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El anciano boticario, quien nunca cursó farmacia en facultad alguna, le ofrecía un pequeño recipiente a una mujer que iba en silla de ruedas. Acabé por preguntar a la farmaceútica, la titulada y propietaria. Al fin me explicó cosas a medias de lo que sabía de ese auxiliar de farmacia que tenía contratado. Seguramente es cierto que pasó arduas jornadas entre libros y montañas de pergaminos , para hallar las fórmulas científicas que ayudasen a ser feliz. Su meta. También pudiera ser que buscase en diversas disciplinas y que, cansado de no hallar en la química de la tabla periódica lo que andaba buscando, se internase en la alquimia y el arte de hacer brebajes, diseñando al fin un bebedizo para ofrecer en copa chica compuesto por: deseos de no mentirse en tres noches de plenilunio, un ramito de albahaca rociada con besos de colibrí y un pellizco de risas desde el rincón de la infancia. Me dijo que lo descubrió pronto, pero que le dejaba hacer porque parecía funcionar en los clientes, y ninguno dijo haber enfermado tras usar esa pócima.
Seguía perfeccionando su receta, y siendo un solitario, lo pude imaginar en las noches entre alambiques y probetas. Cuentan en el pueblo que un día quiso configurar el curso y el caudal del riachuelo con un vaso de plástico azul. Primero recogía el agua, y la analizaba, y luego la regresaba al mismo río y al mismo sitio. Estuvo todo el día confirmando que el agua parecía químicamente igual pero no era la misma. Desde entonces, según explican los que le vieron llegar con el autobús de la capital, las tragedias de amor menguaron, y ahora, hasta el médico del ambulatorio le consulta alguna vez. Sobre todo si hay amores no correspondidos que tardan en curar.
Más relatos jueveros el blog
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El agua nunca es la misma, como nos pasa a las personas después de un cambio brusco en la vida, descubrir la panacea es cosa se sabios inexistentes pero siempre puede aparecer un boticario. Abrazos
ResponderEliminarEl agua nunca es la misma, ya lo creo. Ahí radica entender que somos seres del ahora, ni lo que seremos ni lo que fuimos.
EliminarTal vez parte de la felicidad esté en saberlo, para nosotros y para quienes nos rodean. Un abrazo
Que encantador texto nos has dejado y que verdad tan bien eran como un poco brujos , sus pócimas no dañaban, tal vez no curaran pero la mente de simplemente tomarlas hacia que los pacientes se aliviaran de sus dolencia ..Ese agua es como las personas, nunca somos los mismos las vicisitudes de la vida nos van moldeando ..Gracias amiga .precioso .
ResponderEliminarbuen jueves y abrazo ese que nunca falte .
Me alegro que te haya gustado, Campirela. Es un cuento, y como tal hay que leerlo, pero sería bonito tener una poción o pócima que ayudara a ser feliz. A sabiendas de que quien no quiere serlo, nunca lo será, porque no se puede enseñar.
EliminarUn abrazo
La magia de conseguir mediante alquimia la felicidad ajena.
ResponderEliminarUn beso.
Sería una delicia poder hacer felices a los demás con poquita cosas, y se puede, eso también :-)
EliminarUn beso, Alfred
El agua del río no es la misma, pero tu capacidad para fabular sigue inamovible.
ResponderEliminarEnhorabuena y besos.
Pues es un halago estupendo, y que agradezco. Imaginar es algo que se inicia en la infancia y que a veces dejamos que nos impidan acceder a esa capacidad. Por suerte o'desgracia, no es mi caso :-)
EliminarUn brazo y a por una tarde genial
Hola Albada.. Lo cierto es que la fe mueve montañas, y si encontramos alguien que sea capaz de transmitir, nuestra capacidad de sugestión es infinita..
ResponderEliminarAbrazos..
Flores de Bach, sin ir más lejos, pero a quién le funciona...pues le funciona. Creo que necesitamos fe en cosas a las que no sabemos encontrar explicación, como los antiguos ante los eclipses.
