La imagen es una escultura viviente, tomada en Montblanc, Tarragona, por el día se San Jordi de hace unos seis años. Las de quí mucho no se han salvado, porque la gente que sale a correr ha pisado a bastantes, daban pena. Muy bien que te haya hecho recordar, me alegro.
EliminarUn abrazo y por la comida, la que nos guste, aunque no sean caracoles.
Hoy nos has despertado recuerdos, mi abuela los quería blanco y pequeñitos, lo pasábamos muy bien con ella les ponia nombres y nos contaba historias mientras los recogía, ahora me quedo mirando las hormigas el trajín que tienen y lo disciplinadas que son. Un abrazo
ResponderEliminarEra una contadora de cuentos, qué belleza de abuela, amiga. mI abuelo MIguel también lo era, qué gusto recordarle. Usaba grillos :-)
EliminarMe alegro mucho. Un abrazo y por una tarde bonita, con recuerdos dulces.
Me acuerdo en casa con la bolsa de caracoles colgada al aire para, pasado unos días, poder "engañarlos" y después prepararlos con una buena receta de mi madre.
ResponderEliminarBesos.
Aunque no como, he visto que los purgaban, así lo llamaba mi suegra, con harina. Qué cosas, ¿no?
EliminarUn abrazo y a por una pared bonita, Juan L.
Me has hecho recordar a mi madre que, en una casita de una urbanización de montaña, se dedicaba a recoger los caracoles que salian de paseo tras la lluvia, y que, tras un largo confinamiento en ayunas, cocinaba estupendamente.
ResponderEliminarUn abrazo.
Pues qué de recuerdos gratos de madres o abuelas, qué bien, me alegro de haberme parado a verles.
EliminarUn abrazo y por esos recuerdos de sabor a hogar.
Caracoles paseando buscando el sol de la mañana, no debe ser un mal paisaje verlos en fila a todos ..
ResponderEliminarMe gusta la imagen que nos dejas, da que pensar .
Un fuerte abrazo y muy feliz día.
En fila no iban, más o menos hacia el este, pero cada uno a su bola. Se han pisado muchos, pero seguían los insistentes. Yo, por supuesto, no he pisado, ya me guardaría, ni uno solo.
EliminarUn abrazo y feliz tarde. Sí, la imagen estaba muy bien ese día de San Jordi, cuando la gente de Montblanc se viste del medievo.
Con la lluvia suele pasar lo que dices y la mirada e imaginación pueden volar, como en tus letras.
ResponderEliminarUn abrazo y feliz día.
Sequedad del ambiente que se va, quedando mojado y claro, con esos animalillos paseando, como cantando al aire.
EliminarUn abrazo y feliz día, Rafael
Ahhhh!!! Los caracoles, nunca los cogí ni los cociné pero sí los comí pues en mi pueblo había una señora que los hacía muy bien y lo ponían de tapa en un bar. Nunca comí otros como esos.
ResponderEliminarUn abrazo.
¿Ves?, otar que no come a esos animalillos, pero que recuerda algo referido a su cocina :-)
EliminarNo he probado nunca, y no lo haré, pero vete a saber, un día me muero de
hambre y los como :-). Capaz que me gustasen. Un abrazo y gracias por estar
Recuerdo que había jubliados que doblaban la pensión con los caracoles. No sé si ahora será lo mismo.
ResponderEliminarUn abrazo.
Las pensiones subieron mucho con Felipe González, no creo que ahora estén por la labor, pero he visto a unos magrebíes, dos, mayores, que recogen hierbabuena y menta, en manojos, y en una bolsa de compra ofrecen los hatillos.
EliminarUn abrazo y feliz tarde, Macondo
Creo recordar que fui una vez, pero yo era muy torpe y no sabía buscar, o en el fondo me daba penilla y no los encontraba a drede, no me acuerdo....
ResponderEliminarSeguramente si ya te daban pena, no harías de buena cazadora, pero yo los cazaba para verles hacer carreras. Nada trepidante ¿eh?
EliminarUn abrazo y feliz tarde, Alicia.
Mi padre los recogía y luego los guisaba, pero amí ni me han gustado nunca.
ResponderEliminarBesos
Hay Cataluña hay mucha tradición, en LLeida los hacen a "la Llauna", a la lata, digamos, sobre una plancha metálica muy caliente. Yo no como pero respeto mucho, y las salsas que hacen para ellos están de muerte.
EliminarUn abrazo, Rita
Precioso relato, Albada:
ResponderEliminarMe gusta ver a los caracoles andando despacito.
Un beso
Ana
Me alegro te haya gustado, porque hay cosas que, despacito, acaban sucediendo, como los caminos de los caracoles.
EliminarUn abrazo
De niña solía cazar caracoles y encerrarlos en un frasquito y como quería caracoles de mar les echaba agua y los pobres acababan muriendo...
