Siguiendo la propuesta de Molí del Canyer, sobre una historia de nieve y frío, mi aportación es la siguiente.
El año había sido duro, y
gris. Con ramalazos de un viento que nunca había sentido, así, como deshojando margaritas
entre un “espera”, y un “tira palante”. Había llegado enero con las gélidas temperaturas
de un invierno cuajado de vaticinios cumplidos e incertidumbres abiertas. Fiebre no parecía tener pero se sentía mal.
Anunciaron nieve en toda la
península, y él se dispuso a observar por la ventana, primero aquellas nubes grises
como panza de burro, y luego, poco a poco, los copos, de uno en uno al
principio, inconexos, y más apretados después. Salió a la
calle. Nadie recuerda cuándo se sentó en el banco del parque. Cada quien iba a
lo suyo, con la novedad de la nieve. Los niños, abrigados, y con la alegría infantil,
se arremolinaban excitados por el frío y la blanca capa. El grosor fue en aumento,
y en la noche, un manto de más de un palmo cubría la ciudad de los desvelos. El
tipo había identificado, quedándose quieto, y mirando como desde una atalaya, cómo cada copo llevaba una pequeña señal para él. Uno le hablaba del recuerdo de esos labios huérfanos
del pasado, el otro de aquella varicela que dejó cicatrices en su cara, otro más del desplante de su mejor amigo, y así, pestañeando levemente, fue rescatando
cada golpe, pequeño o no, que había tenido en la vida. De vez en cuando aparecía
algún copito bailarín y brillante que traía una sonrisa de la pecosa de cuarto,
o el sabor de las albóndigas cocinadas por su madre, o un beso apasionado que le
llegase al corazón, pero eran minoría. El tiempo fue pasando y la noche se le
echó encima. Las luces de las farolas del parque daban un hálito entre niebla y
amarillo a su alrededor, generando un paisaje borroso, donde una figura humana
seguía bajo la nieve. Al día siguiente, temprano, un chaval se detuvo a su lado,
y le puso una bufanda al cuello y un encendedor por boca. A media mañana, una señora
con perro le colocó dos nueces por ojos y una mandarían por nariz. Al
mediodía cerraron el parque por miedo a que las ramas de los árboles no aguantasen
el peso de la nieve.
Nadie había reparado en su
ausencia cuando con el deshielo le encontraron los jardineros municipales. Un
tipo sonreía, congelado, bajo el muñeco de nieve del parque. Era una sonrisa ladeada
y triste, como la de un payaso, derritiéndose.
Palabras : 402
Muy bueno el regalo, hacía tiempo que no podía entrar a los blogs, pero he vuelto con un blog nuevo, y me alegra volver a leerte mujer, te mando un beso grande.
ResponderEliminarPues aquí seguimos, Paula. Bien hallada.
EliminarMe alegro que te gustado. Un abrazo grande y feliz año
Que historia tan triste pero quizás en algún parque haya alguien que se quedó helado como ese hombre con sus pensamientos de tristeza recordando su penosa vida. Un buen relato. Un besazo
ResponderEliminarSalió muy triste, no era la intención primera, pero a veces los textos van a su aire y eligen.
EliminarUn abrazo, y porque bajo ninguna escultura de nieve no encontraran a nadie.
Al menos sobrevivió a tanto frío, un relato muy ocurrente, me ha gustado.
ResponderEliminarUn beso dulce.
Bueno, supongo sobrevivió por la sonrisa, ya me entró la duda :)
EliminarNo le imaginé vivo, sino sonriente y azulado por el frío, pero la otra loectura también es posible.
EliminarUn abrazo, y a por un bonito día, Dulce.
No fui tan trágico en mi conclusión final, pero sí, luego me sonó a que solo le quedó la sonrisa.
EliminarOtro beso dulce y dulce fin de semana.
Que penita, que pensamientos debía tener para olvidarse de el.Un abrazo
ResponderEliminarQuedó ensimismado, pero sin sentirse, por lo que pude imaginar. Salió pero triste de verdad, amiga.
EliminarPorque no pudiera ser real en ningún caso. Un abrazo, y feliz día, Ester
Que trágico. Tan desapercibido pasó que fue confundido con un muñeco de nieve, en el que fue transformado. Y nadie notó su ausencia. Sólo lo vieron cuando se derritió la nieve.
ResponderEliminarBien contado.
Besos.
