El Ateneu ofrecía un curso de
narrativa cuyo horario me iba bien. Me apunté. Al tercer día monté en el
ascensor viejo. Precioso, nada que ver con el otro tan prosaico y relamido.
Estando en él, con su traqueteo
de levísimos tirones, creí haber dado una cabezadita, sentada en su terciopelo
verde, pero ahora dudo que durmiera. Cuando una compañera comentó, asustada,
que notó ese aroma intenso a almendras amargas, y vio el reflejo de una mujer
con aspecto de los años veinte, quedó patente que yo no era la única que sintió
esa presencia. De la docena de integrantes del curso, un grupo entre muchos, dos
personas la habíamos notado. Luego supe que habían sido muchos más antes que
nosotros.
Entré en la biblioteca y leí
cuanto material sobre el edificio pude recabar. Supe que allí falleció una
poetisa joven, cuya ligereza de cascos era la comidilla del lugar. Si fue por
un ataque al corazón, como decían las crónicas, o por envenenamiento de alguna
mujer celosa, como pienso junto con un articulista de la Vanguardia de la
época, no podré saberlo, pero ya se va corriendo la voz: por el ascensor del
Ateneu vaga el alma en pena de una mujer.
Mi psiquiatra insiste en que esas
leyendas urbanas no tienen una base sólida, y que son habladurías. Pone de
ejemplo la mujer de la curva. Lástima que a mí esa inexistente dama me
provocara un accidente del que me costó años recuperarme.
Palabras: 245
Leyendas que escuchamos con cierta curiosidad...
ResponderEliminarUn abrazo.
Se escuchan, y hay quien la vive, o siente que existen.
EliminarUn abrazo, Rafael
Muy bien contado. Que intriga dejaste con esa poetisa de los años 20, muy apasionada. Tal vez con algo de mujer fatal.
ResponderEliminarParece que la narradora se encontró con algo real de esas leyendas.
Un abrazo.
La imaginé ligera de cascos, cosa que en un hombre no importaba, y que al ser mujer sí fue cuestionada, y criticada.
EliminarTal vez no sea tan leyenda ¿eh?. Un abrazo
Hola Albada.. Leí lo del curso de narrativa del Ateneu, pero por poco no nos encontramos, pero es que no tengo tiempo. El Ateneu, lo conozco, allí pase muy buenos ratos con un buen amigo donde tomábamos el vermut mientras charlábamos animadamente. Es un lugar emblemático con un jardín precioso para gozar de una buena lectura o un rato de relax total.
ResponderEliminarUn abrazo.
Es un lugar mágico. Yo allí escribo con fluidez, hay musas que revolotean, y en el patio los peces alegran, junto a las palmeras, las converaciones.
EliminarPues por un lugar estupendo. Un abrazo
No me extraña que haya leyendas sobre el edificio. Lo conozco y es una joya. Ah y las curvas son peligrosas simplemente por ser curvas no por aparecer mujer o niño o el marino errante supuestamente desaparecido en el Finis Terrae.
ResponderEliminarEs un edifico emblemático y precioso. A mí m einspira su silencio, su biblioteca magn´çifica, y hasta le patio.
EliminarBueno, sí, pero si te distrae una mujer de blanco, es más fácil accidententarte :-). Un abrazo
Fue uno de los primeros ascensores eléctricos de Barcelona, y tiene esa butaca. Has hecho una mezcla de relato histórico/novelado en el que hasta ha cabido la mujer de la curva. Genial. Abrazos
ResponderEliminarBueno, me encanta y subo en él muchas veces. Cabía una duda de presencia inexplicable, y me pareció buen lugar para una leyenda. Tanto si existe como si justo ahora se inicia :-)
EliminarUn abrazo, Ester
Un relato con su intriga y su misterio.Las leyendas urbanas algo de real puede que tengan aunque claro esta, la gracia es intentar ponerlas todavía mucho más apetecibles al escucharlas jajaj. Un fuerte abrazo y feliz viernes.
ResponderEliminarHay que exagerar para que llame la atención. Cosa normales pueden acentuarse, y así se inicia una leyenda. Aquí podría ser, por la antiguedad del edificio. Y me puse a ello.
EliminarUn abrazo, y buen finde
Creo que todas las leyendas siempre tienen algo de verdad. Has hecho un buen relato de misterio de un ascensor con mucho morbo.
ResponderEliminarUn gran abrazo Albada y buen fin de semana.
Todas tienen una primera simiente. Salvo los cocodrilos en las alcantarillad de N.Y. que sería un derrapaje mental de alguien, y coló. :-)
EliminarPor las leyendas bonitas, como la de San Jordi. Un abrazo, y buen finde.