ResponderEliminarMe hiciste recordar esos tiempos.
Besos al alma en la tarde otoño o primavera adentro.
jaja. Yo los cazada, para hacer carreras, no les ponía agua más que como por una
Eliminarespecie de carriles que les dibujaba pero no crea, no corrían.
Un abrazo
Para mí los caracoles son tiempos de descubrimientos infantiles, de ver la cara de asombro y de rechazo cuando salíamos tras la lluvia a su caza y captura. Mientras los teníamos en tiempo de dieta a base de hierbabuena y tomillo todo transcurría de maravilla, e incluso con los más osados que habían escapado se le daba la oportunidad de medirse en noble carrera. Más cuando los días de purificación cesaban y la cazuela los reclamaba, el llanto y el rechazo se imponía entre las huestes infantiles, hasta que los probaban y pasaban al bando de los adultos.
ResponderEliminarTiempo ha, escribí algo sobre ellos. Con tu permiso te lo dejo:
https://alfredcomermaprat.blogspot.com/2014/02/sorpresa-tras-la-tormenta.html
Un beso.
Tiempos de un ayer que ahora vemos lejano. Qué bien que nos cuentes esta
Eliminaranécdota de cómo cuidarles, para purgarlos y poderlos cocinar
Gracias Alfred. Un beso
Me has hecho recordar el olor de la tierra y las plantas, justo después de llover, y la sensación de caminar el libertad después de una lluvia intensa.
ResponderEliminarGracias por traer a mi memoria esa sensación.
Un abrazo,
Era mi sensación ,no creas, me alegro haberla sabido transmitir
EliminarMuchas gracias. Un abrazo y feliz tarde
Me encantan los caracoles... Mmmm .-)
ResponderEliminarDe niña iba a cogerlos y en casa alguna vez salen a buscar pero ya la cosa no es igual.
Recuerdo que alguna vez me llegaron a criar, de casualidad, en una caja de zapatos.
No ha pasado igual con las ranas. No como.
Un beso enorme.
jaja, es que las ranas, para criarlas en cajas de zapatos lo veo dificil :-). Qué bien que te haya recordado esos tiempos
EliminarUn abarazo y feliz tarde
Tengo unas fotografías de unos caracoles que salían en mi jardín, no dejan de sorprenderme... me hiciste recordarlos, ahora desde que me mudé se quedaron en mi casa ... se extraña verlos
ResponderEliminarCachis, pues seguirán, ahora que no estás, saliendo tras las lluvias de mayo.
EliminarUn abrazo y feliz tarde, con recuerdos bonitos, qué mejor
Me acuerdo recoger caracoles de niña y cantarles: "caracol col col saca los cuernos al sol que tu padre y tu madre ya los sacó" jajaja, gracias por llevarme hasta la infancia con tu preciosa entrada.
ResponderEliminarUn beso enorme.
Esa canción la he cantado con mis hijos, con la misma ocasión, qué cosas..qué recuerdos ¿eh?
EliminarUn abrazo gardner, María, por los caracoles y los recuerdos infantiles
Madre mía, si supieses que aprovechando la salida de mis perritos, vi por la huerta unos caracoles, o mejor dicho serranas preciosas, cogí varias y las estoy alimentando en una pecera, como si fuese una niña jajajaja... yo no me aburro, mis hijos se partían cuando les envié las fotos...Un abrazo Albada.
ResponderEliminarjaj, me parece sensacional eso de usar la pecera...no creas, no es mala idea. Pues qué bien, Carmen.
EliminarUn balazo gardner en la tarde, con ganas de ver caracoles
Los caracoles son símbolo de eternidad, de prolongación de la vida, cuando nos rodean están señalando que venimos desde antes. Bonito relato.
ResponderEliminarUn beso dulce.
Pues nos sabía de este origen o significado de los caracoles. Siempre se ha de aprender algo . Muchas gracias
EliminarUn abrazo, Dulce
Muy tierno tu relato, Albada. Me ha gustado mucho sobre todo porque me ha llevado lejos en el tiempo. Ahora solo queda un viejo cenacho colgado entre los enseres de aquella época.
ResponderEliminarMil besitos y muy feliz tarde ♥
Pues es bonito recordar, sobre todo si es la infancia, donde viajamos a través de cosas sin importancia, que un día fueron algo especial en nosotros
EliminarUn abrazo grande y feliz día
Bonito relato que nos lleva con la memoria a otros momentos.
ResponderEliminarA la protagonista también le abordan los recuerdos... las ausencias.
Muy bueno, Alba.
Sí, para echar la vista atrás, y cuando uno se para, se sienta, se hacen presente situaciones o personas que nos recuerdan la velocidad de las cosas.
