Esta semana, la cuatro, Sindel propone la palabra Moneda, esta es mi aportación
Soy esa moneda que valía bastante
y que el chaval perdió. Me lo veía venir. Me sacaron de un monedero de mujer y
me depositaron en las manos pequeñas de Jaime, de ocho años. Claro, era
tentador eso de jugar conmigo hasta la tienda. Y pasó lo que era de esperar. Me
caí al suelo, clinc, clanc, clon, y me colé por la reja de la alcantarilla. Seguramente
al chaval le echaron una bronca de escándalo, y quién sabe, igual tardaron en dejarle
otra moneda de tal importe. Cien pesetas eran muchas pesetas hasta que llegó lo
que llamaron euro, y resultó que yo era una mierdecilla. A lo que iba. Me asusté, y llegué a un fondo de limo maloliente, no como el monedero de mi propietaria, oscuro también, pero con buen olor.
Ayer, tras más de veinte años, y
con ocasión de un cambio para telefonía de no sé qué, están cambiando las canalizaciones
de aguas residuales de mi barrio, y algo pasó.
Con un aspirador potente me he
ido junto con restos de todo tipo a un depósito que un joven rubio ha vaciado. Se
ha puesto contento al encontrarme, porque a pesar de tanto tiempo y avatares,
con ratas incluidas, sigo medio brillante.
Albert me ha limpiado y mirado con detenimiento.
Incluso ha buscado una lupa. Qué honor, qué orgullo he sentido, por Dios. Me he
dicho “este joven me guarda en una cajita con terciopelo, ya verás”, pero no,
ha salido mejor incluso. Mi sueño hecho realidad. Me acuñaron en 1996 y ahora
luzco en el escaparate de una tienda de numismática. Mi sorpresa ha sido que un tal Jaime me ha comprado.
“Quién sabe, ¿no serás el niño que me perdió?”, le pregunó cada tarde, cuando me mira en su casa.
Oh!!!
ResponderEliminarNos quedaremos sin respuesta???
Un beso.
Bueno, mejor imaginarla. Yo no creo que sea la misma, pero eso...cada uno :-)
EliminarUn beso
Un uso de la prosopopeya brillante, nos has hecho soñar. En voz baja digo que si, que todo vuelve y la moneda ha vuelto a su dueño. Un abrazo y felicidades por este texto
ResponderEliminarTodo vuelve...o se va porque cumplió su ciclo en manos de esa persona.
EliminarGracias, Ester. Un abrazo
El monedero de la señora era de cuero y por eso olía bien: a coche nuevo.
ResponderEliminarEsas monedas llevaban algo de plata, creo recordar. Se cotizan bien, para no ser demasiado antiguas.
Un abrazo.
Algo llevarían, pero vaya, que no son muy valoradas, pero aquí me parecía que era una moneda emblemática.
EliminarUn abrazo, y feliz día, Macondo
Qué bonita me ha parecido esta historia. He leído algunas parecidas como la del pez aquel... pero de monedas, es la primera, porblovque me parece original y tierna y con moraleja.
ResponderEliminarNo conocemos lo que el destino nos depara. Quizá por eso hay que seguir rodando.
Un abrazo
Nunca sabremos lo que noso depara el destino, ni como moneda, ni como personas, pero es la gracia de vivir, rodar y rodar ¿no? :-)
EliminarUn abrazo
Excelente, que bien has construido la historia de esa moneda que paso veinte años bajo la mal oliente alcantarilla y fue a parar a una caja de terciopelo. Y quién sabe si Jaime será el pequeño travieso que la perdió. Muy bueno. Besotes.
ResponderEliminarEra una opción, porque moneda, como palabra casi siempre me sugiere cosas negativas. Así le daba voz a una moneda afortunada.
EliminarUn abrazo, y por un bonito día, Campirela
Siempre es agradable cuando una moneda regresa a su verdadero dueño. Disfruté mucho leyendo esta contribución tuya. dejo mi alabanza
ResponderEliminar.
Saludos poéticos.
.
Pensamientos poéticos y ensoñaciones
.
