Gentileza de parris |
Las lluvias y los truenos dejaron verde la pradera,
con un color a reposo y un aroma a reconquista.
Las nubes del pasado quedaron en silencio,
con la última canción de lucha en retirada.
Las tardes se tiñeron de amaneceres y soles,
con las certezas descubiertas bajo su piel de luna.
El manto de verde esencia, cuajado de aliento,
se dispuso a dejarse tejer por la mujer de espera.
El horizonte se dibujó libre de sombras,
desatascado de bolas de pelo entre quimeras.
Se acercaron de puntillas las más tímidas flores,
los sueños más humildes, las notas más esquivas.
Y con esa tela cargada de esperanza y verde ,
con la mejor caída sobre su cuerpo de espuma,
acabó por enfundarse un vestido interminable,
con el que sentir que nada escatimaba su fortuna.
Dispuesta a torear los ambarinos sinsabores,
con pases de verónicas, al aire desatado de las dunas.
Verde sensación me queda, verde esperanza que trae tranquilidad tras la tormenta.
ResponderEliminarUn rayo de luz asoma, iluminando esos colores que nos ofrecen las flores recién lavadas.
Las palabras toreadas con hábil pluma, nos recrean en una lectura gozosa.
Un saludo.
Un abrazo.
Un beso.
La verde esencia de los prados por descubrir, estando por estar, se dejó apresar por una imagen que tuvo a bien hacerme llegar parris.
EliminarY me dejé llevar por el color a libertad y espliego, con sinfonía a Vivaldi, por aroma sol.
Un beso
Verde que te quiero verde.
ResponderEliminarMuy bonito.
Besos.
Me alegra te gustase, Macondo.
EliminarVerde el abrazo tejido sobre hierba húmeda y fresca.
Verdes campos, verdes praderas, naturaleza verde que oxigenan nuestro interior y nuestras miradas se tiñen del color de la esperanza para ser brisa, ilusión, calor, belleza, fantasía, paz, en un mundo verde que es jardín para nuestras miradas.
ResponderEliminarMe encanta envolverme entre tus sílabas que hoy has dejado con la fragancia tan verde.
Un beso.
El verde se teñía en un cráter lunar y aproveché el impulso para dejarlo crecer, avanzar por los cerros hasta aterrizar en una inmensa manta de verde que me vistiese.
Eliminarfresca, viva, esperanzada, y sobre todo...vital.
Un abrazo.
Después de un largo fin de semana en medio de una naturaleza desbordante, me ha parecido que hasta tu texto te teñía, se vestía de verde... ya ves. Creo que tendré que salir menos a la montaña.
ResponderEliminarAbracitos
Te respondí hace unos días, pero veo que no salió. Te decía que quizá me falte a mí salir más al verde de la naturaleza desbordante, al verdor envolvente.
EliminarEl mar cercano me llega en azules tibios, y hoy busco verde. Me calzo sandalias de florecillas y me escapo a la montaña a dejarme bañar por el verde manto de los sonidos a hierba descalza.
Un abrazo.