Siguiendo la propuesta de Neogéminis, sobre penumbras y humos, mi aportación es la que sigue, agradeciendo a Dagmar la imagen que formé en mi mente con sus palabras.
Mi padre había conseguido su edén
particular. Al fin. Llevando en su carpeta
esas patentes tan inverosímiles como “la tapa caliente de wáter”, huyendo de
una esposa masoquista y tres hijos que cuestionaban la viabilidad de sus
quimeras, así como sus delirios de grandeza, y con esa labia que Dios le dio, había
comprado veinte mil hectáreas de selva amazónica colombiana. Cuatro años después, un pastor de la Iglesia
del Séptimo Cielo y de Adviento Florido había contactado con mi madre. O íbamos
a rescatarle, o un enjambre de hormigas culonas acabarían con él. Sólo yo
hablaba español, así que me tocó ser el ángel de la guarda de un padre, al que amé,
cómo no, pero que era responsable de tanto dolor en mi casa como recuerdo desde
siempre, desde niña.
Entre humos y penumbras, sobre un
jergón de paja con olor a rata muerta, fui a liberarle de las garras del
olvido, de las fauces de su desvarío, de sus nubes de alcohol con fantasías
versallescas. Vi una sombra menguada de esa planta regia de mis recuerdos. Me topé
con la frustración de no poder abandonarle, me discutí con la rabia de verle
así de estropeado, como reloj arrumbado en un rincón umbrío, sabiendo que era
el resultado esperable de su vida de fanfarrón, usando la paciencia, el dinero y el amor
de su esposa adicta al victimismo.
Al rato de mirarle, sin
convencerle, me picaron los ojos. Se había declarado un pequeño incendio en la
hacienda. Conseguí llevarle en un jeep asmático hasta el poblado y allí, con
dos, o cinco cervezas, logré venderle la idea de poner un zoo en nuestra
propiedad familiar, en Zug, el cantón más rico de Suiza. Un hidroavión que tuvimos
que pagar había hecho su trabajo. En el aeropuerto, con dos diazepanes que le
metí en su café, los aduaneros le encañonaron. Tuve que usar mis encantos, y todo el dinero que quedaba
de la venta a contramano de su finca, para que algún abogado consiguiera
salvarle de la cárcel. El revólver estaba cargado (para defenderse en la selva, me dijo, pero muy tarde). Ahora, en el centro de Reposo, hace fuegos para recordar
el humo de su paraíso perdido.
Palabras 359
Lo que rescato es el valor de las personas que viven al límite, también de las personas que asumen el "rol responsable" para salvar determinadas situaciones.
ResponderEliminarUn muy buen relato, Albada
Abrazo
Hay quienes viven, de manera elegida, casi fuera de la sociedad, y hay que echarle valor. Aquí tenía el soporte de la familia en general. Claro, puede que alguien tenga que rescatarles.
EliminarUn abrazo
Lo peor y más catastrófico, es perderse uno mismo entre humos y penumbras. Una buena historia has creado.
ResponderEliminarUn beso dulce.
Es tremendo, porque no hay Google maps que te salve si te pierdes de ti mismo
EliminarUn abrazo, Dulce
Te felicito, Albada, bien se podría sacar una novela de este relato. Me ha gustado mucho la descripción emocional que has recreado. Maravilloso.
ResponderEliminarMil besitos para ti y feliz miércoles ♥
Podría ser una novela de las que no se creen. Es verdad.
EliminarUn abrazo
Menuda empanada mental arrastra el personaje.
ResponderEliminarUn beso.
Casi que muy espesa. :-). Un beso
EliminarBoa tarde. Parabéns pelo seu trabalho maravilhoso e matéria.
ResponderEliminarGracias, Luiz. Un abrazo y feliz jueves
EliminarHistoria de una vida agitada. Cuantos fracasados no tendrán una mano que los saque del hoyo en el que viven.
ResponderEliminarUn beso.
Muy agitada, seguramente psiquiátrica sin haber sido diagnosticado el tipo
EliminarUn abrazo
Paraíso perdido pero, al menos, tuvo la suerte de ser rescatado, hay personas que sucumben en esos entresijos de humos y penumbras.
