Un pasado de travesías buscando su Itaca, Un presente de equilibrista su día a día. Un cuadrado de quita y pon su tienda y su trabajo, un trapo plegable su suelo efímero, unos bolsos falsos su mercancía.
Un futuro incierto, su destino.
Dejaba atrás un pasado más largo que su propia existencia..Los nuevos horizontes parecían abrirse ante sus pies. Sin embargo, la mirada cargada de experiencias oscuras, seguía el rastro de verjas y más verjas. Expectación contenida, alma en vilo tras la valla.
El chaval no quería hacer los ejercicios junto a sus compañeros. Eran unas colonias para practicar surf, y Aitor había pedido hacerlas de fútbol. Sus padres habían gastado mil euros en una semana de fantasía deportiva, por no sentirse vulgares, pero no consiguieron hacerle feliz.
Aitor miraba su móvil, añorando los pases de pelota que ahora parecían tan difíciles de poder llevar a cabo.El agua estaba fría, una niña de las colonias le llamó estúpido en el desayuno y el traje le producía urticaria. Verano de mierda, se dijo, desolado.
Qué mundos tan diferentes...
ResponderEliminarEs doloroso.
Unos darían lo que fuera por tener la vida de Aitor... y Aitor en la cima de la estupidez humana se queja de todo...
En fin... es lo que hay.
Un mundo injusto y loco.
Besos.
El mundo es tan poliédrico, que se comprende al subsahariano y a Aitor. Verano son muchas cosas. Según el mundo en que vivas. Tal vez siga poniendo pequeños textos de la estación. Porque hay demasiadas miradas interesantes, ya veremos
EliminarUn beso, Toro
La cara y cruz de un mundo singular, (donde vivimos)...
ResponderEliminarUn abrazo.
Es el mundo, es la vida. En verano e invierno, por diferentes motivos, se aprecia la variedad de estilos de vida, de sueños y anhelos, de destinos y vivencias de esta especie tan inteligente como a boba a veces.
EliminarUn abrazo
Pues sí, este último pasaje, esa postal surfera, es el fiel reflejo de nuestros hijos y nuestros nietos.
ResponderEliminarP.D. Decir que no tengo una cosa ni otra y que tampoco los echo de menos.
Es reflejo de la sociedad, sin dudarlo. Estamos criando niños que serán más infelices, porque no toleran la frustración, y la vida es convivir con desengaños. Tampoco toleran los esfuerzos, y la vida es esforzarse, perseguir, luchar por algo. Veremos cómo les va
EliminarUn abrazo
Hola Albada Dos , lo primero darte las gracias , por asomarte a mi humilde blog y comentar la entrada de mi relato que yo te agradezco mucho , y lo segundo decir lo mismo que Rafael , siempre hay historias de gente que lo pasa mal y que pelea por conseguir su sueño , aunque a veces se muera en el intento.
ResponderEliminarPara que luego digan los políticos , que no hay ciudadanos de 1º y 2º clase , en fin que me a gustado mucho tu entrada de hoy , te deseo un feliz comienzo de semana , te mando un cálido abrazo , besos de flor.
pd , Yo con tu permiso también me quedo aquí en tu rincón vale.
Nos iremos leyendo pues, de lo que me alegro, Flor. Hay quien sabe lo que es luchar por algo, desde joven, y quienes, por suerte, no saben lo que es un simple tropiezo o un No.
EliminarVeremos cómo va el futuro cercano, pero muchos jubilados del futuro, habrán luchado y cotizado, pero no conseguirán mucho con lo que pasar la vejez. Un abrazo y feliz lunes
Nunca estamos contentos con la piel que nos dan.
ResponderEliminarUn beso.
No, y en ocasiones es lícito luchar por una vida digna. Por mejorar. Como contrapunto puse al niño, real, además,
EliminarUn beso, Alfred
Vivimos en un mundo de contrastes. De contrastes demasiado injustos, en realidad. Besotes!!!
ResponderEliminarContrastes y desniveles de posibilidades que son abismos. La vida es saber que puede tener un anhelo y perseguirlo, pero además, es valorar lo que s etiene.
EliminarUn besote.
Evidentemente yo fui mucho más Aitor que es subsahariano, pero el avance de Aitor con respecto a los de mi generación creo que ha sido negativo y además son más infelices. Las diferencias entre los de aquí y los que allá —los de entonces y los de ahora— son incalificables.
ResponderEliminarUn abrazo.
Creo que somos privilegiados, nosotros, los españoles de entre 45 y 65 años. No conocimos el hambre o la posguerra, tuvimos acceso a la cultura y a los juegos infantiles de toda la vida, y ahora vemos a esa marea de inmigrantes (nosotros, los españoles, somos expertos en emigrar) Y esos niños embutidos en pantallas de plasma
EliminarNo somos conscientes de la etapa de la historia que nos ha tocado vivir, y por ello me detengo en imágenes que me recuerdan ese privilegio que es haber tenido infancia y no haber pasado hambre ni guerra. Un abrazo
Qué injusto puede ser la vida. Tantas y tantas esperanzas frustradas tras las vallas. Pero admiro su coraje.
ResponderEliminarAitor, debería intentar ser feliz con lo que se le ofrece, pero...
Un beso grande.
Las esperanzas, los anhelos, la pasión y el empeño por vivir mejor. Es que es stan humano y tan loable, que cuando se habla de que Europa no puede albergar a toda África pienso en qué piensa ese africano que sólo quiere sobrevivir, o vivir tal vez. Los niños de hoy en día, aquí, en el primer mundo, dejan de disfrutar de los juegos al aire libre, la camaradería y el entrenamiento de jugar en la calle o los parques, y es un apena.
EliminarUn beso y feliz miércoles, Carmela
Tres momentos, tres testimonios, tres raones para entender porque muchos se van teniendo un "porque" para sus vidas, para su presente, pues el futuro asusta. Por ellos, se van dispuestos a "ver" qué hacer y que los propios o los naturales no hagan o dejaron de hacer.
ResponderEliminarUn-a-bra-zo-te
Tres situaciones, en efecto. El niño que no valora qué hacer con su tiempo, el subsahariano que ya está en Madrid, de mantero, con sus sueños en stan-bay pero con techo y comida, y esa joven tras una valla, por conquistar quién sabe qué libertad y qué vida. En verano los inmigrantes masivamente llegan a las costas europeas, mientras nuestros niños se aburren por exceso de atenciones.
EliminarUn abrazote, amigo colombiano.