Imagen del blog Moli del Canyer. Inma |
La propuesta viene de la mano de Molí del Canyer. Esta es mi participación.
Me deslizo por el tobogán de los recuerdos. Jubilarme de
policía local no afecta a la imagen de esas sillas rescatadas de un contenedor,
escenario de un crimen, y de mi vida.
Jannette y Silvina las habían instalado tras las matas verdes
que las aislaban de la carretera donde ofrecían sus servicios, hiciera frío o
calor. Era su salita de estar al aire
libre. Conocerlas me hizo valorar ese sucio y peligroso trabajo. Cuando nos
informaron del hallazgo de un cadáver sentado en una de esas sillas, no pude
dejar de pensar en el fin de la pesadilla de Silvina, ni en su boca de alondra,
ni en sus muslos de seda. Jannette fue la víctima de un asesinato. La investigación
no llevó a ningún sospechoso, pero claro, pasa tanta gente por ese lugar…Silvina
no logró echar fuera de sus manos, o su boca, o sus muslos, el terror de saber
que podía haber sido ella. Pero yo siempre supe que se salvaría. Del asesino, y
de la presión que Jannette ejercía sobre ella. De esa influencia malvada.
Bajo su maquillaje latía un corazón de algodón de feria,
que iluminó mi vida, y que me robó mi propio corazón. Han pasado veintidós años
del asesinato no resuelto. Alguna vez me mira como queriendo preguntar, otras veces
con miedo, pero la entretengo criticando algo de su aspecto.
Acabo de descubrir a una rumana muy linda, en la misma carretera, con una silla similar, y una boca de alondra, con, seguramente, un corazón de algodón de feria.
Acabo de descubrir a una rumana muy linda, en la misma carretera, con una silla similar, y una boca de alondra, con, seguramente, un corazón de algodón de feria.
Los asesinos siempre vuelven al lugar del crimen.
ResponderEliminarIntrigante relato con suspense.
Un placer leerte siempre
Seguramente es así, vuelven, para recordar, para revivir.
EliminarUn abrazo, y muchas gracias
Dos sillas que en tu relato son parte de toda una escena del crimen y de pasiones. Aunque ya ves, nada dura para siempre, solo el plástico de esas sillas.
ResponderEliminarUn beso dulce.
Ese plástico verá a los nietos de asesino, con esa durabilidad que es es espeluznante, es verdad.
EliminarUn abrazo, Dulce, y feliz jueves
Un maravilloso micro, oscuro y claro a la vez. Mentes retorcidas y románticas, porque el romanticismo no solo es para los enamorados. Te felicito, Albada.
ResponderEliminarMil besitos con cariño ♥
Las mentes de los cuerpos policiales pueden ser muy oscuras, seguramente por lo que llegan a ver.
EliminarUn abrazo, y por un jueves bonito para ti
¡Increíble lo que te ha llevado a escribir esa imagen! Me parece un texto formidable, digno de una novela, porque esa historia de verdad que creo que daría mucho más de sí. ¡Enhorabuena!
ResponderEliminarParece un resumen de novela, en vez de un relato, pero creo que es la historia de un solo suceso, lo que que hace un hombre capaz de amar. Mucash gracais.
EliminarUn abrazo, y por un día estupendo para ti, Rebeca
Magnifico trenzado, consigues unir el crimen y el romanticismo porque en ese amor pagado tambien lo hay. Abrazos
ResponderEliminarPuede haber un amor romántico, ya lo creo, esas mercenarias del sexo, quién sabe con qué sueñan, ¿no?. Muchas gracias, Ester
EliminarUn abrazo grande
Veintidos años parecen haber sido suficientes para un nuevo inicio.
ResponderEliminarAbrazo
Tal vez es la etapa de un amor que se queda caducado, y requiere nueva savia, quién sabe :-)
EliminarUn abrazo
Me recuerdan sillas y asientos parecidos en lugares diversos de pueblos perdidos y cercanos.