ResponderEliminarUna historia corta pero que bien podría dar lugar a una gran historia.
Un beso.
Los hay, son los sin techo de muchas zonas, cuando se han perdido, sin ángel de la guarda que les salve.
EliminarUn abrazo y muchas gracias, Carmela
Sigo sonriendo con tus relatos... Gracias.
ResponderEliminarUn abrazo.
Hay nombres de Iglesias muy curiosos :-). Un abrazo
EliminarQué relato tan elaborado y conmovedor, Albada, increíble que te haya brotado "en un ratito", como me dijiste al pasar avisándome de su publicación, jeje. Me alegra que te sumaras con una historia tan bien narrada. Un abrazo
ResponderEliminarEn un ratito, de verdad, tal vez diez minutos, si bien es cierto que una amiga me dio imputs que me impactaron y que usé.
EliminarUn abrazo enorme. Bonito jueves te deseo
Bien perdido estaba ese personaje...
ResponderEliminarFantástico relato, da gusto leerte!!
Besos
Muy perdido en su nebulosa. Hay muchos enfermos mentales que nunca se diagnosticaron. Y así les va, a ellos y a sus familias
EliminarUn abrazo, y muchas gracias
Como un efecto domino, los sueños que le hacían vivir, fueron cayendo uno tras de otro.
ResponderEliminarPero con todo y eso, los quijotes nunca dejan de enfrentar sus propios molinos, hasta quedar a la deriva, escondidos tras un viejo diván, entre humos y penumbras.
Gustab. soñando con mis sueños.
Exacto, era un Quijote totalmente, buscaba ese paráiso, ese sentirse casi Dios, y nos dan pena, pero ojo, en su mundo, son seres luminosos, porque lo son.
EliminarUn abrazo, y a por un jueves bonito
Al menos pudo rescatarlo, fue un gran logro, aveces el dinero hace milagros. Gran relato amiga. Saludos.
ResponderEliminarSin dinero hubiera sido imposible ir a buscarle. Son enfermos no diagnosticados que hacen de su vida una luminosa aventura, pero dejan a sus familias en la ruina mental más severa.
EliminarUn abrazo, Sandra
Me ha encantado tu relato, muy bien elaborado y de acuerdo con la opinión de que podría dar para una historia mucho más amplia. La verdad es que has pintado esa caida de los dioses y los sueños de grandeza, con un sentido del humor al mismo tiempo que lo trágico, que me ha hecho reír un poco.
ResponderEliminarAbrazos. Un placer leerte.
De hecho da para mucho, su pasado, y mucho también tras salir de la casa de reposo. Pero el meollo de la cuestión es ese.
EliminarTragicómico, así lo imaginé. Un abrazo
Muy bien elaborado el relato, Albada. Me recuerda como dice alguien por ahí a esos mundos quijotescos con efecto dominó y mentes en blanco.
ResponderEliminarFelicidades por ello. Me ha encantado.
Un abrazo gigante, amiga.
Mentes que pueden ser brillantes, no te quepa duda, pero que hacen sufrir lo que no está escrito.
EliminarUn abrazo, y muchas gracias
Albada , he leído el relato y me gusta mucho. Enhorabuena.
ResponderEliminarDe su lectura me queda una reflexión: El protagonista persiguió sus sueños, y por ello a su manera fue feliz. Y para mí eso "sentirse libre " es primordial.
Bravo , mis felicitaciones. Un abrazo.
Le imaginé muy feliz, si bien en la nevulosa de su mente. LO malo es quien está al lado
EliminarUn abrazo, y muchas gracias, Berta
Me gustó mucho tu relato Albada, de Quijotes y quijotadas está el mundo lleno.
ResponderEliminarEnhorabuena por ese relato que al final termina algo decente.
Un abrazo y hasta la vuelta de un pequeño descanso.
No acabó tan bien como aquí escribo, porque en Suiza mantener a alguien privado de libertad implica Inhabilitarle, y es muy complejo con quien tiene un discurso que parece normal sin serlo.
