Sebastien se había criado en la finca familiar, con un padre maltratador, una madre ausente, no porque no la viera, sino
porque contaba lo mismo que una silla en un rincón, y unos cuervos que
vigilaban los campos desde que tenía memoria. Llegó la época de la siembra,
como cada ciclo de renacimiento. El nuevo aparato, llamado radio,
desde hacía poco adornaba el único mueble del comedor de su casa. A través de la cajita mágica había escuchado
poemas, y canciones, y noticias. A través de la cajita, su madre sonreía de
tanto en tanto, y alguna vez, pocas, canturreaba y todo, algo nunca visto por
Sebastien. Era un mundo enorme y desconocido lo que se abría ante él.
Por su experiencia, las crías de cerdos o patos se formaban tras uniones de animales, pero los retoños de trigo, o centeno, o cebada, se formaban por plantar su semilla en la tierra, esa tarea de la que dependían para su subsistencia. Tuvo una feroz lucha interna para decidir si sembraba trigo, con lo que su padre había cargado el saco que tenía que aventar, o si sembraba melodías. Acabó siendo muy justo, la mitad del campo lo sembró con cereales, y la otra mitad con notas musicales.
Llegó el tiempo de ver crecer lo que luego sería su pan. La mitad de las tierras estaban floreciendo, las espigas iban tomando forma y volumen, pero la otra mitad estaba yerma. El padre le acusaba de haber escamoteado el grano para regalárselo a un labriego cercano que tenía muchas bocas que alimentar. El joven le dijo que esperase, que ya saldría lo plantado, y podrían cosechar mejores frutos, pero pasaban las semanas y ahí seguía el campo sin nada que cosechar. Llegó la estación de la recogida del fruto del esfuerzo de todos los campesinos, y una zona del campo empezó a agrietarse, dejando escapar sonidos armoniosos, como oleajes marinos, notas musicales que se combinaban en el aire formando sinfonías arrebatadoras, trinos de pájaros que nadie conocía, y cuando la luna llena dejó iluminado el campo completo, Sebastien vio cómo llegaban vecinos con carretillas de grano recién segado.
Se sentaban y ofrecían
sus cereales a cambio de escuchar la música de un campo especial, por escuchar
en directo, sin cajitas mágicas, el canto de la Tierra.
Boa tarde Alba. Espero um dia ver ao vivo uma pintura desse artista maravilhoso. Parabéns pelo seu trabalho excelente.
ResponderEliminarVan Gogh siempre llega, no nos deja indiferentes jamás.
EliminarUn abrazo, Luiz
Hola Albada. Sebastien encontró en la caja de música un sentido a la vida. El canto de la Tierra, me ha recordado esa maravillosa canción de Andrea Bocelli. El cuadro magnífico..
ResponderEliminarUn abrazo.
Un bello canco en su voz, sí señor. Imaginé a un joven descubriendo el mundo, como un telón de teatro, que dejaba ver las posibilidades más allá de su terruño.
EliminarUn abrazo, y por este martes
Ohh es casi una fábula, el amor a la tierra,a su música interna, hacia la sencillez, y la pura esencia.
ResponderEliminarPreciosísimo y valioso relato!
Abrazo grande!
Quedó muy de fábula , es verdad, que no era mi intención. Me alegra que te gustara.
EliminarUn abrazo grande, Luna.
Hola Alba!! me gustó mucho la historia, ese campo sembrado de música, la música de la tierra, el latido de la naturaleza vibrante. Genial, de verdad. Gracias. Un beso grande, y gracias, gracias por estar siempre.
ResponderEliminarLo que me hizo imaginar a los vecinos llevando trigo, fue que los sonidos de la tierra despertaban a los seres humanos. Y pagaban por la belleza de la música.
EliminarMe alegra que hayas visto el texto así. Un abrazo
Una pintura y una historia muy bonita
ResponderEliminarbsss
Gracias. A por un bonito día
EliminarLa radio la mejor compañía, para pequeños y grandes.
ResponderEliminarYo soy una enamorada de la radio...En mi casa cuando estoy sola, haga la tarea que haga, como música de fondo siempre la radio encendida....
