El torbellino ha sido puntual.
Como cada último domingo de mes la lavadora me ha devuelto
lo que me ha abducido durante estas semanas.
Como otros domingos, he visto cómo dispersaba, y quedaban en el suelo los elementos usuales, llegando a un rincón un calcetín blanco, allá un cordón de zapatilla, y algunos botones. Esas cosas habituales. Como en todas las casas donde hay jóvenes viviendo. Porque imagino que es un efecto que llevan ahora las lavadoras, tras tantas quejas por pérdidas de horquillas, moneditas, botones, cordones y los innumerables calcetines que quedaban sin su pareja
Hoy, por ejemplo, había dos botones. Uno sé que es de un pantalón de hilo, veraniego, que
ahora descansa en una estantería del armario, y el otro es de una camisa de
hombre, o de un polo.
Ayer vi a un joven con los cordones desparejados. Uno era lila. El otro blanco. Igual no tienen paciencia en casa para esperar a que la pareja “fugada”, regrese al lavadero, pero me hizo gracia, porque un hijo tenía unas Converse idénticas, blancas y amarillas, con detalles en color lila. Recuerdo que los cordones, primitivamente, ambos, por supuesto, eran de un vivo y alegre color violeta. Lo recuerdo porque la lavadora se comió uno de ellos, hasta que lo regurgitó. Pero era tarde. Yo aún no sabía estos turnos de la nueva lavadora, y ya había comprado otros.
Bueno, lo sorprendente es que hoy, además de lo normal, ha salido un perro yorkshire de ese remolino.
Creí que sería un peluche de un osito, con lazo rojo, pero no. No es un
peluche, sino un perrito, seco, pequeño
y con cara de ¿dónde estoy?
Si alguien ha perdido un perrito, de unos dos meses, contacte
conmigo. El animalillo está bien, sólo asustado. Aprovecho para rogar, a quien pudiera haber encontrado
a un osito…que me lo haga llegar. :-)