ResponderEliminarUn abrazo.
Las hay en todas partes, duran una eternidad, y las vemos por doquier, es verdad. Si pudieran hablar...escribirían novelas interesantes.
EliminarUn abrazo, Rafael
Excelente Albada, uno de tus mejores micros.
ResponderEliminarBesos al alma.
Muchas gracias, Paula. Un abrazo grande
EliminarUn relato que tiene ese punto escalofriante y como dice Ester, mezclando el romanticismo. Es un desafío complicado,pero,has resuelto como siempre, haciéndonos partícipes de tu talento.
ResponderEliminarUn beso enorme.
Me pareció buena mezcla, lo sórdido con la inocencia de la infancia, me alegro que te gustara.
EliminarUn abrazo grande, Luna.
Las sillas mudas testigos de lo acontecido, lamentan su pobre destino, siempre al margen.
ResponderEliminarUn beso.
Testigos privilegiados, si pudieran hablar...
EliminarUn beso, Alfred
no quisiera estar en la piel de las mujeres que ejercen esa ocupación. de por sí es desagradable la mayoría de las veces, están en manos de mafias...
ResponderEliminarno perdamos la esperanza de que esas mujeres con corazón de algodón dulce encuentren una vida mejor.
abrazos!
Cada vez que veo a una, que a veces son dos en el mismo lugar, me pongo a pensar en sus vidas, y me entra una desazón enorme.
EliminarLas mujeres de corazón dulce acaba sufriendo siempre, pero son tan necesarias...¿verdad?. Un abrazo
Que bien lo has hecho hija mía, cómo has cogido esas dos sillas y les has dado vida ...
ResponderEliminarFABULOSO ...ya esta
Un beso grande pero grande.!!
Muchas gracias, Campirela. Las musas, que a veces me dictan al oído :-)
EliminarUn abrazo grande
Un texto muy inspirador. La foto es muy hermosa.
ResponderEliminarUn abrazo.
La imagen daba margen de imaginar, desde lo sórdido hasta lo poético, es verdad.
EliminarUn abrazo, Rocío
Es un micro magnífico, tan evocador que casi parece que estamos presentes en la escena. Besos
ResponderEliminarQué elogio más bonito, poder vivir lo que sugieren las palabras. Muchas gracias.
EliminarUn abrazo
Escalofriante relato magníficamente narrado. Un poli asesino, no es de extrañar que el caso no fuera resuelto. Silvina siempre lo supo adentro suyo, y sin embargo... Y ahora ¿Qué pasará? ¡Pobre corazón de azúcar!
ResponderEliminarBesotes
Pues en dos décadas, Silvina encuentra la relativa paz de estar amada y protegida, viviendo bien, más o menos, pero la incertidumbre de sospechar que vive y yace con un asesino, no sé yo si le vale la pena.
EliminarUn abrazo y muchas gracias.
Vaya por dónde te han llevado esas sillas! Jeje muy original historia donde el asesino es el menos pensado. Un abrazo
ResponderEliminarLos polis pueden ser asesinos difíciles de cazar, porque conocen los métodos de investigación. Ha habido una asesinato en Catalunya con dos implicados, y el propio asesinado, mossos de escuadra los tres.
EliminarUn abrazo
Qué buen relato.
ResponderEliminarUn abrazo.
Muchas gracias, Macondo. Un abrazo grande
EliminarUn buen relato amiga. Asesinato y amor... Saludos Albada.
ResponderEliminarEl asesino sabe más de amor que el poeta, dice Sabina, y es verdad. Aquí lo muestro así de claramente :-)
EliminarUn abrazo
genial. me encabta ese decir sin decir. paralelo al preguntar sin preguntar,de silvina, a ver si el poli quiere contestar sin que le pregunten. ademas estoy seguro de que esas sillas de la foto estan realmente ahi, para lo que propones (el desarrolo profesional, no el asesinato, eh?)