EliminarUn abrazo y a pasar una bonita tarde
Hola Guapa , eso es como buscar la formula de la eterna juventud , un relato muy bonito y tierno , me a gustado mucho , te deseo una feliz mañana besos de flor.
ResponderEliminarPd ; Te doy las gracias por tu explicación lo he arreglado lo mejor que he podido , que me a servido de mucho (De momento) ya que tengo la memoria como los peces , a la próxima vez ya se me abra olvidado , de todas formas gracias eres una buena amiga y desde el cariño te aprecio mucho,💋😊
Busca la felicidad, casi nada, así que morirá sin saber encontrara la pócima exacta, pero como bien dices, sería la fuente de juventud eterna, y eso es una ficción.
EliminarMe alegro que te sirviera un poco. Un abrazo grande
Interesante relato.
ResponderEliminarUn abrazo.
Muchas gracias. Un abrazo, Rafael.
EliminarBueno llega el verano y por razones de intendencia dejo el blog temporalmente.
ResponderEliminarNecesito desconectar un poco.
Grazias
S
Pues has de desconectar, ya lo creo. Lo blogs, por gratos que son, implican un cierto tiempo y dedicación, y se ha de desconectar de todo lo que nos centra la atención si queremos descansar de verdad.
EliminarDisfruta. Un abrazo y hasta la vuelta
la alquimia era muy curiosa. mezclabas baba de sapo, veneno de serpiente, azufre y no sé cuantas cosas más, y salía un filtro de amor (o de desamor). si analizas químicamente cada uno de los ingredientes, no encuentras nada que indique que de ahí saldrá una poción mágica... por eso es mágica, supongo.
ResponderEliminarabrazos!
La química no habrá encontrado nada en la baba de sapo, digamos, pero sí en muchas plantas, lo que sugiere que el chamán, por decirlo así, aplicaba conocimientos atávicos de herbolario, y seguramente añadía la magia de la puesta en escena: noche, velas, caldero, etc
EliminarUn abrazo y por la magia de la fe. Cuyo poder es inmenso, ¿eh?
Una bonita historia. Nunca sabremos hasta donde puede llegar el poder de la sugestión, pero si es para conseguir algo bueno...¡bienvenida sea!
ResponderEliminarUn abrazo
Si sirve y alivia, pues bienvenida sean pócimas y cataplasmas :-).
EliminarUn abrazo y vamos a por una tarde bonita y tranquila, a poder ser, mágica
Por eso lo de no es posible bañarse dos veces en el mismo río, de Heráclito, no?
ResponderEliminarSí, es de heráclito. Y esa una gran verdad. Lo sigue siendo.
EliminarUn beso
Qué curiosa aportación...la de poner en valor a aquellos que sin conocimientos formados lograban por su saber hacer..hacernos la vida un poco más fácil...me ha gustado mucho¡
ResponderEliminarUn besote
Es que la formación formal escolar no implica su aprovechamiento, y los autodidactas pueden saber muchísimas cosas.
EliminarMe alegro que te gustara. Un abrazote
¡Hola, Albada!
ResponderEliminarQué bonito relato. Me ha gustado cómo lo haz ido hilvanando y me atrapó de principio a fin. Me hizo recordar a un farmacéutico de mi ciudad. Su farmacia es una de las más antiguas que tenemos. Él ya tiene una avanzada edad, pero sigue atendiendo a todo el que requiere de sus servicios. Hace muchas pomadas con ingredientes que él sabe te harán bien. Su hijo lo acompaña siempre en la farmacia.
Es verdad que como el agua de tu relato, todo cambia. Dios permita cambiemos para mejor nosotros, los tercos humanos.
Cuídate mucho.
Un fuerte abrazo.🌷😘
Si siguen existiendo boticarios con enorme capacidad y sabiduría que prefieren las fórmulas personalizadas. Ese agua de Heráclito nos llegó a todos, parece.
EliminarUn abrazo y por un día precioso. Por favor, te cuidas tú también.
Bonito relato por lo que me nota.
