Tomado de Google |
Ibrahim y Farit dormían en la
antesala de la comisaría. Con quince y diecisiete años, pasado el miedo,
respiraban a gusto en Barcelona. Ellos, junto con otros diez mil menores no
acompañados que hay en la península, habían aterrizado en Europa. La mayoría procedían de Marruecos, algunos de
Argelia. En el Rif, los padres de ambos estaban contentos, se habían quitado una boca
que comer y con un poco de suerte, los chicos pronto podrían enviar dinero desde España o
desde otro país europeo.
Pere, de cuarenta años, les iba a
buscar bocadillos y agua envasada, arreglando como podía unas mantas, en los
suelos y sillas, para acoger en la noche a ese grupo de chavales de los que
nadie parecía hacerse cargo. Cuando el picor fue insoportable, el diagnóstico
de sarna le dio un
bofetón.
-Estamos desinfectando la sala
de espera, dé la vuelta - me dijo el mosso de la puerta.
Me estoy rascando. En la ducha me
he frotado con fruición entre los dedos, pero a pesar de haber visto a toda una
familia afectada, y haber vivido un problema similar en una residencia de
ancianos, me sigue sonando muy lejano eso de “la sarna”. Así que no sé qué hago
buscando información por internet.
la sarna, tan lejana y tan cerca, sin embargo
Con tus historias, tus relatos nos tocas el corazón, nos haces ver el mundo con otros ojos. Un abrazo
ResponderEliminarMuchas gracias. Yo pensaba en la madre de alguno de esos chavales. Yo estaría muerta de miedo por no saber cómo está mi hijo, si come, si duerme...pero es que mi pensamiento no se parece en nada a una madre de siete u ocho hijos que está deseando que alguno se labre un porvenir.
EliminarEn mi opinión, si se sabe la procedencia, hay que enviarles a sus países. Con sus familias. Un abrazo
Tenemo un concepto de familia que seguramente difiera en cosas básicas cuando el marco es el de la desesperación absoluta y la falta de esperanza.
EliminarTotalmente de acuerdo. Además el islam contempla la voluntad de su Dios por encima de todo, así que incluso si mueren, los padres se consuelan, pero de verdad, con que era el designio divino. Nosotros protegemos a los menores quizá en demasía, pero hace sesenta años era habitual poner a trabajar a los hijos desde los diez o doce años. La falta de esperanza ha dejado nuestros pueblos vacíos también. Y Alemania acogió a un millón de españoles. hemos sido, y somos, país de emigrantes, pero adultos.
EliminarUn abrazo
Se vive otra "realidad" con tus letras y nos haces ver ese "día a día" menos poético.
ResponderEliminarUn abrazo y feliz fin de semana.
Me alegra que algunos temas, poco poéticos, desde otra visión, puedan sugerir realidad también. Casi siempre la empecinada realidad supera a la ficción
EliminarUn abrazo y feliz finde.
Me pregunto. ¿que clase de sociedad estamos haciendo , cuando no somos capaces de evitar que la sarna vuelva? ¿Como es posible que en esta sociedad consumista vayan quedando tan pocos Peres.
ResponderEliminarDe acuerdo contigo, devolverlos ala procedencia, siempre que sea con la ayuda necesaria para que no tengan que volver a intentarlo.
Besos.
La sarna sólo está asociada a la falta de higiene. Pero se contagia con facilidad, no hace falta un contacto íntimo, lo que hace que se quede en un hogar concreto. En la residencia el contagio vino de una sintecho, demenciada, que pasó una revisión médica somera, porque preocupaba más el tema mental. La sauxiliares de clínica, tres de ellas se infectaron. El tratamiento es muy simple en la piel, pero hay que esterilizar las prendas, sofás etc, y eso dificulta la curación.
EliminarVolverán a intentarlo, no te quepa duda. Estando allí tres días regresé entendiendo mejor la situación que origina estas huidas hacia delante. Los usos y costumbres hacen que una manta en el suelo, una ducha caliente, un bocata caliente y ropa limpia sea una buena razón para jugarse la vida. Un abrazo
La sarna debería atacar a las conciencias.
ResponderEliminarUn abrazo.
