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Foto de auxiliar clínica alemana. De Google. |
Lola llegó bien. Parece que ha dormido como los ángeles, será por el cansancio. Desde luego no he apreciado signos de pesadilla alguna. Su primer día en el Carlos III ha sido tranquilo, y se ha sentido protegida. Y yo ando contenta. Ya aliviada, hoy dormiré como una marmota, porque la noche la pasé en vela escuchando la radio, por si la paciente moría y estuviera mi hija con ella. Porque ahora, desde ayer, he aprendido mucho de ese virus africano. Y sé que en las últimas horas es cuando los fluidos son más virales, y más capaces de contagiar.
Su compañera está en Alemania. Tiene su edad y está contratada para un trabajo por tres años, contratada en origen, como Dios manda. Uno que implicaba cobrar dos meses sin ejercer de manera independiente. El objetivo de ese "regalo"sin "trabajar" cuidando de pacientes, es el que se les ofrece como forma de inmersión lingüística. Porque de alemán...qué pocos sabemos nadie por aquí,, ¿verdad?
Su cometido no es en un Hospital, sino en un servicio de cuidado domiciliario. En su caso, a dos ancianas mayores y que viven solas. Tienen patologías crónicas parcialmente invalidantes, pero sin demencia ninguna de ellas. En los domicilios les obligan a hacer tareas de cuidadora sanitaria y del hogar. Justo a la hora en que acaba su jornada, en el domicilio de la segunda, no ha conseguido dejar de sacar a pasear al perro de la paciente. Según dice.
Lola me ha explicado que llora cada noche, pero que no puede quejarse, ni preocupar a su familia, porque tiene un trabajo. Tampoco puede regresar, porque su contrato le penaliza si se regresa antes de los tres años que firmó. Cuando más aguante, menos le penalizan del total de las ganancias que ha de percibir en ese tiempo. Yo creo que se adaptará, pero esta juventud... todo lo ve como una montaña.
Judit nunca se sentirá alemana como los franfurts de los perritos calientes!.- dice mi hija, haciendo broma.
Lola es una de tantas licenciada, (graduada, ya que son cuatro cursos ahora en España pero antes eran lo que llamaban licenciaturas) cuyo cuarto curso nos ha costado 2.800 euros. En ese curso final trabajan ocho de los nueve meses. Mi hija lo hizo en jornada laboral normal en cinco servicios. Sin cobrar, por supuesto, sino pagando. Hacen el trabajo fin de carrera y trabajan, y no hacen nada más. Nos llamó la atención el precio, pero la tutora es muy maja y ha ayudado mucho a la chica en su trabajo. Sí que es más caro que los cursos anteriores, pero explican que lo es por el seguro de responsabilidad civil y penal que se ha de contratar, que lo gestiona la Universidad (ante posibles accidentes durante esa formación de prácticas laborales, que es lo que son).
Lola no emigrará. Ni se contagiará. Hoy se pone en marcha el protocolo como está descrito, y ni ella ni nadie ya estarán solos ante el peligro. Ni al vestirse con el traje de seguridad. Ni al desvestirse. Ni durante el tiempo que están en la habitación.
Parece ser que tras los avatares de la gestión, se dará información diaria a la población, se dotará al personal sanitario de los medios necesarios, e incluso de soporte psicológico si lo necesitan.
En el Zara le guardan su puesto de trabajo de los sábados. Hoy podré dormir cuando la vea marchar, con su coleta negra, su blusa azul y una sudadera, porque llueve en Madrid.
Al fin llueve en Madrid