ResponderEliminarYa no se hacen brebajes, ni fórmulas magistrales.
Buena tarea y noche.
Ya se hacen pocas pócimas, ni tisanas, con lo bien que van :-)
EliminarUn abrazo y a por un nuevo día, desde temprano, en mi caso :-)
Un viejo boticario encantador, tu personaje.
ResponderEliminarMe ha encantado, sobre todo por los resultados que obtenía.
Besotes
El anciano mantenía en su cabeza proporciones, y tal vez, deseos, porque eso de buscar la fórmula de la felicidad...lo veo poco posible.
EliminarUn abrazo grande, Miryam
Tal vez más que buscar la felicidad como una pócima haya que entender antes lo que es la felicidad.
ResponderEliminarUn beso dulce.
La defición está poro ser posible de manera extricta, pero sí sabemos cuando somos infelices, que igual nos sirve.
EliminarUn abrazo y feliz día, Dulce
¡Qué bueno ese final! ¡Me ha encantado! Un abrazo.
ResponderEliminarLos males de amores a veces cuestan más de lo esperado en superarse, es verdad :-)
EliminarUn abrazo y a por un gozoso viernes, ya mismo finde
La verdad es que ahora no tenemos la suerte de disfrutar de esa alquimia de pócimas tan interesante que había. Más tu relato es de sobresaliente, Albada. He fascinado !!!
ResponderEliminarUn abrazo y pasa a recoger tus premios o déjame tu mail. Como más gustes.
No disfrutamos ni de las tisanas que nos daban de chico, ahora lo arreglamos todo con pastillas de colores :-)
EliminarUn abrazo y sí, recogeré esos cuadros, por supuesto agradeciendo el detalle, y a María, por la iniciativa en las que nos embarcó :-) que quisimos claro :-)
No sé, pero este cuento tan bien pergeñado, mi hizo recordar la alquimia de Melquiades, en Cien años de soledad. Un abrazo. Carlos
ResponderEliminarPor los atanores. Ha faltado el vaso con la dentadura postiza criando hierba :-) y el olor inmundo de plomo y otros metales buscando la piedra filosofal, es verdad.
EliminarUn abrazo, y que no encontremos quarks que levitan tomando chocolate.
Es un relato lleno de amor el que nos dejan. Siempre tienes facilidad para hacer este tipo de brebajes literarios donde nuestro mundo interior se llena de magia hasta terminar y volver de nuevo a la realidad...
ResponderEliminarUn beso
Pues es un halago magnífico. Por mucho que me gusta la brevedad y concisión, cuando me da la rama onírica, me da :-).
EliminarUn abrazo grande, Buscador
Oh qué belleza, me has llevado al pasado,como viendo una antigua película,donde todo era tan artesanal, donde todo era alquímico...
ResponderEliminarExcelente la creación del ambiente que se respira en todo el relato.
Es precioso!
Gracias!
Muchas gracias. Tenía Que imaginarlo así, de noche y entre atanores, probetas y platillos de báscula. Con barba cana, claro:-)
EliminarUn abrazo, y vamos hacia el finde, con ganitas, con sonrisas.
Pero qué bonitos esos ingredientes… Y no menos tu relato, mi querida amiga. Deja un regusto especial y sonrisas en el alma…
ResponderEliminarUn placer!
Abrazos enormes, y muy feliz noche 💙
Pues es un halago, la verdad, quería dejar el aire oliendo a buenos brebajes, esperanzados.
EliminarUn abrazo y por un viernes divino, o humano, pero bonito
La eterna búsqueda de la felicidad. Tan antigua como la vida misma.
ResponderEliminarUn abrazo.
Es atávico seguro. “El secreto de la felicidad no se encuentra en la búsqueda de más, sino en el desarrollo de la capacidad para disfrutar de menos”. Sócrates. Y no se puede definir, si bien ns aproximamos. Yo creo que está bastante relacionada con la capacidad de disfrutar, como Sócrates, y con la de adaptarnos, como opino a mi modo.
