En un vuelo sin escalas, sin límites de fonemas ni visado, la mañana desveló a la madrugada. Sonando entre truenos una de lluvia redentora, olía a comida de fogones de carbón de encina. El mejor aroma para desayunar en la ciudad.
Y me puse a pesar en ti .. y en ti...y en ti.
Y me puse a pesar en ti .. y en ti...y en ti.
Desconectando los móviles inmóviles, y sin piloto automático ni brújula, dejé que mis filias y mis fobias se tomaran vacaciones. Recordé esos cafés tan bien charlados, mientras explicabas tus sombras de pasado, y esos grises a caballo con sus porras. Y esa regresión de hoy, en los diarios..una patada a la libertad ya se me antoja. Como los besos prohibidos, como las palabras proscritas, como ese negar la verdad de un pasado conocido.
Y pienso en ti...y en ti...y en ti
Y pienso en ti...y en ti...y en ti
La historia me parece una ringlera de latidos en las Ramblas. Si la muerte se instala en los anaqueles, por censuras, los libros se suicidan. Las páginas se hinchan de abortadas lecturas, de sensaciones no vividas y de fantasmagóricas presencias entre ausencias. Aprieto el libro de mi bolso, antes prohibido, mientras pienso en ti..y en ti...y en ti.
El silencio atronador de mil esquinas, de algunos edificios, de demasiadas piedras, de varios restos arqueológicos de los mejores diseños, guardan silencio. Ante las colas de intrépidos turistas. Ávidos sí, por plasmar todo aún bajo el paraguas de una luz otoñal. Lo que ignoran es que las piedras laten, y nos hablan, llenando el aire, pero con su propio lenguaje.
Y sigo pensando en ti,...y en ti...y en ti...y en vuestro coraje.
Y sigo pensando en ti,...y en ti...y en ti...y en vuestro coraje.
Si las piedras permitieran, que entendiéramos esos ligeros murmullos, que el agua arrastra tras su paso por ellas, las mil historias imaginadas se convertirían en gozosas realidades.
ResponderEliminarUn abrazo.
Quien ve en las calles puro asfalto, en lo libros páginas con letras o en los edificios piedras sobre piedras..es que no entiende lo que es para mí pasear...por una ciudad al sol del otoño por vivir.
EliminarUn abrazo
Todo tiene luz propia, incluso las oscuras sombras, el deambular de los pasos silenciosos, el frío asfalto, y hasta una calle sonámbula que se cruza con nuestra mirada.
ResponderEliminarUn placer, siempre, leerte, Albada.
Un beso.
Todo tiene su propia luz, como dices. Hay personas que parecen carámbanos, incluso más que las paredes frías de algunas edificaciones, pero este edificio de la Pedrera...es que está vivito y coleando!
EliminarUnj beso María, y feliz semana de inicio de mes.
¿Un paseo en una tarde de otoño? Recuerdo cuanto me gustaba pasear por esas avenidas tranquilas, con la música de fondo de las hojas caídas arrastrándose por el suelo, mientras las estatuas, silenciosas, vigilaban mi caminar con sus ojos de mármol. Tal vez por eso puedo comprender tus sentimientos al pasear por las calles mientras las ventanas te observan, curiosas...
ResponderEliminarSon paseos muy cálidos. Donde uno navega por sensaciones como por un río lento, entre aceras, edificios, estaciones...
EliminarEn este caso era un paseo de las Ramblas hacia el Paseo de Gracia, de Barcelona, desde el Liceo hasta la Pedrera, ese edificio singular de Gaudí que es visitable desde hace unos años.
Un cordial saludo, que escuché cómo crujían las hojas bajos tus pisadas...es un sonido fascinante y juguetón. Me encanta
Las piedras nos observan y no entienden nuestra ceguera.
ResponderEliminarBesos.
Hombre...las piedras acaban por entender, lo que se dice entender, poco. Pero son testigos de millones de pasos de gente que late.
EliminarUn beso.
Un entrada donde las sensaciones se engarzan como la genial arquitectura de Gaudí.
ResponderEliminarSaludos.
Es un paseo por una arteria pulsatil. Por Barcelona, en un paseo matinal de luz, que permitía sentirse intensamente viva, como la Pedrera de Gaudí. Respirando.Viviendo, latiendo a pesar delo otoño. O por eso precisamente.
EliminarUn cordial saludo, Nómada.
Debe ser cosa del otoño, pero tu lenguaje arrastra como una cascada.
ResponderEliminarAbrazos, siempre
No sé si era la intención, pero seguramente sí. La de escalones de sensaciones, en un dejarse llevar, por la mañana otoñal, tras la lluvia redentora de una luz por degustar.
EliminarUn abrazo
No es la palabra el mejor edificio que pasea incansable por conspicuas conversaciones que alumbran nuestros sentidos de miles de sentimientos. No eres, sin fijarse en ello, una arquitecta que levanta miles de ideas y luego las deja reposar en el viento. Tus palabras, tu viento, se entrecruzan en el pensamiento. Saludos.
ResponderEliminarEse desandar otros caminos, que seguramente alguien ya recorrió, entre, en mi caso, edificios vivos. que acaba siendo una experiencia casi religiosa!, o arquitectónica... que casi es más la idea!.
EliminarUn saludo
En mi próximo viaje a España (abril, tal vez, ojalá) recuérdame que dé un paseo contigo, yo también quiero contar las cosas como tú lo haces, algo me dice que la cercanía contagia.
ResponderEliminarMe encanta lo que escribes, es música en palabras.
Un beso grande.
HD
Tú sabes contar cosas como tú sabes contar cosas..pero te invito a mirar con mis ojos, en lo posible. Si acaso buscamos gafas que atemperen los latidos de cada retina, para que la luz y los olores nos lleguen por caminos similares a los rinconcitos de la materia gris. En mi caso, la que me queda, o me quede por primavera!.
EliminarUn beso con resonar de Navidad,que se acerca a galope, entre cifras de una cosa que llaman calendario, por Dios, y cómo pasan las semanas.