ResponderEliminarun disfrute
besos y abrazos
Las imaginé así, al resguardo de la mirada de la carretera. Y dos décadas son mucho años de no saber si ese hombre con el que yaces es un asesino, como sospechas, por mucho que te demuestre que te ama.
EliminarUn abrazo, amigo
Blancas sillas a la sombra bajo los verdes helechos.
ResponderEliminarToca la reunión para esclarecer los trágicos hechos.
Toca una reunión general, seguro, porque un asesinato quedó sin resolverse.
EliminarUn abrazo
Muy buen relato. Intriga y pasión. Amor y muerte. La nueva, rumana y con boca de alondra, sustituirá a la pobre Silvina, y probablemente del mismo método que ocurrió con Jannette. Lástima que en este caso, como en muchos otros reales, el asesino quede impune.
ResponderEliminarUn abrazo.
Sí, muchos casos sin resolverse. Estas chicas, cuyos pasados hacen que hasta los nombres son difíciles de rastrear, dejan pocas pistas.
EliminarUn abrazo y feliz día
Qué bueno, Albada, has combinado intriga, suspense, amor y romanticismo en tan pocas palabras. Muy bueno!!
ResponderEliminarUn abrazo!!
Muchas gracias, Carmela. Me gusta mezclar en poco espacio :-)
EliminarUn abrazo grande
Hola Albada,
ResponderEliminarHas creado una obra maestra de un asesino que queda impune. Lo leí varias veces y sinceramente cuanta verdad tiene mi tocayo Sabina. Pero más allá de ello logras que ese final no sea final y nos dejes con esa rumana que ocupará sin duda la cadena de tantos casos sin resolver. Solo puedo aplaudir y darte mis más sinceras y expresivas felicidades, ya que en este arte de expresión te encuentras como pez en el agua.
Un abrazo con cariño y que tengas un maravilloso jueves.
Cuídate !!!
Muchas gracias. Hay personas, policías sobre todo, que conocen el lado oscuro de la vida, y pueden deslizarse por ese lado sórdido. Incluso caer en ellos. Como este de mi cuento. Y sí, la nueva rumana, agotada la frescura e inocencia de Silvina, será su próxima pareja, y a saber qué hará para acercarse a ella. Si es un cazador, tendrá paciencia, seguro, y logrará la pieza.
EliminarDe verdad te agradezco. Un abrazo, y a por un jueves excelente para ti.
¡vaya con el policía! Las mentes perversas y asesinas suelen ser así. Has hecho una historia muy interesante.
ResponderEliminarBesos
Mucas gracias Creo que todos podemos albergar a un posible asesino, pero hay quien le saca de paseo :-)
EliminarUn abrazo, Rita
Pobres mujeres... víctimas en todos los sentidos.
ResponderEliminarMe ha parecido muy posible y muy real.
Besos.
Son víctimas, a veces, en muchos frentes.
EliminarUn beso, Toro
La maestría de un buen cuento de suspenso, más allá de esos donde un investigador pone al descubierto a los autores de un crimen, desatando para un primer su sabiduría e inteligencia de sabuesos.Tú nos deja sospechas, dudas, a pesar de un cierre donde convergen tantas señales. UN abrazo. Carlos
ResponderEliminarEspero que esos ingredientes hayan sido de tu agrado, porque me divierte mucho escribir. Muchas gracias.
EliminarUn abrazo
Jamás olvidaría el policía aquella escena que marco su vida, su corazón se desvinculo de su razón y su deber.
ResponderEliminarMuy buen relato.
Un abrazo :)
Se enamoró, cayó de cuatro patas, diríamos, e imagino que esa pasión el cegó la razón. Pero a los veinte años acaricia la idea de nuevo ¿eh?
EliminarUn abrazo
Hola gracias por tu aporte y vista en el blog
ResponderEliminarte lo agradezco mucho
cuidate
Besos
De nada, Anna.