Albada un relato muy entrañable, precioso y que nos retrae a otras épocas en las que el tiempo se medía de otra manera.
Un abrazo y feliz semana.
Era el sonido de fondo de los quehaceres caseros. Las mujeres, generalizando, amén de canciones, pronto escuchaban radionovelas, por ejemplo. Un mundo inmenso el de la radio. A mí me encanta
EliminarUn abrazo
La magia de la música, la moraleja de la paciencia, la fabula de la naturaleza viva y sonora. Siempre escribes mejor que bien, pero hay veces que el tema además nos ilusiona. Abrazos
ResponderEliminarEres muy amable, aquí salió un tanto con moralina, pero era más o menos la idea que quería plasmar.
EliminarUn abrazo, Ester, y gracias
Hoy tu imaginación estuvo en el puesto más álgido,tu fantasía ha estado a la altura y este micro es fabuloso. No solo de pan vive el hombre sino de alegrar su alma con el sentir de la música.
ResponderEliminarUn abrazote y feliz resto de lunes.
Es que además del pan, de trigo, necesita el arte, aquí la música, para vivir. Gracias por tu lectura tan espléndida.
EliminarUn abrazo. Y a por un martes estupendo
La esencia de la música y la armonía del relato hacen de este relato un fantasía de mucho escalado, Albada. Brillante en cada uno de los sentidos !!!
ResponderEliminarAbrazos gigantes y buenas noches.
Tampoco es meritorio ya que la imagen parecía ente esperanzada, y tristez. La vida del campo era muy dura.
EliminarUn abrazo enorme.
Me ha encantado, sencillamente me ha encantado.
ResponderEliminarUn beso grande.
Muchas gracias, Carmela. Un abrazo grandote
EliminarAlguien que fue tan visionario para cosechar música. Y además, obtener prosperidad.
ResponderEliminarBien contado.
Sí, es muy fantasioso e irreal :-)
EliminarUn abrazo
Hermoso mensaje... sembrar melodías... muy poético y esperanzador!
ResponderEliminarUn abrazo
Era una idea, por supuesto entre cándida y onírica
EliminarUn abrazo, y feliz día
Dan ganas de estar en ese campo de trigo así como lo cuentas. La música está donde sepamos apreciarla.
ResponderEliminarUn beso dulce y dulce semana.
Ver gente sentada escuchando, y unirse en corro, es como que muy tentador. Y sí, la música es saber escucharla, no me cabe duda.
EliminarUn abrazo, Dulce
Una historia muy bonita.
ResponderEliminarBesos♥
Gracias :-). Un abrazo
EliminarQue hermoso relato amiga, lleno de música, vida, amor... Me encanto imaginarlo, es mágico y lindo. Saludos a la distancia Albada-
ResponderEliminarMuchas gracias. Disfruté imaginando, eso te lo aseguro :-)
EliminarUn abrazo
Hermosa semblanza de lo que puede ser un mundo mejor, compartir música con los demás siempre es una buena manera de empatizar.
ResponderEliminarUn beso.
Sería fantástico hermanar con música, creo que es un lenguaje universal.
EliminarUn beso
Hum, qué bucólico lo pintas. Si te leyeran viejas campesinos, que ya no quedan, dirían que qué jodido estar en el campo de sol a sol. Y es que en la vida real no siempre triunfaban las fábulas. Pero en el texto sí que hay un buen tema: la complicidad tarea y canto, o música, si se quiere. Y lo imaginado por ti tan hermosamente no choca del todo con lo que fue la vida real. Los campesinos, como en todos los oficios, recuerda los albañiles, necesitaban cantar, lo cual hace pensar en lo necesario que siempre fue suavizar las tareas, compensarlas. Recuerdo un poema de León Felipe dirigido a aquel oscuro dictador:
ResponderEliminar"Franco... tuya es la hacienda...
la casa, el caballo y la pistola...
Mía es la voz antigua de la tierra.
