miércoles, 21 de febrero de 2018

Engranajes

Roseton de la catedral de Toledo, tomada de Google

La cinta trasportadora escupía las nueces con la velocidad justa para poder descartar las más pequeñas o las que  estaban en mal estado. Un puesto al que renuncié porque la monotonía me mataba y la espalda me dolía tras estar tantas horas sentada. Ayer fui a por el finiquito y ya de paso, a saludar a mi amiga, quien se mostró entusiasmada por poder sustituirme en la fábrica de frutos secos de la zona.   

Desde un pasillo la vi. Agitaba un caleidoscopio y miraba maravillada su efímera improvisación de geometrías y colores. Otro toque al cilindro , y otro misterioso mosaico de lucecitas de color se abría ante su mirada. Luego me explicó que con esa poesía visual mataba el tiempo, a la espera del graznido de la sirena que pone fin al descanso para desayunar, que la convertía, nuevamente, en una rueda más en el engranaje de la fábrica.




15 comentarios:

  1. Respuestas
    1. Mi lectura es aleccionadora. En un trabajo alienantea buscar la belleza, efímera eso sí, es posible

      Un beso

      Eliminar
  2. El sortilegio de unos cristales de colores para paliar el alienamiento laboral cotidiano.
    Un beso.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Es asi como lo imaginé. Como un conjuro contra el aburrimiento de una tarea alienadoraa

      Un beso y feliz tarde

      Eliminar
  3. Descomponer, aunque sea por un efímero instante, esos engranajes repetitivos y cotidianos, para dejar una pequeña fisura por la que se pueda vislumbrar una brizna de belleza que nos alimente de esa energía…, que nos impulsa para seguir adelante con la trayectoria de la vida…

    Muy bueno, querida amiga. Para reflexionar…

    Bsoss enormes, y feliz día.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Si te fijas, muchas tareas son repetitivas, poco alentadoras, nulas en creación y goce, así que quise dar la humanidad de la belleza a ese oficio de mirar una cinta transportadora.

      Me gusta que leyeras con tu mirada. Un beso y feliz noche

      Eliminar
  4. Acabo de escribir un caleidoscopoema... quizá por eso entiendo tan bien a la que disfruta con el caleidoscopio... sí, poesía visual para compensar.

    Besos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. No había respondido a tu comentario. Seguro me fui pitando a leer tu caleidospoema. Disfrutar de la magia efímera, de la belleza, y la geometría es un gozo. Siempre.

      Un beso

      Eliminar
  5. Descansar la retina impregnándola de una belleza, aunque sea ficticia, antes de afrontar de nuevo la rutinaria realidad.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Sin duda, atrapar la belleza de la simitria de colores aquí esela huida y el descades.

      Un abrazo

      Eliminar
  6. A veces me he quedado ensimismada viendo la monotonía de un movimiento repetido y sin tener un calidoscopio he visto colores, podemos abstraernos de lo que no nos gusta. Abrazos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Puede pasar. Hasta el movimiento de las olas, repetitivo, es hipnótico y nos serena o abstrae. Escapar de la rutina que no nos gusta es normal.

      Un abrazo

      Eliminar
  7. Los mecanismos de defensa son ilimitados. Aquí veo una mujer que sabe buscar el modo de soportar un trabajo que es de lo más monótono y alienante que se pueda imaginar. Pero es un trabajo. En este caso, real.

    Un abrazo

    ResponderEliminar
  8. Hay cosas repetitivas que hipnotizan por agradables que son, no todas son desagradables y se sienten monótonas, hay que saber disfrutarlas de distinta manera.

    Un placer leerte.

    Besos enormes.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Sin duda, hay momentos de repetición continua que son hipnóticos. La cinta transportadora, que ahora em hace pensar en Chapin, sería una escena que nos cautiva por ello. Hay quien se siente muy cómodo con trabajos acotados y repetitivos.

      Un beso grande y feliz lunes

      Eliminar

Ponen un gramo de humanidad. Gracias por leer.