Siguiendo la propuesta de Cecy, quien, para este jueves, nos sugiere el mundo de los caballos, mi aportación es la que sigue
Nunca sabré si fue un
error. Ponerles a ver la película Fantasía de Disney me había parecido una idea
excelente, les acercaba a la música clásica de una manera amena. El mediano no había pedido un caballo de
cartón, que resultó ser de terciopelo, balancín, brioso, marrón y con las
crines negras, pero los Reyes lo dejaron para él. El pequeño pronto cogió la costumbre de pedir
que le montáramos, porque era bajito para subirse solo. Lo fue durante el primer año
de tener el juguete en casa. El tiempo fue pasando y el niño fue creciendo, y
con su evolucionar, siguió montando el caballito.
Un día le vi desesperado, ansioso, enfadado, aplicando unas
espuelas inexistentes en las grupas. Asustada, le pregunté al mayor si sabía
qué le pasaba, porque no era un niño iracundo en absoluto. Me explicó que
estaba seguro de que volaría, y que intentaba una y otra vez hacer que pudiera
volar, a pesar de no tener alas. Que él
le había explicado que lo de los pegasos era mitología, como cuentos de
mentirijillas, pero que el niño no razonaba. Yo le tranquilicé, e insistí
en lo que ya le había dicho mi hijo mayor, pero al fin me avine a confeccionar unas
alas de cartón para unirlas a los hombros del caballito.
Las hicimos en cartón y hasta pegamos plumas de un viejo edredón. Muy bonito no quedó. Vistoso, tanto como vistoso, pues tampoco, pero al menos parecía un caballito balancín con alas. No me pregunten cómo, pero desde ese día, le veo salir por el balcón volando, a horcajadas de su sueño. Galopan unos minutos sobre el campo cercano y luego vuelven. Pasado el primer susto, porque creí que se mataba, ahora lo veo normal.
Cuando crezca ya sabrá que es
imposible.
Palabras 300
Amo lo onírico albada.
ResponderEliminarY tu relato me parece una dulzura, un cuento hermoso.
Voy a soñar con caballitos con alas.
:)
Gracias por sumarte.
Un abracito!!
Pd.: hasta caballitos que se cree cisne jajajja
Muchas gracias. Me pareció oportuno y un tanto soñador.
EliminarUn abrazo, Cecy
Un cuento donde tal vez el propio protagonista se viera cabalgando encima de un lindo corcel y si encima tenía alas aunque no fueran muy decorosas eso lo hacia mas fascinante ...Un abrazo por hacernos soñar y volar encima de un lindo pegaso.
ResponderEliminarMuy bonitas seguro que no eran, así como chapuceras las alas, pero para un niño podían ser más que suficiente :-)
EliminarUn abrazo, y gracias
Buenísimo, sobre todo la última frase, que es genial.
ResponderEliminar¡Mi enhorabuena y admiración!
(y creo que hiciste muy bien en que el niño viera los pegasitos de "Fantasía") ;)
Besetes ;)
Muchas gracias. Es un film encantador, y que me gustaba ponerles, eso es verdad .
EliminarUn abrazo, y bonito día
Un relato delicioso, también nos hiciste volar en su grupa. Besos
ResponderEliminarMe alegro, es que volar siempre apetece, no importa la edad.
EliminarUn abrazo, y vamos a por un viernes, que te deseo gozoso
Eso... cuando crezca!!
ResponderEliminarYa habrá tiempo.
Me encanto tu relato.
Besos
La vida ya le pondrá las trabas y los frenos, …los niños han de disfrutar y hemos de dejarles soñar.
EliminarUn abrazo, Maite
a los niños les gustan mucho en los caballos, por eso hay muchos tipos de caballos de juguete: con ruedas, con balancín, con un palo... y luego los caballitos de los tiovivos.
ResponderEliminarlos sueños como el del caballo volador se pueden hacer realidad...
abrazos!