Tú te quedas con todo
y me dejas desnudo y errante por el mundo...
mas yo te dejo mudo... ¡mudo!...
¿Y cómo vas a recoger el trigo
y a alimentar el fuego
si yo me llevo la canción?"
Voy a leerme otra vez tu fabulación.
Pues no recordaba el poema, y es precioso. Recuerdo mujeres cantando mientas lavaban, por ejemplo. Era un tiempo que ahora vemos ido. Pero hasta las marchas militares van con ritmo musical :-)
EliminarUn abrazo, y felzi día
Un precioso relato del género fantántico. Paradójicamente, se dice que quien siembra vientos recoge tempestades. Sebastien hizo mejor sembrando melodías, así se lo agradecieron sus vecinos cuando la música por fin fluyó de la tierra.
ResponderEliminarUn abrazo.
Creo que este texto rompe con muchos prejuicios y dogmas, pero la imaginación es así, libre, por completo :-)
EliminarUn abrazo, y por una tarde estupenda
Un precioso relato con inmejorable acompañamiento el de ese maravilloso cuadro del gran Van Gogh. Ilusión y ganas no faltaron a Sebastien, intentó por un momento ir más allá y quería saber cómo era ese nuevo mundo de música.
ResponderEliminarEl labriego sabe y conoce de sobra el bello canto de la tierra al igual que el de la tristeza.
Un abrazo Albada y buen resto de semana.
El labriego es muy duro, porque la Tierra es dura, y sabe mucho de tristezas, de resignación, y de rabia contenida, por eso la músicas sería tan dulce para esos vecinos.
EliminarUn abrazo
Qué precioso relato! Es un bello canto a la vida, a la música que a todos inspira, a la tierra que tanto nos da...
ResponderEliminarFeliz martes, un abrazo
Muchas gracias, Milena. Un abrazo y gracias
EliminarTambién es bien venida una buena cosecha de música, que el espiritu tambien tiene sus necesidades.
ResponderEliminarMagnifica fabula.
Besos.
Alimentar el alma se tiene poco contemplado, pero lo necesita también
EliminarUn abrazo y muchas gracias, Juan L.
Una cosecha de magia, un poco en la línea de Fackel, al padre si que le costaría ver los resultados. Esperemos que los oyentes sean generosos.
ResponderEliminarGracias por este regalo en forma de cuento.
Un abrazo.
Esa cosecha misteriosa y fantástica rompe todo lo conocido, pero seguro que el padre no valoraría nunca esa cosecha musical.
EliminarUn abrazo, y gracias a ti
Bonito relato, todo en la vida tiene sus frutos.
ResponderEliminarUn placer leerte
Beso
Casi todo, aquí llevado a un plano onírico, claro
EliminarUn abrazo
Es un relato muy tierno.
ResponderEliminarBesos.
Muy agradecida, Amapola.
EliminarUn abrazo
Puro realismo mágico.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho.
Muchas gracias, Toro. Un beso
EliminarA partir de una imagen de Van Gogh, surge una bonita historia que tiene su parte de moraleja. No todo lo material, útil es lo que llena sinó aquello que es inmaterial y que nutre el espírito.
ResponderEliminarMuy buena historia.
Abrazo
Hay cosas inmateriales que nutren más que el pan, como eso vecinos pudieron afirmar. Hay que cultivar el gusto, la belleza, las artes-...
EliminarUn abrazo
Se puede cosechar música y recoger lindos haces de notas para sembrar el corazón de buenos sentimientos.
ResponderEliminarHermoso Albada.
Qué comentario tan bonito, Airblue. Claro que se puede, y se debe
EliminarUn abrazo grande
Qué bonito! Has imaginado una fábula preciosa. No sólo de pan vive el hombre. El chico apostó por hacer realidad... quizá otro sueño. Consiguió sembrar música... su música. Y los frutos llegaron. La tierra le devolvió el esfuerzo realizado, y la gente disfrutaba yendo a escuchar sus notas.