Exacto, defines lo que imaginé de una manera precisa por completo.
EliminarUn abraz,o y a por un finde bonito
Muy triste pero lindo relato amiga. Pobre hombre se quedo perdido en sus pensamientos... Saludos a la distancia
ResponderEliminarEs verdad que no suelo ser tan triste escribiendo, porque imagino casi siempre situaciones con cierta jocosidad, pero salió así.
EliminarUn abrazo, y a por un bonito día
En Madrid pasó algo parecido cuando nevó tanto.
ResponderEliminarEncontraron a alguien muerto bajo la nieve.
Besos.
Y creo que en Barcelona por el frío. Hay vidas que son poemas.
EliminarUn beso
uno es esclavo de sus recuerdos, navegar por sus aguas en total absorción hace que mientras sueñas no vives. Has escrito una pieza hermosa, humana y escalofriante en tus ultimas frases cuando la parte humana se desdibuja con la nieve y queda tan sólo un muñeco ante los ojos de los demás. Un abrazo
ResponderEliminarQueda la funda de lo que fue. Lo de afuera. Muchas gracias por tu lectura.
EliminarUn abrazo
Al menos se fue con una sonrisa, ni que fuera torcida.
ResponderEliminarUn beso.
Clónica, son espasmos, por cierto :-)
EliminarUn beso, Alfred
Se dejó llevar por los recuerdos sin atender al presente. Los recuerdos y el cuerpo se le congelaron. Por lo menos mantuvo la sonrisa en los labios. Buena señal.
ResponderEliminarQué relato tan original y a la vez triste, pues sale a relucir la soledad en la que muchos se hallan inmersos, hasta el punto de que nadie note su ausencia.
Un abrazo.
Es muy triste, lo reconozco, para compensar mañana pondré uno más jocoso :-).
EliminarUn abrazo, Josep Mº, y feliz sábado
La soledad nos hiela el alma y nos termina por hacer fríos muñecos sin esperanza.
ResponderEliminarA este , al menos, le pintaste una sonrisa.
Besos.
Es que hay vidas que verdad son novelones. Me alegra que te gustara.
EliminarUn abrazo
Hola Albada.. Triste, trágico, o simplemente real. La soledad hay momentos que hace estragos. Buen relato Albada.
ResponderEliminarUn abrazo.
Es una devastación, la soledad así entendida, de desamparo, es terrorífica.
EliminarUn abrazo y vamos a por un buen día
Cuando ciertos recuerdos nos bordean la mente, podemos estar tan llenos como ausentes. La verdad es que lo describes de una manera muy real. La vida misma en palabras.
ResponderEliminarAbrazos Albada y feliz finde.
Es como ensimismarse, pero desde lejos, mirando desde lejos. No sé si supe o no describirlo.
EliminarUn abrazo, siempre gracias por tu lectura atenta. Un bonito sábado te deseo
Triste y melancólico el relato, apropiado para estos tiempos.
ResponderEliminarUn abrazo.
Tiempo gris, como con vaho en la mirada
EliminarUn abrazo
Me gusta ese encuentro con los "copos de nieve" y "los recuerdos", aunque el argumento desemboque en ese final un tanto triste y delicado, pero muy apropiado por estas fechas. Es un excelente trabajo, te felicito.
ResponderEliminarUn abrazo.
Muchas gracias. Tiempos de tristeza y grisura, donde los vulnerables, de verdad, perecen. Entre recuerdos, seguramente.
EliminarUn abrazo, y a por un finde bonito
Buena propuesta y buena colaboración.
ResponderEliminarAunque triste, lo triste también puede ser bello, prueba de ello, este escrito tan real.
Feliz día Albada.
Abrazo
Pudiera ser real. La pasividad de los viandantes, por ejemplo, es muy real.
EliminarUn abarcó y muchas gracias por tu lectura. Feliz día
Increíble y asombroso relato nos dejas.
ResponderEliminarUn placer leerte siempre Alba.
Besos
Muchas gracias. Es que en estos textos pequeñitos caben sensaciones, que no siempre consigo plasmar.
EliminarUn abrazo
Querida amiga albada. Has escrito un cuento muy apropiado para los tiempos frios que estamos viviendo.
ResponderEliminarDe todas maneras se equivocan todos los que te dicen que le has dejado con una sonrisa en la boca. Y esto no es cierto.las personas que fallecen por el frio, tiene el mismo denominador común. Todos parece que sonrien.
