A quien no entiendo es a él. Tanto quejarse de que ella era una obsesiva de la limpieza. Tanto que suspiraba con vivir en una casa donde no tener que levantar las piernas para dejar paso al mocho. Tanto añorar su piso compartido, con cierto aspecto de ser humano y de estar habitado. Tanto criticar vivir en una casa impoluta, con aspecto y olor a quirófano, y ahora es él quien todo el santo día va limpiando sobre limpio, molestando las hijas para que levanten las piernas y poder pasar la fregona, cuando ellas van de visita, por verle, de tanto en tanto.
Muchas gracias por pasar por el blog y dejar tu comentario
ResponderEliminaresperando que estés bien
cuídate mucho
Besos
De nada. Cuídate
EliminarAlgunas obsesiones se notan en los demás, no en la propia persona.
ResponderEliminarSaludos.
Claro, uno mismo no se mira de manera objetiva.
EliminarUn abrazo
Y encima no pises sobre mojado que te la ganas.
ResponderEliminarUn beso.
jaja, que eso de la fregona es un peligro :-)
EliminarUn beso
las tareas de la casa se pueden hacer sin incordiar a los demás y sin darle bombo y platillo para colgarte la medalla... eso de que te hagan levantar las piernas para pasar el mocho cuando tú también estás haciendo cosas, me ha llegado, y me ha recordado a alguna persona cercana. ;)
ResponderEliminarabrazos!
Hay personas muy inoportunas, y estoy de acuerdo, eso de molestar para limpiar, en silencio por favor :-)
EliminarUn abrazo, Chema
Hola Albada.. Ya pasan esas cosas, quien mucho critica, al final acaba haciendo aquello de lo que se quejaba..
ResponderEliminarAbrazos.
A mí me pasa con cosas que hacía o decía mi madre :-)
EliminarUn abrazo, y a por este día
Creo que todas las personas tenemos algo de obsesivas,pero sólo lo reconocemos en las demás.
ResponderEliminarMe ha gustado ese micro relato.Es realista,actual y es una crítica graciosa.
Abrazos Albada.
Casi todos, pero sí, un puntito obsesivos, con algo concreto, todos los somos.
EliminarUn abrazo
Sigo viendo la sonrisa entre tus letras, Gracias.
ResponderEliminarUn abrazo.
A ti por la lectura, Rafael.
EliminarUn abrazo
Quizás cuando se quedó solo, pudo ver algo más que la molestia de levantar los pies ...
ResponderEliminarMe dio mucha tristeza este relato. No sé si me hace gracia como han comentado. Me da mucha sensación de soledad.
Un beso.
Claro, alegre no es, pero quise buscar el punto cómico, desde fuera.
EliminarUn abrazo
Se ve que la extrañaba :-)
ResponderEliminarBesos
Yo creo que sí, y al final, por mimetismo es como ella.
EliminarUn abrazo
Cuando alguien pierde a su compañero de vida, es como que hay facetas del otro que se reencarna en él o en ella. Un buen micro. Un besazo en la noche.
ResponderEliminarOcurre, lo he visto más de una vez. Y hasta que se parecen cuando llevan muchos años juntos.
EliminarUn abrazo
Precioso deja-vu, ocurre más de lo imaginado. Un abrazo escritora y de las buenas
ResponderEliminarSí que pasa, uno se mimetiza con quien, convive muy frecuentemente.
EliminarUn abrazo, Ester, y gracias
La gente cambia, pasando a realizar lo que criticaba.
ResponderEliminarSaludos.
Muy a menudo, eso seguro.
EliminarUn abrazo
¡Hola! Gracias por el post, me ha hecho recordar algunas cosas. Un saludo.
ResponderEliminarNos ha pasado a todos, eso el levantar, o hacer levantar, las piernas :-)
EliminarUn abrazo
Hay que tener buenos hábitos, sobre todo de limpieza, aunque sin exagerar por supuesto.
ResponderEliminarUn beso dulce y dulce semana.
Es imprescindible para la salud, pero hay quien se pasa, eso te lo garantizo :-)
EliminarUn abrazo, Dulce
Lo del ojo del vecino y el propio.
ResponderEliminarLo tuyo es fidelidad. Y nosotros que nos aprovechamos.
Un abrazo.
Eso, no vemos la viga en el nuestro :-). Ya casi es costumbre. Ni siquiera pasión, amigo :-)
EliminarUn abrazo
Asi pasa aveces, hay obsesiones que obsesionan. Saludos y abrazo amiga.
ResponderEliminarPues sí, hay hábitos que obsesionan. Y obsesiones que nos vuelven locos :-)
EliminarUn abrazo
Como dice el refrán: "Todo se pega menos lo hermoso".
ResponderEliminarBesos.
