Mi regalo de Navidad de amigo invisible. Traía un billete que es un papel. |
Un amigo invisible, humano, preciado, sensible y que valora la simpleza y mi simpleza, me ha regalado un palo. La caja era blanca, el lazo naranja, bien puesto y feliz, y albergaba el palo que pueden ver.
No lo había pedido, pero hay un anuncio que me entusiasma. Por el entusiasmo del niño al recibir el presente. Igual es que la magia inundó el corazón de ese amigo invisible, porque me llenó de felicidad el regalo. No imaginen mi expresividad, ni por edad, idéntica a la del niño. Pero que me hizo ilusión, no lo duden. Pero mucha.
Así que para hacer conjuros, es decir, poder alejar a los malos espíritus de la pobreza, de los desengaños, de las tristezas a flor de piel y otros pesares, voy a usar el palo para fabricarme una varita mágica.
Cómo se hace. Pues es muy sencillo, porque he asistido a un colegio de alta magia y baja superstición, y allí tomé notas en un cuaderno de fantasía, con tapas de siempre-quiero, y espiral de ambrosías de buenos deseos.
Primero se ha de hacer una depuración de ramitas, pero ligera, porque si no va a parecer una aguja de hacer calceta, y no me apetece ser un peligro para nadie. Afilar, mejor poquito. Pero muy poquito, pensando en batuta, más bien.
Para que adquiera sus características de magia potagia, se ha de inmersionar en una pócima de buenos augurios, durante una luna llena y media de tiempo, y en un recipiente con un litro de besos. Esto se ha de seguir de manera muy estricta, y en las unidades se ha de ser muy exacto, porque si no, los ingredientes no funcionan.
La poción ha de ser personal, así que yo he elegido los ingredientes obligatorios (agua, sal y azúcar) y además canela, hierbabuena, zumo de limón y plumas de ave fénix. He dejado de lado la fibra de corazón de dragón, y el pelo de los calvorotas de Mayo, así como las garras de tigres y tigresas, la esencia de púas de erizo y cualquier otro ingrediente o resto de seres vivos, incluido de cuerno de unicornio.
A medida que se incorporan los ingredientes de ha de ir recitando el qué y el para qué de cada uno. Por ejemplo. Pongo plumas de ave fénix para endulzar este hechizo, y un poquito de limón, para que todo tenga mejor ritmo. Añado este azúcar para que huela rico, y este soplo de risa, para que se rice el rizo.
Cuando el agua burbujeante está lista se nota, porque huele a fantasía, y casi se duerme al ser removida con esmero y cantarela de fondo. Sólo resta depositar la vara, dejarla esa luna y media, y ver cómo se convierte la humilde rama en una varita mágica de verdad.
Con ella espero hacer la magia de ayudar a ser feliz a mi alrededor. Claro, que seguro que con quien primero lo pruebo, será conmigo misma!.
Ya les diré si consigo tanto conjuro como deseo. Lo que no sé es si funcionará sólo en mis manos, o podré prestarla.
Ya les diré si consigo tanto conjuro como deseo. Lo que no sé es si funcionará sólo en mis manos, o podré prestarla.