Elena le dijo- "los cambios
son tu oportunidad para avanzar”, poniendo una maleta en la puerta y recogiendo
las llaves de su casa. Luis entendió, en
el frío de la madrugada, con el equipaje entre las piernas, los pies
agarrotados y el corazón en un puño, que mañana tal vez entendería mejor, pero de momento, para entrar en calor, pidió
un carajillo de ron Pujol. El calor del licor, deslizándose por su garganta, le
devolvió la cantidad justa de sosiego y templanza como para procesar las
palabras de su amada musa, que seguían resonando en su cabeza. Siempre había
sentido pavor por los cambios, pero aquella vez entendió que mejor este cambio por
enfrentar, que mil mentiras a medias por disimular. Se quedó un rato en el bar de los madrugadores, acechando
la rendija de su propio corazón, para encontrar en él lo que Elena ya sabía y que
él seguía negándose.
Había intentado navegar a
contracorriente, y labrarse un destino que no difiriera apenas de sus sueños, y
se había extraviado en el intento. Ahora pretendía mantener abiertas tanto la puerta a la esperanza, como sus arterias a la sangre latiente. Como serpiente en muda, debería romperse la piel,
para crecer, porque el horizonte a corto plazo es corto de vista y lerdo de
piernas. Por una vez, cual Ave Fénix victoriosa, estaba decidido a renacer
de unas cenizas -todavía rescoldos- que le quemaban la piel y las dudas hacia
sí mismo.
Se sintió más fuerte con el
segundo carajillo. Los habituales iban entrando y saliendo del bar, mientras el
sol iba ganando la batalla a esa noche de pesadilla hecha realidad. Ahí,
sentado, y con su café aderezado, en la mesa de mármol, se vió capaz de sacudir
las alas y el alma, para echarse a volar,
hacia horizontes más claros, donde cielo y mar conformen para él un espectáculo de estrellas,
aún por abrirse, en la bóveda nocturna de una playa que conoce. La de
Palafrugell, tan sólo para él. Mirando
la maleta, se vistió en la imaginación, de algas sedosas, de conchas planas y
caracolas voluptuosas. Dejaría atrás, por
fin, lastres repetitivos, pesados abalorios, y convivencias cansinas en las que ellas huían de él . Dejaría atrás mujeres que tal vez le habían amado, espejismos de victorias, aburrimientos ociosos
y derrotas que jamás volverían a peinar sus mañanas. Dejaría atrás todo lo que un
día amó, incluyendo a Elena.
Sólo ella había entendido que esa procastinación,
esas excusas empecinadas y cambiantes, no eran más que miedo a no poder tener éxito con su vocación de pintor. Le había faltado empuje y empeño. Nunca
creyó que le faltase talento, pero ahora, cuando el reloj se acercaba a
la partida de un tren hacia la costa Brava, se levantaría de la silla y
partiría hacia el apartamento con vistas al mar, al que casi nunca iba, para
darse, esta vez sí, con nuevas pinturas al óleo, una segunda oportunidad.
Renacer otra vez... segunda oportunidad.... ufffffffffff que cansancio....
ResponderEliminarTotal para nada... el tiempo no da segundas oportunidades, no tiene compasión, es el amo de todo.
Besos.
Yo me cansé de eso de reinventarse, con la crisis, sobre todo. Qué obsesión con inventarse en otra profesión. Me parecía absurdo. La vida, sin embargo, sí permite elegir otros caminos. El tiempo es inapelable, pero precisamente por eso, por lo finitos que somos, no debemos perder segundas o sextas oportunidades. Es una opinión. Sí que da segundas, y sextas oportunidades, pero hay que saber leerlas Toro, hay que poder identificarlas.
EliminarLamento que te suene a manido, aburrido o repetitivo. Un beso grande, Toro
Tal vez allí encuentre su mesa sirena que le de el empujón que necesita .
ResponderEliminarTodos alguna vez allí, hemos rencido para volver a empezar de nuevo .
Feliz Domingo besos de flor .
Parece que somos muy de aceptar segundas oportunidades. Aquí era la puesta en escena de un dicho muy bestia y cierto. Hasta una patada en el culo es un paso hacia adelante. La verdad es que creo que es así. Quedarse ahí,e una situación que no funciona, sea del tipo que sea, no trae que más de lo mismo.
EliminarUn abrazo, Flor y una tarde de domingo preciosa
Sabia decisión. A más de uno el mar ha sido capaz de ofrecer una segunda oportunidad.