Y qué verdad es, amigo.
EliminarUn abrazo, y feliz tarde
Las costumbres se contagian, las buenas y las malas.
ResponderEliminarUn placer leerte
Beso
Son aspectos que se van copiando con la convivencia, es verdad.
EliminarUn abrazo, Charly
Cuanto más limpio todo mucho mejor.
ResponderEliminarEn eso no me importa exagerar.
Besos.
Es que la limpieza es más que necesaria, si bien hay quien se obsesiona. Un beso
EliminarQuizás le dejó esa obsesión en herencia...
ResponderEliminarY de esa manera ella sigue viviendo en él...
Besos
Bien pudiera ser, que sea una manera de seguir teniéndola cerca.
EliminarUn abrazo
A saudade dela vai matá-lo.
ResponderEliminarVocê verá...
Um beijo.
La limpieza es imprescindible para la vida, eso sí.
EliminarUn abrazo
Ja,ja ja, me has recordado a mi abuela que nos descalzaba par no pisar el parquet. Mi madre decía que no es más limpio quien más relimpia, sino quien menos ensucia.
ResponderEliminarTu relato genial, Albada.
Esa abuela quería tener el parque bien reluciente, imagino. Pero tu madre tenía razón, no me cabe duda.
EliminarUn abrazo y feliz tarde
Las obsesiones no son buenas. Y en esto de la limpieza me recuerda a alguien que se pasaba el día limpiando. Es realmente obsesivo.
ResponderEliminarMe encantó tu micro.
Besos enormes.
Puede ser muy adictivo, eso seguro. Es que todos los extremos son malos, María.
EliminarUn abrazo enorme
¿Qué querrá demostrar el aludido con tal actitud?
ResponderEliminarMimetismo, creo, sin más.
EliminarUn abrazo
Yo creo que es que busca ocupar el tiempo, y no vio más alternativa, que volverse maniático de la limpieza. UN abrazo. Carlos
ResponderEliminarHay a quien le da por los sellos, y es que llenar el tiempo es importante.
EliminarUn abrazo
Oi Alba, temos que ter cuidado sempre com algumas obsessões.
ResponderEliminarlas hay muy perjudiciales, es verdad.
EliminarUn abrazo
De tanto oír la misma canción, se ha quedado con las mismas manías que antes rechazaba, me da a mi que eso es más frecuente de lo que creemos.
ResponderEliminarAlbada, buen relato, un abrazo.
Seguramente es muy frecuente . Estar con alguien es adquirir, en parte, sus manías y costumbres.
EliminarUn abrazo, y feliz día
Curiosa obsesión.
ResponderEliminarBesos.
Las hay de todo tipo :-). Un abrazo
EliminarSer maniática/co de la limpieza es un mal asunto Albada.
ResponderEliminarAbrazos.
Lo pasan fatal. Me gusta la limpieza pero sin excesos ;-)
EliminarUn abrazo
Creo que en el fondo es una forma de recuerdo... Es verdad, al final, todo se pega pero si no limpias se te come la porquería... pero, claro, hay momentos y momentos, unos más oportunos que otros.
ResponderEliminarUn beso, Albada.
Seguramente es eso, mantenerla a su lado, con él, de alguna forma. Y claro, hay que limpiar, sólo faltaba. Mi madre decía eso.
EliminarUn abrazo, y feliz día
Hola yo soy muy maniática de que todo este en su sitio y la limpieza pero si compartes casa no puede estar todo perfecto. Saludos
ResponderEliminarClaro, hay que respetar que los demás tengan su espacio, limpio sí, pero respetando maneras y tiempos:-)
EliminarUn abrazo
Una cosa es tener la casa limpia. Otra tener una manía de la limpieza. Un trastorno obsesivo compulsivo que si no se trata va a más. Y... lamentablemente no se suele tratar.
ResponderEliminarTerrible lo del personaje de tu cuento
Esas cosas pasan...
Un beso
El TOC de limpia es bastante frecuente. Hay un programa ingles de la tele qeu trata sobre ellos. Es difícil de tratar, de hecho.
EliminarUn abrazo, y por un bonito día
Todos podemos ser un poco obsesivos siempre que no exageramos y ya forme parte como rutina. Entonces la cuestión ya es problemática al igual que el síndrome de Diógenes con la basura.
ResponderEliminarAbrazos y buenas noches, Albada.
Pues se parecen son trastornos de comportamiento. Unos por exceso de limpieza o miedo a los gérmenes, y el otro por obsesión por acaparara. Todos los extremos son malos, amigo.
EliminarUn abrazo
Al final acabamos pareciéndonos a quien no queríamos ...
ResponderEliminarese de tanto en tanto suena triste.
Besos.
Es cierto que no queríamos, pero pasa :-)
EliminarUn abrazo