Las conciencias están dormidas. Las de los padres, que pasan de ellos, la de los gobernantes de esos países, que pasan de su juventud sin entender que los viejos no podrán producir, y de nuestros gobernantes, que no entienden que esos menores no viene de países de guerra, y deben estar con sus familias.
EliminarLa sarna es la punta del iceberg, pero como realidad, puse el link. Hoy llegaban 500 migrantes a Málaga. Más subsaharianos que magrebíes, pero la misma tenacidad o más para llegar al primer mundo. Un abrazo
Un relato desprovisto de retórica fantasiosa, muy realista y conmovedor. Están volviendo enfermedades que se contraían en el pasado. ¿Estamos retrocediendo?
ResponderEliminarUn abrazo.
Poca poética requieren los ácaros. Hay enfermedades que nunca se fueron del todo, y que ahora se ponen en pie de nuevo. Por mil motivos, seguramente porque estamos retrocediendo en algunos factores que condicionan su presencia.
EliminarUn abrazo grande, Fanny
Es el riesgo de la inmigración sin ningún control, en todo ámbito de cosas, la precariedad siempre trae consecuencias.
ResponderEliminarUn beso dulce.
La improvisación ante ese fenómeno de migrantes por millares es el riesgo. Falta sentido común. Por parte de todos, de gobernantes de países exportadores y de receptores. Las personas hacen bien en buscar lo mejor para los suyos, querer mejorar es lícito y loable. LO malo es que emigran los más preparados dejando a sus países de origen con menos fuerza laboral. Se echa de menos políticas de inserción.
EliminarUn abrazo
Es tremendo lo que está ocurriendo.
ResponderEliminarYo no sé si sus familias estarán contentas... si son un poco responsables deberían estar preocupadas.
Sus hijos son carne de cárcel... es cuestión de un par de años y ya está...
Besos.
Son bombas de relojería. Esos chavales, sin papeles, ¿de qué podrán trabajar, si es que desean eso? pues mal los veo. Los subsaharianos sobreviven con se manteros ellos y haciendo trencitas ellas, pero los magrebíes, si te fijas, simplemente vegetan, apoyados en las paredes y dudo que los empresarios que pagan bien busquen a los trabajadores con tal actitud de espera.
EliminarEs tremendo no dar con soluciones para los países de migrantes. España ya absorve todo el flujo de hispanoamérica, con una masa de manos para servicios. Tal vez no pueda absorber mucha población foránea más. Un beso
No puedo pensar que haya que devolver a nadie a un lugar del que necesitó irse, aunque no sea un lugar en guerra.
ResponderEliminarEs que negociar con carne humana es despreciable siempre. Como españoles de tradición secular de migración, y hablo de hacer las Américas, México y Argentina tras la guerra civil, o Alemania en los años sesenta por pobreza del país, entendemos muy bien lo épico y valiente de emigrar. Yo en particular lo entiendo perfectamente. También que nuestros jóvenes ahora emigran por tener un sueldo acorde con su preparación universitaria. Aquí hablamos de once mil menores NO acompañados, diez de los cuales son magrebíes, y ni Argelia ni Túnez ni Marruecos están en guerra. Comprendo que desde el otro lado del atlántico no se entienda, pero la realidad es empecinada. Esos menores deben estar con sus padres. Si se cree en los derechos humanos de la infancia y la familia, por supuesto. Enviarles de avanzadilla es tan poco amoroso que a mí me ofende.
EliminarUn abrazo
No es poco amoroso, Albada, es necesidad. No conozco estos casos específicos, pero aquí se ven muchos, muchos casos de menores migrantes solos (hacia Estados Unidos)y no se les envía porque a sus papás no les importen. Es como estar en un edificio alto que se incendia y aventar a tu hijo, que a lo mejor se mata con la caída, pero adentro ya viste que seguramente se muere. Porque la muerte de la esperanza no es poesía, es de verdad ver que no hay manera de salir adelante.
Eliminar¡Un abrazo!
Me has hecho recordar a tiempos que no he vivido sino por referencia de de mi madre, cuando, como dices, en otro contexto pero de idénticas desesperanzas, y pienso en un barco cargado con los niños de la guerra desde Valencia. También en niñas que se enviaban solas a Barcelona y Madrid en la posguerra nuestra, para que hicieran de criadas. Sí, esa desesperanza no es desamor. He mirado desde mi punto de vista, como madre, pero tu visión me abre el panorama de mi mirada hacia esas madres. Gracias por ello.