Los edificios antiguos con historia, guardan solemnidad y misterio y el Ateneo de Barcelona lo tiene. Así que una buena escritora como tú ha sabido transmitirlo.
ResponderEliminarUn abrazo.
Era plausible. Tal vez de hecho sí hay quien nota esa presencia con el aroma a almendras amargas, piensa que yo rocío el ascensor con un spray expresamente :-)
EliminarEs broma. Un abrazo, y gracias
SIEMPRE SUELO SENTIR EN MI LO QUE ESCRIBES. ME EXPLICO... BAJÉ EN EL MISMO ASCENSOR, SENTÍ EL TERCIOPELO, HASTA CREÍ SENTIR EL SOL EN MI CARA, MIS OJOS SE CERRARON, DORMITÉ... Y HASTA CREÍ VER A LA MUJER... SENTÍ LA FRAGANCIA DE LAS HOJAS, DE LOS LIBROS Y LOS ETERNOS LIBREROS QUE PARECÍAN ESCAPAR AL CIELO...
ResponderEliminarMI PSIQUIATRA NO ME ENTIENDE, NUNCA ME HA ENTENDIDO... ME DCE QUE NADIE PUEDE SENTIR ASÍ. HAY UN LIBRO ARRIBA, MUY ARRIBA EN EL ESTANTE, HUELE VIEJO Y ASOMAGADO, PERO NO LO ALCANCÉ, NI MIS OJOS ME PERMITIERON LEER EL TITULO.
VOLVERÉ OTRO DÍA, HABRÁ ALGUIEN QUE ME LO BAJE.
GUSTAB, LEYENDO TUS LETRAS, VIVIENDO EL ESPACIO EN QUE TE MUEVES .
Es muy buen halago, porque el ascensor huele a almendras amargas, la biblioteca, entre sus más de cien mil volúmenes, desprende un aroma a libreria vieja. Los anaqueles más altos se dejan tocar, como el cielo, con una escalera adosada que has de solicitar, ya que los títulos que allí se guardan, son de los más preciados. Un incunable esotérico, por ejemplo, descansa allí.
EliminarSi no te dejan acceder, me lo dices. Mi alma vaga por allí a ratos, cuando no escribo, y te lo bajaría :-). Un abrazo y gracias
He oído hablar largo y tendido de la chica de la curva, todo un clásico en el mundo de las leyendas macabras, pero nunca había oído hablar de una dama aparecida en un vetusto ascensor. Así que me alegra conocer una historia que, inventada o no, se sale de lo habitual, je,je.
ResponderEliminarUn abrazo.
Es que aún no ha circulado la voz suficientemente. Pero lo escucharás un día, sobre todo si aparece ante alguna parejita y les asusta :)
EliminarUn abrazo
Las almas en pena son un realidad aunque muchos no crean en ellas, una realidad que convive con nosotros a menudo.
ResponderEliminarUn beso dulce y dulce fin de semana.
Son y están, otra cosa es que haya quien se empeñe en que son alucinaciones :-)
EliminarUn abrazo, y feliz domingo, Dulce
Me encantan las leyendas urbanas... y tú nos has regalado una impoluta. El cianuro... siempre ha sido buen recurso para envenenar. Te felicito por este interés que has creado, Albada.
ResponderEliminarMil besitos más. ♥
Bueno, es que en los años veinte tal vez el aroma a cianuro no les interesó en el Ateneu, pero al darle por muerta por causas naturales, ella se está vengando :-)
EliminarUn abrazo
Que buena tú participación para El tintero de oro, la verdad que han salido historias de lujo. Espero poder leerlas todas, que no me da el tiempo para más.
ResponderEliminarUn beso y feliz finde.
A ver si puedo irlas leyendo, pero hasta ahora, las que pude ver, son muy buenas
EliminarUn abrazo
No te había leído este. Qué bueno! Una muy buena participación para el tintero de oro.
ResponderEliminarUn abrazo y feliz domingo :)
Me alegra que te gustase, me lo pasé muy bien escribiendo
EliminarUn abrazo;
¡Hola, Mari Pau! Lo primero es agradecerte esta participación en la iniciativa, espero que la experiencia te resulte enriquecedora. Nos traes una leyenda urbana deliciosa, un edificio emblemático, una historia de apariciones y, sobre todo, el hecho de que la misma se produzca en un ascensor, ese espacio cerrado en el que estamos indefensos, sin poder escapar. Pensar que en esas circunstancias aparezca algo sobrenatural sin duda es una imagen que nos pone los pelos de punta y forja una leyenda urbana en toda regla. Saludos!
ResponderEliminarEs que he estado en él muchas veces, y siempre me queda la duda de si el olor de almendras que noto es un nuevo producto de limpieza, o realmente el alma de alguien de alquien que quiere pedir justicia :-).