EliminarUn abrazo y vamos a por un viernes bonito, con buenos aromas
Que bonita entrada! Ese boticario probablemente sabía más que muchos farmacéuticos con su titulación.
ResponderEliminarAbrazos para tu noche.
La edad por sí misma da mucha sabiduría, pero si el hombre habái estudiado, sin título, pues al menos daño no provocaba. Ni efectos secundarios, tan comunes en todas las medicaciones.
EliminarUn abrazo y por un estupendo, día, Ani
Qué lindo texto Albada, a veces la práctica hace al maestro...
ResponderEliminarBesos grandes al alma y que tengas un lindo viernes.
La experiencia acaba siendo la mejor universidad, también para otros oficios y situaciones, seguro
EliminarUn abrazo y muchas gracias, Paula
Yo quiero la receta de eso. Me pondría buena de golpe. 😉 Besos.
ResponderEliminarTe la mando por DHL, marchando :-)
EliminarUn abrazote y venga parriba, Laura
Qué bonito cuento!!!1 y una pena que no sea verdad porque de serlo iríamos en caravana a consultar a ese mágico personaje.
ResponderEliminarBesos
Y me ponía en la caravana, no por necesitar ser feliz, que de manera razonable ya lo soy, sino por conocerle, ya que le imaginé muy claramente :-)
EliminarUn abrazo. Tracy. Feliz día
Es una historia preciosa llena de magia. Besos.
ResponderEliminarUn poquito de magia tenía que tener...si no, pues que nos vendieran pastillas siempre :-)
EliminarGracias. Un abrazo y feliz finde
El agua, la he bebido a morro de manantiales en el pueblo de mi padre en los aledaños del Pirineo aragonés, ahora bebo la del grifo en un pueblo del Pirineo casi lindando con Francia, debo de estar casi inmunizado ya que cuando los turistas se acercan y beben agua del grifo la diarrea es casi segura, y el único tratamiento existente es agua embotellada y Fortasec.
ResponderEliminarAbrazos.
Mejor a tu pueblo no voy ¿eh?. Es que los aparatos digestivos se acomodan a las aguas del lugar. Los turistas acabarían por adaptarse, seguro, si tienen tiempo :-)
EliminarUn abrazo, y vamos pronto a por el finde
Es que la química y la magia están emparentadas! se debe curar el cuerpo, pero también el alma, que es más importante. Un abrazo
ResponderEliminarNo entiendo que se trate sólo al cuerpo. Es que no es verdad. Si el cuerpo está desacompasado, que chirría, por lo que sea, la mente no puede estar templada, centrada. Es imposible.
EliminarUn abrazo y por un finde genial para ti
Alguien dijo alguna vez, "soy hipertensa, diabética, tengo gastritis, etc." y siempre estaba medicada, llegó una vez un hombre a su vida y le dijo, "lo que necesitas es amor" y tenía razón
ResponderEliminarBonito relato, abrazo
Es que el cuerpo acaba reflejando no sólo el estilo de vida, que seguro, sino la desesperanza, el estrés, los miedos..
EliminarNo sé si con amor todo se cura, pero se alivia, eso seguro. Un abrazo y por un día maravilloso para ti
ALBADA DOS
ResponderEliminarA veces la capacidad, inteligencia, curiosidad, y demás, hacen un perfecto artesano en cuanto al logro de aquello que queramos de verdad conseguir, y el héroe de tu relato, reúne las condiciones para alzarse con el primer premio.
Un placer acompañarte, me sorprendes siempre con tus exposiciones.
Te dejo un cariño.
LÚCAS
La experiencia y la intención, ya lo creo. Lo mejor que se nos regala es el tiempo, sobre todo se ha gastado en hacernos algo especial. Esos artesanos, nos regalan su habilidad, así que hay que mantener la capacidad de crear que poseen.
EliminarUn abrazo y muchas gracias. Mis registros son muy variados, es verdad. Y lo veo una ventaja, hasta la fecha, vaya :-). Feliz día Lúcas
Que bonita historia, llena de magia y fe.... Saludos amiga.