ResponderEliminar👏🏼👏🏼👏🏼👏🏼
Es que alimentarse de pan, y sólo pan, es muy pobre. Las cosas que hemos de cultivar de verdad son el arte, la bondad o la belleza :-)
EliminarUn abrazo, Galilea
Precioso relato en el que conviven realismo y magia. Ha sido un placer disfrutar de esta lectura. Gracias por compartirlo.
ResponderEliminarMuchas gracias, disfruté escribiendo, dejando volar la imaginación.
EliminarUn abrazo, Franziska
es un relato que muestra las necesidades del cuerpo y las del alma, por decirlo así. los cereales se necesitan para el sustento, y la música para cultivar el espíritu. una vida en el que trabajáramos sólo para la subsistencia, sería muy árida.
ResponderEliminarabrazos!
Claro, es que sin cierto arte, belleza o sentimientos, lo del trigo queda cono que soso, la verdad.
EliminarUn abrazo, Chema
Mi querida Albada, tu llevas la magia
ResponderEliminaren tus historias, ademas que son lindas,
e interesantes, gracias mi amiga.
Besitos dulces
Siby
Ay, qué piropo tan bonito, Siby. Muchas gracias
EliminarUn abrazo grande
Pero qué relato más bonitoooo!! Me ha gustado tanto más la sensibilidad que escondes tras un cuento mágico, de bondad y alegría humana. Lo que necesitamos es esa paz y armonía, y la música de la naturaleza nos lo da. Gracias.
ResponderEliminarBesote grande.
Necesitamos tener pan, porque sin él no se sobrevive, pero ojo, sin alimentar el alma, seriamos animales, creo
EliminarMuchas gracias. Un abrazo, Mateo
Gracias. ya te sigo, y leo :-). Un abrazo
ResponderEliminarQue hermosa fábula con un final feliz, esa unión entre el campo sembrado de trigo y la otra parte sembrado con música cada una de esas partes son necesarias en nuestra vida.
ResponderEliminarTe felicito por la originalidad del texto.
Un abrazo Albada.
Puri
Creí haberte respondido. Sí , la verdad da se nutre en tantos ámbitos, que no sólo de pan vive el hombre.
EliminarUn abrazo.
Albada Dos: Tú si que te has pasado cinco pueblos con la Poesía que emana de tus Cuentos!! Maravilloso! La tierra que se abre para cantar !! Abrazo telúrico !!
ResponderEliminarMuchas gracias, si imaginamos en plan ilimitado, por qué no. De hecho la Toerra emite sonidos constantemente, los escuchemos o no :-)
EliminarUn abrazo, y feliz día
Me ha encantado. Siempre ofreces relatos preciosos y este me ha llevado a la niñez donde lo surrealista se mezcla con la realidad...
ResponderEliminarUn beso doble
Lo onírico y lo real son caras de una misma conciencia. En la infancia está muy mezclado de hecho, así que me alegro
EliminarUn abrazo, amigo
¡Hola, Albada!
ResponderEliminarMuchas gracias por compartir tan linda obra de arte del genial Van God. Además felicitarte por tan bonito relato, que evoca en mi mente hermosos y vividos momentos junto a mi padre, madre y hermanos en los días de visita al campo.
Un fuerte abrazo. Tu pluma es siempre talentosa. 👏👏👏🌷😘
Pues me alegra que te llevara a recordar momentos bonitos con tus padres.
EliminarMuchas gracias, Nuria. Un abrazo
Corrección:
ResponderEliminar* Van Gogh
Claro, se entendía :-)
EliminarHola estimada Mary. Hermoso homenaje a la radio, esa que entró a nuestras casas sin necesidad de pedir permiso alguno porque su voz, o las voces cantoras y graves escuchadas ya eran parte de la familia. Pero por supuesto que esa cosecha fue sinigual. Un saludo cariñoso siempre y que sigan germinando esas historias.
ResponderEliminarEs eso, un homenaje a la radio, compañera fiel.
EliminarUn abrazo grande, amigo
eres feucha y escribes como los viejod
ResponderEliminarSeguramente para un pipiolo Adonis sí
EliminarQué bueno...jajaja es in cuento precioso que yo diría sembrado por una hormiga para gloria de una cigarra Me ha gustado mucho.Un abrazo
ResponderEliminarMuchas gracias. Me alegro que te gustara.