EliminarGracais. Un abrazo
Nos has regalado un excelente micro con esta leyenda urbana sobre fantasmas, apariciones y cosas inexplicables. El final da mucha fuerza a la historia. Saludos.
ResponderEliminarEl final es busado. Si la narradora ya tuvo esa experienia en la carretera, no es raro que asuma que lo que sintió en el ascensor, junto a alguien más, era real.
EliminarHay personas impresionables siempre. Un abrazo
Todo aquel que muere por malicia de otros, deja cierta energia que queda vagando buscando justicia
ResponderEliminarPudiera ser. Yo creo que somos energía, amén de cuerpo, así que no sería extraño.
EliminarUn saludo
Tu protagonista tiene esa sensibilidad especial para sentir otras presencias que a veces no entendemos, y por eso lo pasamos al plano de "leyendas urbanas", de lo incomprendido y en ocasiones tan desestabilizador que nos lleva al psiquiatra. Pero están ahí... Me ha encantado cómo has narrado tu relato.
ResponderEliminarEs que hay quin siente omo una piedra pómez, y quien sí nota cosas que otros no captan. Los perros nos enseñan de esas cosas. Pero yo me las creo, o no :-)
EliminarMuchas gracias. Un abrazo, y feliz tarde
Muy bien contada la historia, has conseguido que nos metamos en ella sin dificultad. El final me ha sacado una sonrisa , al parecer la protagonista tiene un imán , ja, ja, ja. Buen trabajo y narrado maravillosamente. Saludos.
ResponderEliminarHay quie es como una campanita para encontrar sucesos extraños, y ella, pobrecilla, se ve que lo era :-)
EliminarMuchas gracias. Un abrazo, Pedro
Una historia muy original, Albada con un final buenísimo. Me ha gustado mucho.
ResponderEliminarEstupendo, me encanta que te gustara.
EliminarUn abrazo, y muchas gracias
Las leyendas no surgen de la nada, alguna verdad siempre hay detrás. Lo más aterrador es cuando crees ver algo y luego alguien te dice que no eres la primera persona que cree ver algo😨. Me ha sucedido, y la sensación que sigue no es para nada placentera.
ResponderEliminarMuy buena leyenda nos has traído.
Un saludo.
Si acabaré en leyenda está por ver, pero claro, si alguien sintió lo mismo, es que uno no está loco :-)
EliminarMuchas gracias. Un abrazo
Esto como al GPS, no hay que hacerle mucho caso que engaña... 😊
ResponderEliminarBesos.
jajaja, y qué verdad. El mío me quería hacer girar al mar, así, por las buenas :-)
EliminarUn abrazo
Pues me ha parecido muy buen micro, Albada. La ambientación te atrapa de inmediato, los destellos paranormales muy acertados. El suspense bien mantenido durante todo el relato.Y ese contraste final entre las afirmaciones del psiquiatra y su experiencia vital muy acertado, le da mucha verosimilitud a la leyenda urbana. Por cierto, ese olor de almendras amargas, podría ser el aroma del veneno que utilizaron con la pobre chica. Me ha gustado el relato. Un abrazo.
ResponderEliminarEse final pone a la mujer narradora en un lugar en el que lo de las leyendas caben, sobradamente :-)
EliminarMuchas gracias. Un abrazo
Cuantas cosas pasaron durante esa inexistente cabezadita. La poetisa envenenada tendrá que prodigarse más para hacerse famosa. Solamente dos apariciones, es un poquito perezosa.
ResponderEliminarNos introduces en un lugar reducido, mítico (por lo sntiguo), claustrofobia, y pos si fuera posible o sobrenatural. Nadie puede escapar... de tu magia
Besossd amiga
Dos en un curso, a saber la de veces que la pobre anda pidiendo justicia :-)
EliminarAy, qué bonito halago. Mucash gracias, Gabiliante. Un abrazo, amigo
Hola, Albada. Una leyenda intrigante en un edificio que invita al misterio. No lo conozco pero parece muy interesante para una visita. Me he gustado cómo has mesclado la leyenda con los problemas mentales de la narradora. Estupendo relato. Un abrazo.
ResponderEliminarPues si montas en su ascensor entenderás perfectamente. Es un lugar pequeño, sí, pero no sabes la de musas que circulan en tan poquito espacio.
EliminarUn abrazo, y muchas gracais
HOla, Albada. A juzgar por la fotografía y por tus descripciones (me encantan esos ascensores antiguos y modernistas), no me extraña que existan almas sensibles que sigan vagando por esos lugares tan emblemáticos y especiales. Un lugar propicio para que la pluma se suelte y de lugar a relatos de esta naturaleza sensible.
ResponderEliminarUn cordial saludo, compañera.