ResponderEliminarMe alegro que le encontraras la magia que intenté plasmar.
EliminarUn abrazo y muchas gracias, Sandra.
Es bonito el relato y tierno.
ResponderEliminarEnhorabuena.
Besos.
Muchas gracias, Amapola. Un abrazo y feliz finde
EliminarPues muchas gracias. Escribo, hasta donde sé, simplemente disfrutando, y poco más.
ResponderEliminarUn abrazo y tarde bonita para ti
Un cuento maravilloso. ¡Qué especiales ingredientes! Un placebo pero con unos resultados magníficos: la felicidad, la seguridad...
ResponderEliminarÉl era feliz haciendo feliz. Los demás lo eran porque confiaban en su remedio y eso potenciaba que creyeran más en sí mismos y estuvieran abiertos a buenos efectos.
Me ha encantado.
Un beso muy grande, Albada.
Magnífico.
El efecto placebo funciona, y está cada vez más estudiado, así que él era feliz, hacía feliz...pues bendito brebaje.
EliminarUn abrazo y muchas gracias.
Qué bonito, parece un cuento, de los de antes. Perdona mi expresión, pero es que me ha encantado, Albada.
ResponderEliminarMil besitos con cariño ❤️
No, es un expresión muy bonita, me gusta. He escuchado cuentos toda mi infancia, luego los leía, claro :-)
EliminarMuchas gracias. Un abrazo y feliz noche
Hola compañera Albada, me he puesto al día con todos tus relatos jueveros, y tal vez este es el que más me ha cautivado, ah, y el del libre albedrío, ese tirachinas y tirar o no tirar al paso del tiempo. Este microrelato último me ha seducido con esos ingredientes tan particulares que mezclaba para hacer felices a los demás, qué bonito. Feliz finde!!!!!
ResponderEliminarLos jueves me son muy útiles, porque me proporcionan un motivo, un posible argumento, así que, a mi manera, los utilizo. Me alegra que te gusten.
EliminarMuchas gracias, los ingrediente tan intangibles, me parecieron lo principal de la receta para ser feliz. Un abrazo y a por un sábado genial para ti
Con razón aquí no funcionan los hechizos, falta la albahaca rociada de besos de colibrí... eso debe ser...
ResponderEliminarBesos me encantó
Jaja, seguramente es eso, :-)
EliminarUn abrazo grande, como tú.
Que hermosa historia mi amiga,
ResponderEliminardesde el inicio muy bella.
Besitos dulces
Siby
Pues muchas gracias. Intento ser muy concreta, pero a veces hay que usar cierto onirismo :-)
EliminarUn abrazo y feliz tarde
Parabéns pelo post. Excelente. Boa noite.
ResponderEliminarMuchas gracias. Feliz día
EliminarLo necesito...
ResponderEliminarPaz
Isaac
Como bien sabes, ese brebaje intangible está en nosotros :-).
EliminarUn abrazo y feliz domingo, Isaac
Bellísimas letras, transmites una sabiduría y encanto propias de los dulces cuentos. Espero leerte más. Un beso
ResponderEliminarMe alegro que te gustara. Es un cuento, sin más, con materiales intangibles, los que vale la pena guardar :-)
EliminarUn abrazo y muchas gracias
Seguro que no le faltan pacientes aquejados de mal de amores... que difícil cura tienen. Al menos el brebaje, les paliará un poquito (o eso espero).
ResponderEliminarBonito y original relato.
Bss.
Ojalá existiera el boticario autodidactas y los brebajes para los males de amores. Estaría genial.
EliminarMuchas gracias. Un abrazo y feliz noche, Mar
Ah! Qué delicioso cuento.
ResponderEliminarParece que su presencia y sus pócimas suavizaron el trato entre la gente. Tenía la fórmula perfecta del equilibrio y el bienestar.
Precioso.😍
Parece que su sabiduría, por anciano, era muy buena medicina, y se además hacía brebajes, pues miel sobre hojuelas.
EliminarUn abrazo y muchas gracias.