EliminarUn abrazo y a por un miércoles con ganas de sentarse a ver el camino
Los caracoles la tienen tomada con mis rosas. Después de leer esto, creo que ya no los veré con los mismos ojos...
ResponderEliminarBesos confinados
Ay Dios, sí que es una faena, lo siento muchísimo. Bueno, les has de mirar como que te destrozan los rosales, en tu caso lecturas bonitas, poquitas, claro.
EliminarUn abrazo y a por un día genial, con el ritmo correcto
Yo hacía lo mismo que tú, me sumergía en un mundo tan mío, en el que solo estaba el caracol, la tierra y yo. La imagen es enternecedora,y tu relato como siempre me llega al alma.
ResponderEliminarUn beso enorme!
Ese mundo de la infancia donde un caracol o unas hormigas, o un grillo, por decir lago, eran el centro de la mirada e escudriñadora de la niña que fuimos .
EliminarUn abrazo y por un día perfecto
Caracoles... hace cuánto que no veo uno. También me llevaste a la infancia, al huerto jardín que había en el fondo de la casa. Me gustaba observarlos y como en su lentitud iban dejando una estela plateada en el caminito de ladrillos.
ResponderEliminarEspero que hayas disfrutado de tu caminata matutina.
Besos.
Qué bien que te llevará a la infancia, lugar donde es bueno refugiarse a veces. Sí, gracias, los paseos matutinos me sienta muy bien.
EliminarUn abrazo y por las cositas que nos hacen saber lo vivos que estamos.
Bien bonito lo has contado.
ResponderEliminarLos caracoles, casi son un bien cultural de mi ciudad, que tampoco la pandemia ha dejado actuar.
Es que esta pandemia no ha vuelto locos. La naturaleza anda desbocada, caracoles, aves que se escuchan como nunca...de todo hay.
EliminarUn feliz día, Tracy
Hace unos días me encontré caracoles en la acera... y hacía tiempo que no les veía.
ResponderEliminarUn texto muy lindo.
Besos
Aquí, junto con ellos, había hileras de hormigas negras, hacendosas, marcando el camino de muchas, ahí tan disciplinadas...pero me atrajeron máslos caracoles.
EliminarUn abrazo y por un día bonito
Pues sí,ella es la estrella del relato para mí,por cierto,inmensa imagen!!
ResponderEliminarQue´pensamentos tendría al ver cómo todo pasaba,lento ,hasta el cielo mismo...
Caracoles?QUien no se acuerda de ellos.Yo cogía una cajita y un caracol,le metía dentro con lechuga y al dia siguiente lo bajaba al campo
Pero comerlos....Jamás!.No podría.Aunque tengo una hermana que los cocina,pero tampoco ella los come.Los amigos sí
Besucos
Gó
Ya veo que eso de cazarlos para alimentarlos, o jugar, es más mayoritario que recuerdos de haberlos comido en la infancia. Mi imagen como de estatua
Eliminaranclada me impactó, me alegro que te haya gustado.
Un abrazo y por un día bonito
Algunas cosas (objetos, personas, relaciones...) se borran de pronto, pero a menudo se van difuminando poco a poco, lento pero inexorable.
ResponderEliminarUn abrazo grande
Sí, no es cosa de un día para otro, es que el tedio de la rutina creo que es como una plaga invisible que, de poquito a poquito, deja moribundas a muchas relaciones.
EliminarUn abrazo grande. Alis
Yo no como caracoles, me gusta verlos libres... Un texto precioso. Saludos amiga.
ResponderEliminarEstamos en las mismas, con lo bonitos que son para mirales ¿no?
EliminarUn abrazo, Sandra
Yo soy mucho más prosaico o vulgar, pienso en lo ricos que están los caracoles a la montañesa, guisados, asados, en salsa...
ResponderEliminarEn tiempos mi madre los hacía muy a menudo, los iba recogiendo mi padre entre los cañizos, en los senderos, el los buscaba mucho mejor y por supuesto estaban mucho más limpios, si no había llovido, pero ahora no se venden nada más que los de vivero. Los metían en una caracolera hasta que ellos solos iban eliminando el exceso de porquería que tenían acumulados sus intestinos.
¿Se nota que soy muy viejo, verdad?
Un abrazo.
jja, no, de hecho lo que explicas tiene mucha lógica. Son alimento, partamos de ahi, y la posguerra fue dura, así que hubiera sido de necedad no usarlos. Mi abuelo hablaba de ello y de las algarrobas, como fuentes importantes de alimentación. Nada que que objetar, al contrario. En Francia son también un manjar, y en Catalunya hay mucha tradición, como decía a otro bloguero.
EliminarMuchas gracias por compartir tus recuerdos. Un abrazo y feliz tarde de miércoles, ahora con sol aquí
Recuerdo cuando iba con mi madre a buscar caracoles en el pueblo. Me encantaba cuando llovía y me podía poner mis botas de agua (molonas). 😊 Besos.