Me alegra que te gustara. De hecho, en ese ascensor, habitan musas, si bien no se las ve. Y en la bibliotea también revolotean. En siglo y medio da lugar para mil historias, ficticias y reales.
EliminarUn abrazo, y muchas gracias
Hola Mari Pau. Excelente relato, muy bien escrito y con un ambiente muy conseguido que se adapta perfectamente a la escena que cuentas, ese edificio antiguo del ateneo, el viejo ascensor, la leyenda de la muchacha fallecida, y ese final contundente en que la protagonista ya había tenido experiencias paranormales anteriores que la dejaron bastante tocada, física y tal vez psicológicamente también. Muy buen trabajo. Un saludo.
ResponderEliminarMuchas gracias. Era el lugar óptimo para ubicar una leyenda, y espero que este texto pueda ser el inico de alguna. De verdad, ese ascensor es una puerta al pasado, y a las almas de literatos que no llegaron a triunfar pero que tenían el talento para haberlo conseguido. Un abrazo.
EliminarHola, Albada. Seguro que alguno prefiere usar las escaleras porque si los ascensores ya suelen causar angustia por el reducido espacio e inquietud ante el menor traqueteo o ruido, si encima les añades que han tenido alguna víctima y de muerte desconocida. es todo un desafío su uso a sabiendas. Buena atmósfera has creado, sobre todo para los claustrofóbicos. Saludos 🖐🏼
ResponderEliminarTe aseguro que casi nadie lo usa. No sé la razón, pero yo sí lo uso, y reconozco que el nuevo no da impresión, y este sí.
EliminarUn abrazo, y muchas gracias
Hola amiga mía!! Mari Pau, qué alegría leerte participando en el Tintero con tu buena letra. Ese edificio emblemático (que aún no conozco) debe ser una joya para que recrear esta historia en ese ascensor. Yo también creo que es el lugar más divertido para un fantasma; no tiene que moverse, lo mueven, lo llevan para arriba y para abajo; y siempre conociendo gente nueva. Así que tu leyenda de la dama de las almendras se convertirá en una de las conocidas urbanas.Ttodos los viejos edificios tienen una y este no va a ser menos. Un abrazo fuerte, fuerte.
ResponderEliminarEs un lugar emblemático. Precioso todo él. Su ascensor en realidad es casi mágico. Por eso es fácil imaginar leyendas en él.
EliminarMuchas gracias. Un abrazo grande
Hola guapa , este se me había pasado , que buen relato
ResponderEliminarme a gustado mucho , no sabes la ilusión que me haría que te
concediesen el tintero de oro , de verdad te digo que me he imaginado
toda esa escena en el ascensor , te deseo una feliz semana besos de flor.
Me alegra que pusieras imaginarlo, porque significa que medio acerté al expresarlos yo. Muchas gracias.
EliminarUn abrazo, Flor
Que casualidad Mari Pau, las dos tenemos como protagonista a una mujer en el ascensor.
ResponderEliminarDesconozco ese edificio pero por lo que cuentas en tu micro la leyenda corre por la zona .
Me gusta como lo narras y lo que cuentas sobre la protagonista
Un abrazo
Puri
Pues es casualidad. Pero sí hay ascensores bonitos que pueden inspirar historias.
EliminarUn abrazo, y suerte, amiga
Muy buen relato! Además con información! No conocía esta historia, ni tampoco sé si la has creado tu o no, pero leerla me ha dado ganas de su bir a ese ascensor Un saludo!
ResponderEliminarEs ficción. Pero ojalá fuera el inicio de una leyenda :-)
EliminarUn abrazo.
¡Hola, Mari Pau! Tu micro es genial, una leyenda a todo dar, narrada despacio pero con buen ritmo para ir adentrándonos en cada detalle y disfrutar aromas, visiones, e inquietudes, y sobre todo de tener esas certezas por experiencia propia.
ResponderEliminarLos ascensores dan mucho juego para crear historias de todo tipo, pero las de terror, son lo maximo. La verdad es que prefiero las escaleras, a menos que haya que subir más de cinco o seis pisos, pero igual me subo en ellos sin ningún temor.
Un placentero deleite leer tu micro. Que te resulte grato el fin de semana.
Dan mucho juego, sobre todo los que tienen décadas. E historias, posibles, reales o inventadas.
EliminarUn abrazo y muchas gracias. Por un finde estupendo.
Creía haber comentado, pero veo que no.
ResponderEliminarNo me sonaba verte por estos lares y mira que a ti te gusta aceptar todas las invitaciones a escribir que pasan por tu lado. Tus letras prestigian más —si cabe— estos retos que nos pone David.
Gran relato.
Un abrazo.
Muchas gracias, Macondo.
EliminarUn abrazo grande.