Por la derecha entró en la imagen un señor con una
cazadora gris. Se cruzó con una mujer que caminaba ligera, pero que al
reconocerle se le echó a los brazos, desembocando en un abrazo muy cordial.
Tras él, se separaron un poco, sin dejarse de tomarse
de las manos. Ella le contó lo que parecía ser un resumen de sus ocupaciones
para el día, con movimientos de cabeza, y sonrisas varias. Él sólo asentía,
subía un poco las cejas y sonreía.
Cuando ella miró el reloj, se separaron, dándose un
nuevo abrazo. Este fue muy ceñido, y
largo. La cámara captó cómo ella decía adiós con la mano enfundada en el guante
rojo, mirando sobre su hombro, mientras avanzaba deprisa, con su bolso en bandolera, hacia
las escaleras, para el trasbordo de línea.
El señor llegó al andén, poniéndose al lado de otro
hombre, conocido sin duda. Le contó cómo una señora que no había visto en la
vida, le acababa de abordar en el pasillo de la máquina de fotos, del metro
de Paseo de Gracia.
- ¿Seguro que no la conoces?, dijo el del sombrero.
- Ahora sí- contestó el hombre de gris, mirando atrás.
Se acumularon más viajeros, hasta la llegada del convoy que ambos tomaron, sin dejar de charlar.
Se acumularon más viajeros, hasta la llegada del convoy que ambos tomaron, sin dejar de charlar.
Hermoso cruce de vidas que llena el micro de instantes que seguro que los dos no olvidaran.
ResponderEliminarSaludos
Gracias por dar alas a un futuro por abrir.
EliminarUn saludo
A mí a los brazos no se me han llegado a echar, pero sí me han confundido bastantes veces con alguien. Debo tener una cara poco original.
ResponderEliminarUn abrazo.
Yo siempre contesto cuando me saludan, no tan efusivamente, cuando me saludan. Me molesta no tener ni idea de quién será. esa persona que no recuerdo. debe ser que con la edad te conoce y conoces a más y más gente, ,
EliminarUn abrazo
Los buenos textos lo son más por lo que sugieren, que por lo que explicitan. Hay, en estas imágenes de tu cámara, una historia que pueden ser todas las historias. De lo mejor que te he leído, francamente bueno.
ResponderEliminarAbrazos, siempre
Simplemente Gracias. De corazón.
EliminarUn abrazo.
Cada día contemplo cientos de escenas cómo estas, cruces de personas saludándose sin estar convencidas de conocerse, a lo mejor es del deseo de ser reconocidos por alguien.
ResponderEliminarNadie me pregunta y sigo filmado.
A lo mejor sería precioso filmar sólo cosas amables desde los pasillos de los Metros. Pero tal vez, pasan muchas cosas, que la cámara me dejará ver.
EliminarSigue filmando Alfred. Un abrazo.
Son tantas las personas que se cruzan en nuestros caminos, en mi caso, algunas veces me ha saludado alguien y no he caído en quién era, hasta un largo rato, después de darme pistas, pero luego al final después de darme señas ya caía quién era, o por el contrario, no he sabido quién era, de todo hay, en este cruces y caminar de la vida.
ResponderEliminarUn placer leerte.
Un beso.
Cuando no llego a recordar de qué conozco a alguien que me para por la calle, me da rabia. Pero disimulo, por ver si dice algo que me ubique en un mar de rostros, porque en el de nombres de pila, ya me ahogo irremediablemente.
EliminarComo buenos caminantes, en los miles de cruces de miradas, hay agujeros oscuros donde se pierden muchos. Lo que me produce una alegría casi infantil es que venga a mi mente lugar y nombre, porque es que esa persona no se cruzó, algo de sí me llegó. Lo que es el caminar, verdad?
Un beso.
Qué buenas imágenes describes... un placer llegar aquí.
ResponderEliminarSaludos
Carlos
Gracias por tu lectura. Ahora me siento fotógrafa en soporte de alfabeto.
EliminarUn saludo, Carlos.
El reconocimiento de los demás es consecuencia del tiempo que dedicamos a reconocernos así mismos. Es casi una vanalidad.
ResponderEliminarUn abrazo para ti y otro para mí.
Puede ser la lectura contraria. Yo puede que acabe por reconocerme a mí misma a través del tiempo en que me conocen las que siguen el curso de mi vida. Los espejos son más fiables, si quien habita detrás no eres tú mismo.
EliminarPero envío un abrazo para el ser que ahora me ve desde el el otro lado del cristal con reflejos. Bueno, y otro para mí...
A mí eso me pasa día si día no...
ResponderEliminarLa diferencia es que ellos si me conocen.
He desarrollado una buena estrategia para salir del paso.
Besos.
Yo estoy diseñando algo, porque a mí tan efusivos no. Pero me reconoce gente que no consigo recordar ni en sus miradas.
EliminarYo disimulo, pero alguna vez me atrapan, cómo no.
Un beso.
Muy bueno, Albada, es en la aparente sencillez donde radica el mayor valor de este texto. Sé que podrías realizar la misma toma desde la cámara 2.
ResponderEliminarUn beso.
HD
La cámara del andén filmó a un tipo con sombfero que dejó pasar un vagón. Se le acercó un hombre de cazadora gris y le explicó de una mujer que le había abordado muy efusivamente.
EliminarLlegaron tantos viajeros que apenas se distingue en las imágenes al señor de gris señalar el pasillo de la máquina de fotos. No se escucha qué dicen, entre tanto ruido.
Un beso.