EliminarUn abrazo y feliz semana
Qué bueno es abrir el panorama de la mirada :) Gracias a ti, que tocas fibras y haces reflexionar con tus relatos.
Eliminar¡Abrazo y feliz semana!
Este relato tan real me ha tocado muy de cerca. Mi hija menor, educadora social, trabaja en un centro de acojida de menores no acompañados y precisamente hace ua semana llegaron unos jóvene marroquíes afectados de sarna. Algo tan lejano para nosotros, que parecía extinguido y más propio de épocas pretéritas irrumpe ahora con agresividad en nuestra sociedad moderna que abre los brazos a necesitados de cobijo y de una vida mejor. No solo hay que luchar contra la pobreza sino también contra la precariedad sanitaria.
ResponderEliminarUn abrazo.
P.D.- He visto que en tu entrada anterior has respondido a todos los comnetarios menos al mío. Por supuesto que no estás obligada a dar respuesta a todos los que te dejan un comentario, pero me pregunto si esa omisión es debida a que te ofendió algo que dije.
Pedirte perdón primero. Justo ahora me he percatado del despiste. Por tu hija sabrás qué tan duro es trabajar con menores. El Estado, ni estando bien organizado, puede dar una cobertura similar a la familia. Como explicaba, conocí a una familia entera afectada. No hubo de otra que llevarles a todos a una pensión para desinfectar la casa, y tratarles, por supuesto. Esos chavales merecen una vida digna. Porque si bien a cierta edad son ellos quienes toman la decisión de embarcarse hacia Europa, los hay con trece años, son niños, y deberían seguir con su familia. La precariedad sanitaria es un tema curioso. Si no les atiendes y vacunas, te van a llevar a riesgos sanitarios para los autóctonos. Por eso no entendí por qué la asistencia sanitaria se quitó a los alegales, ya que esa acción iba contra nosotros. Atención integral sin duda, pero regresar a los menores cuyo origen es conocido, pues también.
EliminarUn abrazo
Buff tremendo tema el que has tratado Albada Dos, de esos que duelen por lo mal y la hipocresía que se está haciendo. Es un tema de lo más preocupante, no se están haciendo bien las cosas, esos chicos sin nada qué hacer no tienen futuro. Parece que se actúa de cara a la galería, sin un trabajo de reflexión, a qué futuro los enviamos? ¿eso es acoger? Me parece que se están haciendo las cosas muy mal y llevarlos de un lado para otro no parece una buena solución, para nada pero hay mucha hipocresía en estos temas.
ResponderEliminarBesos
Hay una gran hipocresía. Y pienso en la pancarta del ayuntamiento de Madrid, bienvenidos refugiados. Los que huyen de las guerras es que se han de acoger, no veo de otra, como acogieron a los españoles en países europeos y latinoamericanos. Pero ahora resulta que Madrid ha acogido a muy pocos, entre otras cosas por sus centros de capacidades ridículas Se nos ha escapado de las manos, y no se me ocurre más que desear que NO tengan que huir de sus lugares de origen.
EliminarUn abrazo
Ahondas en una realidades que a veces no las quieren ver.
ResponderEliminarMuy buenos tus relatos.
Muchos besos.
El tema de la migración es muy complejo. Esa sarna en un barrio de Barcelona es sólo la punta del iceberg. Mientras no hay una coordinación entre los países de la CEE, y haya una legislación clara de acogida, y sobre todo, mientras haya tantos países con migrantes por hambre o desesperan, la gente seguirá migrando, hacia el norte.
EliminarUn abrazote
Suena antiguo pero esta aquí entre nosotros, los civilizados.
ResponderEliminarUn beso.
Hay cosas que parecen antiguas, pero siguen por aquí. La miseria es un caldo de cultivo, no por los inmigrantes, sino por nuestra sociedad que va de vedette de la civilización y no nos enteramos que esta última crisis está arrasando con la clase media y nutriendo a la pobreza
EliminarUn beso Alfred, feliz tarde del martes para ti