ResponderEliminarEsa botas..como katiuskas para alegrar los pies ante el agua, qué bonito recuerdo. De un tiempo y lugar, me alegro mucho.
EliminarUn abrazo, Laura, por una tarde genial con recuerdos que nos hagan sonreir
Es un crack horrible, con culpabilidad, en verdad. Porque alguna avez, sin querer, me ha pasado . Ves, con las hormigas no me pasa :-)
ResponderEliminarUn abrazo feliz día
Ayyyy que me has llevado a mis tres años, cuando mi único juguete, era un viejo bote oxidado de hojalata lleno de babosos caracoles con los que jugaba siempre, poniendoles en fila india y viendo como caminaban mientras cantaba...
ResponderEliminar¡caracol, col, co, saca los cuernos al sol, que tu padre y tu madre tambien los sacó...! has creado un relato tan real, que le he vivido con inmensa alegría.
Desde el corazón, un abrazo
Pues era un juego infinito, porque cuando ya habías cantado y les habías liberado, y la lata se podía llenar nuevamente. Una preciosa anécdota, de cóm jugar con nulo presupuesto económico
EliminarMuy bien, me alegro mucho. Un abrazo y feliz tarde.
Que bella eres con tus letras y tu cara!!!!!
ResponderEliminarBuen dia reina
aquí se respira el sol esta mañana
Pues me alegro que haga sol, aquí amaneció con chubasco leve, y ahora el sol está que se sale d bonito
EliminarUn abrazo, princesa
Espero que los caracoles estén disfrutando de toda esa hierba crecida y esas flores que nadie está cortando.
ResponderEliminarUn abrazo.
Seguro. Hoy había, no sé si los mismos o eran otros, familiares, imagino:-). Estaban lentos, pero se les veía contentos, aunque lo sonreír no sé si podría apreciarlo:-)
ResponderEliminarUn abrazo
Son días de caracoles. Mi madre los hacía muy bien, en cambio no me gusta comerlos en los bares o restaurantes. No me fío de su limpieza.
ResponderEliminarUn abrazo, dicen que el caracol de abril es el mejor.
Comerlos es algo que debe ser que gusta o no. Los de las madres, seguro que estaban bien purgados.
EliminarUn abrazo
Una vez encontramos un depósito enormes de restos de caracoles excavando en una cueva donde habían habitado humanos del período aziliense. Parte de su dieta, sin duda.
ResponderEliminarY ahora si me dices algo más de la fotografía...gtacias.
Es que son alimento, no hay duda, y sería una idiotez no usarlo para tal fin, desde la prehistoria. la foto ahora acabo de verla en un pequeño video, he hecho muy pocos, con fotos de San Jordi 2014, te paso el vídeo. Era eso, una mujer estatua, al final de la escalera que lleva a la iglesia de Montblanc, Tarragona. https://youtu.be/9p9kLRA9AnQ
EliminarUn abrazo
Pobrecillos caracoles que van con la casa a los hombros cargados siempre y nunca se quejan. Prefiero dejarlos vivir que hacen su cometido en la Naturaleza. Más respeto todas las opiniones, ya que parece que estamos jugando a inocentadas... Un placer leerte y con caracoles o sin ellos sigamos conectados en este mundo virtual donde cada un@ demostramos que no hay mal que por bien no venga...
ResponderEliminarUn abrazo y feliz tarde noche ya !!!
Como he dicho, respetando a quienes los comen, yo no los he probado, ni lo haré. Son Animalitos tiernos, que pueden comerse rosales, por lo que leo y que a sabía, pero a mí me causan ternura, yendo siempre cargados...lentos..me gustan. Y los ojos de periscopio me dejaban siempre encantada y absorta de pequeña
EliminarMe alegro que disfrutes leyendo este blog tan simple. Porque la virtualidad no es sinónimo de falsedad. Un abrazo
Vi la imagen y me recordó a Carrion, el villano de Marvel Comics.
ResponderEliminarNo sé, era una mujer vestida para ser mendigo en el medievo en un pueblo pequeño, cuna de la leyenda de San Jordi en Catalunya, ya sé que tiene muchas cunas :-). Es Montblanc, en Tarragona.
Eliminarun abrazo
Un baroHee
Los caracoles en la provincia de Cordoba y su capital son un lujo para los sentidos del paladar. Aquí en mi pueblo, si el virus nos permite, los delictamos en los bares. En Cordoba hay puestos que son especiales para este manjar.
ResponderEliminarUn beso amiga
Estimo mucho tus comentarios
Como no los como, de los temas gastronómicos entiendo poco, pero en LLeida se hacen sobre una plancha metálica, y parece que gustan mucho
EliminarUn abrazo y feliz domingo, con tranquilidad. Muchas gracias, amigo.