EliminarYa volví, si bien voy saliendo :-). Un abrazo
Vidas con luces y sombras, a veces con más sombras, que logran sobrevivir a duras penas y gracias a la luz de otros.
ResponderEliminarUn placer leerte
Beso
Pueden ser muy manipuladores, y brillantes también, así que hay luces, claro, como subir a la montaña rusa, pero luego bajar de ahí arriba es dificil.
EliminarUn abrazo
Pues a mí me ha encantado, está rebosante de imágenes y metáforas preciosas. Cercano de cerca al "Amanecer" de hace 2 semanas.
ResponderEliminarEl personaje huele a Quijote, pero el aire, no solo por la selva, huele a Nacido.
Te sientan bien las vacaciones, eh?
Besoss, amiga
Huele, estoy contigo. Me alegra que te haya gusatdo, porque es un resumen casi de una vida intensa, eso sí. Dejando huella, para bien tal vez, y sobre todo para mal.
EliminarUn abrazo, amigo
Jolín, puse Macondo, no Nacido
EliminarYo volviéndome loca con tu Nacido. ;-). Por Macondo y ese realismo mágico.
Eliminarera imprescindible su rescate? Cambiaste su vida de ser sin sombra a hombre sin sentido. Toda una historia encadenada a Dios sabe qué? El problema es que en Suiza no admiten un zoo que no sea de vacas, animal sagrado allí. Un abrazo
ResponderEliminarNo era imprescindible, imaginé que el pastor vio a un suizo fatal, y quiso que su familia se hiciera cargo. Nunca se sabe qué es lo mejor para esos seres intensos, tan vitales que parecen maníacos de una bipolaridad
EliminarUn abrazo
¿Porque sera que este tipo de personas siempre tienen a alguien que esta dispuesto a rescatarlas? Muy buen relato. Besos.
ResponderEliminarClaro, es que sin ellas no llegan a demasiada edad. No hay otra explicación :-)
EliminarUn abrazo, y feliz viernes
Un buen relato que da mucho que pensar...
ResponderEliminarUn abrazo
Me alegra que te gustara.
EliminarUn abrazo grande
Me has impresionado con tu historia. Hay argumentos suficientes para hacer el montaje de una novela. Enhorabuena. Un abrazo.
ResponderEliminarLa raiz de la historia da para más de una novela, de huídas de la realidad, sobre todo.
EliminarMuchas gracias. Un abrazo
Cuánto me ha acercado este relato al llamado realismo mágico. Aunque creo que no hay más magia que la imaginación de cada cual, el esfuerzo al escribir y el texto que remite a fantasías o a conversión de experiencias escuchadas a ese terreno de la ficción. Te lo agradezco, A.
ResponderEliminarEn este caso me basé en una historia realmenta mágica y demasiado tragi-cómica, porque hay vidas que superan toda ficción, es verdad
EliminarUn abrazo
A veces pienso que no vale correr ningún riesgo por ese tipo de personas pero claro... eso es decisión de cada uno.
ResponderEliminarBesos.
Ante la llamada de un pastor...igual uno va a a rescatar al padre, guste o no
EliminarUn beso
Has escrito sobre un tema que siempre está presente en algún lugar, en alguna familia. Los rescates no siempre funcionan, sobre todo si no se dejan rescatar. Es una pena perder el norte de nuestras vidas. El dolor lo sufre toda la familia.
ResponderEliminarUn buen relato, Albada, como todos los que escribes. La imagen refleja esa locura.
Abrazo
No quieren ser rescatdos, porque sienten que están en posesión de la verdad. En su universo, somos los demás quienes estamos equivocados, por eso es tan dificil salvarles. No lo desean.
EliminarUn abrazo
Aún me embelesa el humo de aquel cigarrillo que juega en el vacío. Mi vista, ausente de todo, se hace borrosa siguiéndolo . En su ascensión carente de cualquier corriente de aire, marca una línea recta perfecta hasta que termina por deshacerse en filigranas. El humo me transporta a las mil y una noches y ese recuerdo, me hace volar de una manera tan placentera que yo mismo quisiera ser devorado por unos labios.