UN abrazo.
Son producto del frío, son espasmos clónicos, pero ahí quedaba la duda, con el deshielo, y me pareció posible la ambivalencia ente muerto y vivo.
EliminarUn abrazo, y vamos a disfrutar de lo que este sábado nos traiga
Você acaba de colocar nos meus pés um
ResponderEliminarpar de Skis e me empurrar colina abaixo
nessa montanha gelada da fantasia.
Um beijo e bom dia.
Ah, estou te seguindo. Me siga também.
Muchas gracias. Ahora paso por tu blog. Un saludo
Eliminarla nieve evoca recuerdos de otras nevadas. como hay tan pocas... yo me acuerdo siempre de una que hubo en 1992.
ResponderEliminarme gusta tu idea de hacer un muñeco de nieve colaborativo, en el que todos vayan aportando partes.
abrazos!
Una escultura humana. Decorarla, sea como sea, acaba porque no sabemos nunca quién habita bajo esa persona.
EliminarUn abrazo, Chema
Ohhh...qué tristeza, pero qué hermoso relato....
ResponderEliminarComo siempre nos dejas una sonrisa,una emoción a flor de piel.
GRACIAS!
Me alegar que te hiciera sentir...porque los latidos mantienen viva la lectura.
EliminarMuchas gracias. Un abrazo enorme
¡Qué historia más triste!Estos días de nieve y frío son terribles para los que no tienen hogar.
ResponderEliminarUn abrazo, Albada
Y para quien vive sin esperanza, porque la desesperanza mata, tanto como la pobreza.
EliminarMuchas gracasi. Un abrazo
Murió acompañado por la nieve y pareció no inmutarse, triste final para alguien a quien se le supone una triste vida. Gracias por participar, besos.
ResponderEliminarHa sido un gusto participar. Salió poco jocoso el texto, pero tal vez ese hombre necesitaba decir que un día estuvo aquí.
EliminarUn abrazo, anfitriona
Triste, pero tanta ternura en aquellos copos...
ResponderEliminarUn conmovedor relato, gracias!
Muchas gracias. Es que la desesperanza, la soledad, y esa grisura, daban para que saliera el texto. Uno triste.
EliminarUn abrazo, Milena
Un relato de esos en que el protagonista ideado por ti evoluciona por si solo y el paseo con descanso en un banco se convierte en un repaso a las muchas tristezas que debió haber vivido. Muy buen ambientado! Un abrazo de corazón
ResponderEliminarQuise darle un toque de niebla amarilla, con un personaje gris que acaba por ser quien fue. Blanco y congelado en sus recuerdos
EliminarMuchas gracias. Un abarzo, y vamos a por este sábado, con ganas
Qué buen relato! Triste. Poético. Intrigante. Un placer leerte. Un fuerte abrazo
ResponderEliminarMuchas gracias. La sonrisa no era real, era fruto de la congelación, pero mantiene la ambivalencia.
EliminarUn abrazo grande
¡Tremendo y buenísimo relato! Me ha gustado mucho la mirada externa que le das, como de testigo, como si pintaras un cuadro con palabras, aunque adentrándote en el drama de ese ser humano. Felicidades! es un gran relato.
ResponderEliminarBesos :)
Muchas gracias. Desde fuera, ver nevar sobre el él, ahí, cual estatua, daba para el texto perfectamente. Por supuesto es inventado.
EliminarUn abrazo, y a por un finde risueño.
Bom dia, aqui hoje acho que faremos uns 38 graus, totalmente diferente do clima de vocês. Um bom final de semana.
ResponderEliminarYa lo creo. Aquí hubo una semana de nieve tremenda.
EliminarUn abrazo
Un relato con moraleja. Hay que mirar más allá de las apariencias para conocer la realidad y romper el muro de hielo que nos aleja de los demás.
ResponderEliminarUn abrazo.
Pue sí, esa burbuja, que en parte aquí era la soledad, se ha de dejar agrietar.
EliminarUn abrazo, y muchas gracias
Creo que es un relato, que no dista de la realidad. Para muchos la vida no ha sido fácil. Distanciamientos sociales, mordeduras en los sentimientos, que fácilmente, pueden llevar a un congelar la vida, para no sufrir más, como tu personaje, que termina en un muñeco de nieve. UN abrazo.Carlos
ResponderEliminarO un estatua, porque a veces el dolor de pequeñas mordeduras acaban siendo un traumatismo difícil de encajar. Muchas gracias por tu lectura atenta.