EliminarUn relato magnifico que mantiene el suspense, es buenisimo. Gracias por sumarte. Besos.
ResponderEliminarTus dos imágenes me parecieron imponentes. Gracias ati por compartirlas.
EliminarUn abrazo, anfitriona.
Me ha sorprendido tanto que lo he leído dos veces. Fantástico relato para desarrollar y convertirlo en novela.
ResponderEliminarUn saludo.
Es verdad que parece un resumen, de una novela de mayor calado, pero no creo que la siga :-). Muchas gracias.
EliminarUn abrazo
Muy Noir. Bien.
ResponderEliminarDel todo :-). Gracias. Un abrazo
Eliminardos sillas dan para mucha fantasía... me gustó tu relato y veo que tu foto es diferente de la que eligieron los demás... saludos!
ResponderEliminarHabía dos fotos, y elegí esta, porque me pareció que daba más juego a mi texto. Muchas gracias.
EliminarUn abrazo, y feliz día
Esa frase última con la que cierras tu relato, no me inspira ninguna confianza. Creo que hasta puedo sentir su aliento cerca de la nuca y el sonido de una sonrisa medio desdibujada.
ResponderEliminarUn beso enorme, Albada.
No, tal vez el tipo, impune, tenía un lado oscuro muy acusado. Esa sonrisa ladeada que imaginas, seguramente existe :-)
EliminarUn abrazo
woooooo.... el relato me tenía en ascuas, muy bueno :)
ResponderEliminarcreo que de ahí pueden nacer muchas cosas... agradezco tu creatividad
Me alegro que te hay guisado, Susy.
EliminarUn abrazote y a por un sábado bonito para ti.
Guau...me ha encantado. Unos testigos mudos de un hecho atroz.....muy bien relatado.
ResponderEliminarUn saludo
Esas sillas, que las hay muy viejas, son testigos de miles de historias, ya lo creo
EliminarUn abrazo
Qué buen relato, Albada.
ResponderEliminarLa maldad se esconde donde menos lo esperamos. Los malos no siempre son los malos y los buenos tampoco. De hecho, prefiero a los malos que van de lo que son, que los que se disfrazan de buenos.
Un abrazo grande
Seguro, hay mentes retorcidas en gente que sonríe, y que nos parece normal, así que mejor si se nota que son mala gente.
EliminarUn abrazo grande
con tantos datos como das,es difícil acertar quién es el asesino. MUy buen TRiller, amiga Albada
ResponderEliminarjaja, un amigo de Janette, seguro :-)
EliminarMuchas gracias. Un abrazo, Montserrat.
Encuentro más indicios autenticidad en las sillas que ciertas apologías de asesinos en serie o en masa cuando van muy campantes por ahí, a la vera del camino.
ResponderEliminarMis saludos y abrazos de siempre.
Pues sí, son testigos mudos, a veces no tanto, pero no sordos, de muchos asesinatos, no lo pongo e duda.
EliminarUn abrazo, y pro un día bonito para ti
Se prepara para el siguiente, que está la llegar..:-)
ResponderEliminarUn abrazo, Julio David
Esta claro que tu imaginación tiene la fuente de lo creativo. Hoy me he vuelto a bañar de tus palabras que son reflejo de tu pensar y, me he sentido bién; como siempre un beso amiga
ResponderEliminarBueno, imaginación no me falta, cuando la busco, claro. ;.). Muchas gracias.
EliminarUn abrazo, Amigo
Y este relato lo has escrito por la inspiración de la fotografía?
ResponderEliminarQue bueno, admiro tu imaginación.
Besos.
Pues sí. La inegen de sillas testigos me pareció muy motivadora. Muchas gracias.
EliminarUn abrazo grande.
Fantástico... A partir de esa imagen has construido una historia buenísima. Enhorabuena, Alba!
ResponderEliminarLas sillas, como testigos, me parecieron perfectas.
EliminarMuchas gracias. Un abrazo