No es muy glamurosa, pero es una historieta. Posible de hecho, ¿por qué no?
EliminarUn abrazo, y gracias, Ricardo
Es posible que fuera el que perdió la moneda, ¡quién sabe!
ResponderEliminarUn abrazo.
Ahí queda la duda, porque con tanto tiempo por medio...ese niño vaya uno a saber dónde andará.
EliminarUn abrazo
¡Ay si supiéramos todos los viajes que hacen las monedas!, cuantas cosas nos contarían de la vida.
ResponderEliminarMe entusiasmó tu relato.
Uf, hasta llegar a las manos de Jaime puedes imaginar miles de pequeñas historias, porque las monedas van de mano en mano, llegan a huchas, se pierden en bolsillos, se cambian por chupa-chups etc etc :-)
EliminarUn abrazo, y por un bonito día
Genial! Me encantado cómo le has dado voz a la moneda como buena protagonista del cuento... Y efectivamente, las monedas -todas, también las de euro- dentro de nada serán antigüedad...
ResponderEliminarBravo, un abrazo
Lo merecía, pobres monedas. Nadie parece quererlas ya. Pero ojo, las de dos euros son trecientas pesetas :-)
EliminarUn abrazo
Bonita historia Albada... y que pasará, nos lo contarás algún día?
ResponderEliminarBesos y feliz día.
No le veo futuo a esta histoia, porque sea o no la del niño, ya no puede tener vida de rodar de mano en mano.
EliminarUn abrazo, y gracias
Hola, Albada. Darle voz a la moneda ha sido un acierto y lo has hecho de forma tan brillante y tan humana que te veía yo la cara de tu avatar en la misma moneda. Me ha gustado mucho leerte. Creo que compartimos sensibilidades y algo más en común.
ResponderEliminarEnhorabuena y abrazos para ti.
jaja, con el Rey emérito o el actual ya tengo bastante :-) No lo sé Mateo, mi sensibilidad, como ves, es muy ácrata, y me llama una moneda, o lo que sea. :-)
EliminarUn abrazo, y muchas gracias
Cosas del destino nos empeñamos en separaros por caminos contrarios sin darnos cuenta de que el mundo es redondo.
ResponderEliminarOriginal historia
Un placer leerte siempre
Beso
Es redondo, y seguramente cíclico, así que tras una mala racha viene una buena, espero y deseo, claro.
EliminarUn abrazo, y feliz tarde
Pero, qué bueno, Albada!!! Me ha gustado mucho que le dieras la visión de la propia moneda y sobre todo, ese final, entre tierno y... emotivo. Te felicito.
ResponderEliminarMil besitos para ti ♥
Era posible, ponerse en voz de objeto inanimado me gusta mucho, la verdad. Gracias.
EliminarUn abrazo, y por una tarde amable
Una tierna historia y muy entretenida.
ResponderEliminarA veces los humanos también dan tumbos como las monedas.
Besos.
Uf, damos tumbos y vueltas de campana, Toro.
EliminarUn beso
Qué relato tierno, me encariñe con la moneda y su vida. Siempre hay segundas oportunidades y ella la ha tenido!
ResponderEliminarGracias por sumarte, un abrazo
Soy una apasionada de segundas oporunidades, es que creo que la vida debería llevar siempre esa posibilidad.
EliminarUn abrazo, y gracias a ti por la propuesta. Vamos a por una tarde bonita, aquí soleada
La de vueltas que da una moneda, gran relato. Abrazos.
ResponderEliminarUna barbaridad, de hecho ahora con el Covid las uso poquísimo, y a veces me dan pena :-)
EliminarUn abrazo
Boa tarde Alba. Infelizmente algumas pessoas são como moedas e são desvalorizadas ou deixadas de lado.
ResponderEliminarEso es triste, que dejen arrumbadas a las personas, como moneditas de poco valor.
EliminarPor una tarde bonita para ti. Un abrazo, Luiz
Sí que eres creativa, has hecho toda una historia de una simple moneda. Que con los años ya no es tan simple, muchas cosas cobran valor con los años y yo pienso en todo lo que cuando niño hicimos pedazos sin pensar que siendo adultos cobrarían otro valor.