EliminarUn abrazo
Increíble relato, me gusta leerte.
ResponderEliminarSaludos♥
Muchas gracias. Un abrazo, y feliz día
EliminarComo el final parece cantado, el hecho de que sea de esa forma deja un poso dulce. No es poca cosa poder pasar al otro mundo con una sonrisa en los labios.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho el relato.
Un abrazo.
El final se intuía perfectamente. Porque él así lo decidió, o se dejó llevar impasible.
EliminarUn abrazo, Macondo
Muy bonito relato aunque tristón. Quizás porque he recordado hace unos días una noticia de un par de personas que encontraron muertas tras las nevadas.
ResponderEliminarBesos
Claro, es que hay quienes mueren y nadie se entera. Sí, creo que hubo algún caso.
EliminarUn abrazo, Conxita
Leyéndote se me heló el alma.
ResponderEliminarMuy buen relato, como siempre, Albada.
Besos
Es muy triste, no era el giro primero, pero fue derivando así. Un abrazo
EliminarPD- Gracias por las palabras que dedicas a mi poema.
ResponderEliminarEs un gustazo leerte, Myriam, siempre.
Eliminar¡Hola! Una historia muy melancólica, sin duda, muy buen relato, me ha conmovido. Un saludo.
ResponderEliminarPosdata: te sigo y te invito a pasarte por mi blog si quieres.
Triste, es una historia triste, creo. Ahora me paso, Carolina.
EliminarUn abrazo
Emotivo y conmovedor, Albada. Me ha fascinado cómo lo has contado, me ha llegado la ternura melancólica que destila. Te felicito.
ResponderEliminarMil besitos con cariño y muy feliz finde ♥
Hay nostalgias que duelen, que dejan tiras de piel arrancadas. Me alegra que te gustara el texto.
EliminarUn abrazo grande
Cómo alguien puede acabar hundido en sí mismo. Cómo cada copo de nieve va pesando y aplastando su ánimo. Cómo se puede llegar a desaparecer a los ojos de los demás... Ufff... es tremendo! Muy muy bueno. Felicidades!
ResponderEliminarAcabó siendo más triste de lo que había pensado, pero le dejé con sus copos, sepultándole.
EliminarUn abrazo, y feliz tarde
Muy buen relato, aunque triste y emotivo. Qué bonito lo cuentas siempre.
ResponderEliminarBesos enormes.
Es triste. Me alegra que te haya gustado el modo de contar cómo quien se rinde, se queda cual estatua.
EliminarUn abrazo grande
Se le ha congelado hasta el alma. Llaman a la muerte en el frío, la muerte feliz, porque te vas quedando adormecido y sí, dibujas una sonrisa. Dicen o creo.
ResponderEliminarEs relato es increíble cómo la has trabajado, Albada, siempre se disfruta lo que haces.
Un beso enorme.
Dicen, no sé si es verdad que sea una muerte feliz, pero pensemos que sí. En este texto no he disfrutado, pero valía la pena dejarle crecer.
EliminarUn abrazo enorme, y por un día tranquilo
¡Jo! Qué buen relato, aunque con un final triste...
ResponderEliminarGracias, Albada.
Besos
Gracias. El final es triste, ciertamente.
EliminarUn abrazo
Me encantó el relato. Escribes muy bien y los temas tienen profundidad. Este de la nieve me toca en el punto mad sensible por ser uno de mis paisajes preferidos. Acabo de dejar en mi blog unas imágenes de la nieve. Hacer un snowman es algo que no se me pasa por alto cada vez que hay una buena nevada aunque mi cabello sea blanco como la misma nieve. Un placer encontrarte.
ResponderEliminarPues la juventud está en el interior así que, aun vistiendo canas, es bello saber que la nieve nos acuna igualmente.
EliminarAhora me paso por tu blog. Un abrazo
Muy bueno!! Pobre el se quedo comoperdido.. besos
ResponderEliminarMuy perdido en sus recuerdos. Seguramente.
EliminarUn abrazo, Hanna
Qué triste y doloros, Albada. Qué bien contado, eso sí. Me ha recordado a la vendedora de cerillas.
ResponderEliminarUn abrazo enorme.
Pues un aire sí se da, ahora que lo dices.
EliminarGracias un abrazo, y feliz noche