ResponderEliminarAquel humo, se retuerce en su ascensión para crear autenticas obras de arte a la vez que atraviesa los rayos de sol en la ventana para mezclarse entre infinidad de motas flotantes...motas de polvo que se desplazan tan tranquilas, como si se hubieran tomado un valium; aburridas, sin saber a dónde ir como viajeras perdidas visibles a los rayos del sol.
Al espectáculo no falta la típica mosca indecisa que con sus constantes cambios de sentido, no respeta las leyes del humo y del polvo en suspensión. Parece que huye de un incendio buscando la libertad y chocando continuamente contra el vidrio de la ventana. Le doy otra calada al cigarrillo para lanzar el humo contra el haz de luz. Se crea una auténtica revolución y las motas se vuelven locas. Todo se torna del color azulado de mi humo y pienso...este será mi último cigarrillo.
Pero qué buen texto, de lo mejor que te he leído. Una maravilla de imágenes, de sensaciones. Poco importa si es el último cigarrillo y bien disfrutado.
EliminarUn abrazo grande, amigo
¡Hola, Albada!
ResponderEliminarEs triste perder la brújula de nuestro camino y hundirnos como en tierra movediza y peor, que alguien que nos ame, nos tienda la mano y preferir ignorar esa ayuda. Es muy triste.
Me encantó tu relato.
Un fuerte abrazo.
Es muy real, y en patología mental se da a cada instante. Pero es que la mente es tan potente, que crea universos paralelos.
EliminarUn abrazo, y a por este finde
Muy bueno. Es un cuento pero existen personas que en pos de sus sueños vuelan y destruyen cualquier familia. Una historia casi real.
ResponderEliminarmariarosa
Son peligrosos porque no tocan el suelo, pero fascinantes, eso sí
EliminarUn abrazo
El fuego, como siempre inseparable del humo, si encima hay penumbras todo se torna más difícil, más peligroso.
ResponderEliminarBesos.
Todo es más confuso y peligroso, es verdad. Un abrazo
EliminarNoto alguna ambigüedad en tu cuento, si fue salvado del abandono, del estado en que estaba o si fue capturado por sus hijas, que lo engaño. No hay que confiar del todo en los personajes narradores. Tal vez ella tenía algo de rencor contra sur padre. Sospecho que le hizo firmar algunos papeles para quedarse con su dinero, si fue capaz de meterle algo en el café.
ResponderEliminarUn abrazo.
Ignoro los pormenores, pero lo del poner algo en el café seguro que no pasó. El zoo había sido un proyecto anterior, en Alemania, y salió mal, claro. Lo que costó fue inhabilitarle para que no pudiera conducir. Aquí tampoco es fácil inhabilitar a alguien. Fue engañado para llevarle al hogar
EliminarUn abrazo
Vaya padre!! Al menos ese se fue a una SELVA a vivir sus alucinaciones. Otros se quedan nomás en las cuatro paredes del hogar, haciendo circular sus whiskys, sin hielo ni soda, y propinando a su mujer e hijos botellazos y palabrotas.
ResponderEliminarEsos tuyos son muy peligrosos, porque, en su locura, se llevan por delante todo a su paso, son como apisonadoras.
EliminarUn abrazo
Se mire por donde se mire el relato es sorprendente pero lo que más me conmueve de toda la aventura es que de esa selva de familia salga una hija tan racional y sensible. Tengo que decir como siempre, ¡qué arte! otro relato redondo. Felicidades Albada. Un abrazo y feliz semana
ResponderEliminarLos hijos aman, ese acaba siendo el motor de salvarle una y otra vez.
EliminarPor supuesto, es una historia ficcionada. Un abrazo
Genial! Muy bueno. Menudo elemento para hacer naufragar a una familia. Tremendo.
ResponderEliminarEsos hijos han de ver familias normales, porque si no, pensarán que la suya es la norma :-)
EliminarUn abrazo
Tremenda historia. Da para un guion de cine.
ResponderEliminarUn beso
Por completo, una historia de cine. Un abrazo
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