ResponderEliminarBesos.
Honradamente creo que el mar tiene esa cadencia que hace reflexionar, siempre. Tal vez ante la playa, este tipo pueda plantearse no engañarse más, pero nunca se sabe. Las oportunidades,como le digo a Toro, hay que saberlas identificar en primer lugar, y luego aprovecharlas, cosa que no todos sabemos hacer.
EliminarUn abrazo y que la semana empiece con buen pie
El tiempo es roñoso, no está por la labor de dar oportunidades, pero creo que las da, lo que pasa es que, casi no nos damos cuenta,creo que a tiempo o a destiempo las da, ya lo creo que las da. Somos nosotros los que debemos estar atentos y saberlas meditar.
ResponderEliminarQue disfrutes de lo que queda de domingo y tengas una buena semana.
Un abrazo querida amiga Albada.
Ha vidas muy planas, con pocas oportunidades, se busquen o no, pero en muchas vidas hay segundas oportunidades. La mayoría pueden ser buscadas, forzadas, o simples cantos de sirena.
EliminarFeliz lunes, un abrazo grande
A veces hace falta que las circunstancias o las personas nos empujen hacia el camino en que está nuestra felicidad y no nos atrevemos a tomar por habernos acomodado a ir tirando.
ResponderEliminarUn abrazo.
Lo he visto tras accidentes graves, o infartos. Son sucesos penosos, que sin embargo pueden hacer sentir a quien lo sufre, que una segunda oportunidad se les ha abierto. Ojalá nunca sea por patadas en el culo o eventos tan fuertes, pero de haber, las hay. ;-)
EliminarUn abrazo
Desde el otoño se busca una nueva primavera, quizás por eso deberíamos tener esa "maleta", siempre preparada, por si acaso se ven surgir las flores.
ResponderEliminarUn abrazo en la noche.
Me haces pensar en la vejez, como etapa vital. No sé si es frecuente, pero sé de viudas, que habían amado, y que empiezan a tener un grupo de amigas, y empiezan a hacer actividades que nunca hicieron, y que parecen renacer, dentro de su pena.
EliminarUn abrazo grande y feliz semana, Rafael
Siempre he pensado que el tren no pasa solo una vez, que es más nuestra actitud de derrota la que, quizás, hace que no sepamos vislumbrar nuevos horizontes. Y así como siempre hay más oportunidades, también somos de resurgir de nuestras cenizas como algo innato… ¿Acaso no anochece y amanece, siempre…?
ResponderEliminarQué buen relato, querida amiga. Se abren las puertas de la reflexión…
Un abrazo grande, y muy feliz noche! 😘
EStoy segura de que hay segundas oportunidades, para uno mismo también, sin que haya evento alguno, pero suele un revés lo que nos hace rectificar, o renacer.
EliminarLa naturaleza nos enseña que no hay noche sin posterior amanecer, ni otoño que no conlleve una primavera a la vuelta del invierno. Es verdad. Un abrazote
Al final le ponen en situación.
ResponderEliminarUn beso.
Es que el evento de la maleta en la puerta es una acción, y el otro no puede quedarse quieto en su zona de confort, ha de reaccionar, sin dudarlo.
EliminarUn beso Alfred, feliz lunes
Pienso en Elena poniéndole la maleta en la puerta, y no sé si es un gesto de hartazgo o de puro amor. Tal vez las dos cosas.
ResponderEliminarUn buen empujón a tiempo puede salvarnos la vida.
Confieso que leyendo por un momento me acordé de Alfonsina y temí un final más pesimista. Me alivió haberme equivocado.
Un beso
Puede que fuera de un gesto d los sentimientos. Hay amores así, que combinan sensaciones. No, este hombre ama la vida. La pinta, representa, pero claro, la libertad de elegir hasta dónde puede uno sufrir, sólo cada quien lo sabe.
EliminarUn beso, Alis, y feliz lunes
Un escrito lleno de poesía. Se puede iniciar una nueva vida. Es difícil romper con todo, pero no imposible. El mar como marco es de lo más bello.
ResponderEliminarMuchos besos.
Sí se puede, y se debe, abrir nuevas puertas, nievas sendas. Lo malo es que aveces nos quedamos dormidos en la zona de confort, aunque no sea confortable. :-)
Eliminarun abrazo y por un finde de escándalo, aunque llueva.