EliminarUn abrazo
Precioso relato. He recordado dias muy lejanos cuando mi padre ponia todo su afan en la cosecha que luego una granizada destrozaba.
ResponderEliminarUn abrazo con todo cariño.
Eran tiempos duros para los campesinos. Ojalá siempre el campo diera pan, o arte.
EliminarUn abrazo grande, Josefa
Muchas gracias. Un abrazo
ResponderEliminar¡Que bonito Albada!.
ResponderEliminarAbrazos.
Muchas gracias. Un abrazo, Conchi
ResponderEliminarGracias guapa por tu visita
ResponderEliminarTe lo agradezco mucho
Besos
No hay por qué. Igual no te gusta lo que yo escribo, pero yo te leo igual :-)
EliminarUn abrazo
Ante todo te diré que Van Gogh se encuentra entre mis pintores favoritos, sus cuadros son impresionantes, y tu relato ésta lleno de sensibilidad exquisita. Encantada de leerte de nuevo, feliz semana y un gran abrazo!
ResponderEliminarMe alegra que te gustara. A mi Van Gogh me gustan tanto que fui a Ámsterdam sólo por ir a su museo.
EliminarUn abarcó
Me alegra te gustara, ya vi que tuviste una semana intensa
ResponderEliminarUn abrazo
Genial!! ojalá y sea así.Las pinturas de Van Gogh, para mí son mágicas.Un abrazo Albada. Hasta septiembre re, finales.
ResponderEliminar.🤗🥺💙🌹
Son mágicas por completo. Me alegra que te gustara el post.
EliminarHasta septiembre pues. Un abrazo
Gracias. Un abrazo
ResponderEliminarLa cosecha alimenta el estómago y la música el alma. Bonito y poético microrelato. Un abrazo.
ResponderEliminarEs así, no sólo de pan vive el hombre. Sí bien sin él nada se puede disfrutar.
EliminarUn abrazo
A partir del cuadro de Van Gogh te ha salido una historia muy interesante.
ResponderEliminarFelicidades por la iniciativa
Un beso
Me divertí escriendo. Qué al final es lo que importa.
EliminarUn abrazo, Ana
Es una idea buenísima, poética, preciosa, que has desarrollado a la perfección para que no podamos despegar los ojos hasta llegar al prodigio...
ResponderEliminarFelicidades por esta preciosidad! Salgo inspirada...
Un abrazo :)
Agradezco tu lectura. Es un ejercicio de pura imaginación.;-)
EliminarUn abrazo
Un relato envuelto en magia, siempre tan inspiradora, Albada.
ResponderEliminarMe encanta Van Gogh.
Besos.
Muchas gracias. En esta noche mágica, quememos lo viejo, los lastres, y vamos a conseguir nuevas metas.
EliminarUn abrazo inmenso.
Un muy bello cuento, muy musical, por supuesto
ResponderEliminarPaz
Isaac
Musical como el mismo planeta, lo que pasa es que hay que saber escuchar, cómo bien sabes.
EliminarUn abrazo, y gracias, Isaac
Cuánto puede el sueño y la magia, Qué bien la sabes bordar en el cuento. Un abrazo. Carlos
ResponderEliminarPuede, los sueños de el joven, y la magia de los anhelos, hacen milagros.
EliminarUn abrazo, y gracias, Carlos
Ya dicen que el que siembra, recoge.
ResponderEliminarY si es con música, mejor que mejor 😊
Besos.
Pues sí, se acaba recogiendo lo que uno sembró. Casi siempre.
EliminarUn abrazo, Laura
Hermoso relato, un canto a la tierra a su esencia. Magico y bello!!. Besos
ResponderEliminarMuchas gracias, el pan nutre, pero las artes alimentan al ser humano.
EliminarUn abrazo
Grcias por tu paso por el blog
ResponderEliminary dejar tu huella
cuidate mucho
Besos
Sin problema. Un abrazo
Eliminar