ResponderEliminarUn beso dulce.
La de cosas que tiramos por obsoletas, y pienso en los discos de vinilo, por ejemplo. Pero así es la vida, hacer rodar, sendas y monedas, y un día mirar atrás con orgullo.
EliminarUn abrazo, y por un bonito día, Dulce
Qué bonito relato lleno de esperanza.
ResponderEliminarBesos.
Siempre puede haber otra oportunidad, seguro.
EliminarUn abrazo, y gracias
Pues chica, te has vuelto a lucir.
ResponderEliminarUna tarde buena para ti.
Gracias, pero no era dificil :-). Un abrazo, y feliz día
EliminarPero qué relato tan bonito.... precioso. Yo digo que sí, que Jaime la recogió de nuevo (me gusta ese sueño)
ResponderEliminarBss
Podría ser, porque cosas más raras se han visto. Un abrazo, y por un bonito jueves
EliminarMe encanta que la moneda tenga vida! Uno a veces imagina como actuarían los objetos inanimados, y realmente le has dado vida y color! Precioso!
ResponderEliminarUn beso enorme-.
Me resulta muy fácil ponerme en el lugar de animales, o esas cositas que nos rodean.
EliminarMuchas gracias, Luna. Un abrazo enorme
Gran relato amiga, encantador y tierno, las vueltas que darán las monedas. Probablemente fuera el mismo chaval, la duda es la duda.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho Albada. ¡Felicidades!
Un gran abrazo.
Gracias, es que no sabemos las vueltas que da la vida, la de vueltas de una moneda son incontables :-)
EliminarPor un jueves perfecto para ti. Un abrazo.
Un delicioso relato en verdad, con todas tus hermosas letras
ResponderEliminarPaz
Isaac
Gracias, Isaac. Todo podría tener un mínmo de alma, aunque sé que no es así.
EliminarUn abrazo, y feliz día
Vaya con la vueltas de la vida! Como una moneda, rueda uno sin saber cuándo parar. Buen relato! Un abrazo
ResponderEliminarLa vida a veces parece una montaña rusa, pero un día u otro, te paras, te para.
EliminarUn abrazo, y a por un bonito día
Eres genial Albada, que bonita historia has creado, me gusto amiga, saludos.
ResponderEliminarBueno, gracias, pero es muy sencillo ponerse en el lugar de algo, y de alguien aún más.
EliminarUn abrazo, Sandra
Hay personas que son como esa moneda, que se pierden y caen en el olvido para, muchos años después, salir a la luz con aires renovados. Seguro que esa moneda estará mucho mejor ahora que cuando pasaba de mano en mano.
ResponderEliminarUn abrazo.
Ahora está como una reina. Y sí, hay quien renace del todo tras estar en el olvido.
EliminarUn abrazo
La vida de una moneda que aún sigue. Me ha encantado. Besos.
ResponderEliminarMucash garcias. Un abrazo, y feliz tarde
EliminarLas vueltas de la vida... Me ha encantado el final, redondo como la moneda.
ResponderEliminar👏🏼👏🏼👏🏼
Pudiera ser así. Un abrazo fuerte
EliminarOooOohh... que buenooo. No hay tantos Jaimes, como para que no sea él. Yo , por parte, y como no especificas, pienso que la historia se desarrolla en Uzbekistán, donde me he informado que solo vive desde hace años un Jaime. Las vueltas que da la vida.
ResponderEliminarBesosss, amiga
Ese mismo era el comprador de la numismática. Jajaja.
EliminarUn abrazo. Buen domingo, amigo
Hola Maripau. Pues si, son recuerdos de un pasado donde siendo más pobres éramos más ricos, ahora nos queda la nostalgia y aunque no regresé el pasado, nos sirva para conservar el presente..
ResponderEliminarUn abrazo.
Esa nostalgia de quienes ricos con tan poquito, ¿verdas?
EliminarUn abrazo