Pues esos de carrusel son como alados, porque suben y bajan, la magia que para el niño ofrece cualquier cosa, es tan bonita, que tendríamos que dejarles soñar.
EliminarUn abrazo, Chema
Todo gran sueño, como el del caballito con alas, comienza con un gran soñador. Bello niño.
ResponderEliminarAbrazos.
Sin duda, esa mente infantil es la base o simiente de un gran soñador. Y quién sabe, si de un gran creador
EliminarUn abrazo
Bonito relato que me hizo sonreír...
ResponderEliminarUn abrazo.
Muchas gracias, Rafael. Un abrazo
EliminarUn cuento hermoso, que le voy a contar a mi nieto (4 años), el cree que Batman existe como piensa que existen los Reyes Magos, y se preocupa de si le hizo daño la araña cuando le pico, y mas preguntas. Ese final es muy bueno, sabría reconocer un relato tuyo por esos finales. Abrazos
ResponderEliminarLa magia es creer, en lo que sea. Y fíjate que los mayores también nos agarramos a la fe para creer, a veces, en cosas muy difíciles de probar.
EliminarUn abrazo, y disfruta de los nietos.
La imaginación no tiene límites, menos aún en la mente de un niño donde todo puede ser.
ResponderEliminarUn beso dulce.
Es le tesoro de la infancia, la capacidad de dotar de vida a cualquier cosa, y qué bella magia es.
EliminarUn abrazo, Dulce
Que belleza de narración me ha encantad, me gusta mucho imaginar, saber que hay magia en todo lo cotidiano, solo hay que saber descubrirlo
ResponderEliminarDe hecho esa capacidad de ver lo mágico la perdemos, porque los adultos insisten. o la vida se impone, pero qué belleza soñar como lo hacen los niños.
EliminarUn abrazo
Tierno y bello relato. Me encantan los sueños de los niños..... Saludos amiga.
ResponderEliminarMe alegro que te gustara. Son pesonitas que nos enseñan siempre, con su mirada.
EliminarUn abrazo
Un relato muy tierno, que inspira esa imaginación única.
ResponderEliminarUn abrazo amiga.
Es que los niños sí pueden soñar despiertos, y esa es la magia de ser niño.
EliminarUn abrazo, Jorge
Y qué verdad, con lo bonito que es soñar, y que fuera lo normal.
ResponderEliminarUn abrazo, y feliz día
Bonito relato y se percibe
ResponderEliminarla ternura, los ninos es cierto
hasta despiertos suenan, me gusta
como lo dices mi amiga.
Besitos dulces
Siby
Me alegra que haya llegado mi admiración por la fantasía infantil. La dejamos perder, y así, hasta lo posible, lo vivido por ellos, luego es imposible.
EliminarUn abrazo, Siby
Hoy desbordas ternura.
ResponderEliminarMe has hecho recordar un caballo que tuve para Reyes.
Hacía infinito que no recordaba eso.
Gracias.
Besos.
Bien valía escribir, para ti, en este caso, Toro.
EliminarGracias por estar, estando. Un beso
Maravillosa la magia y la ternura que destila tu relato, querida amiga. Una verdadera delicia, en estos tiempos que corren, volar junto a ese niño, su caballito de alas de cartón, y, sobre todo, con tus letras…
ResponderEliminarGracias por este ratito…
Abrazos enormes, y muy feliz finde 💙
Hay que saber volar sin alas, pero de momento, acompañando a un niño volador :-)
EliminarUn abrazo, Ginebra
Hola, Albada.. Yo la verdad que la única experiencia que he tenido con caballos fue a través de un amigo, que tenía uno en una hípica y un di me invito a ir a montar y así dar una vuelta por un bosque. La verdad es que aquel caballo no era un Pegasus ni llevaba alas, pero pasados los primeros momentos de incertidumbre por estar sobre del lomo de un animal tan grande, fue una sensación de libertad, es una sensación extraña como si uno se sintiera el amo de la pradera..jeje. Solo he repetido la experiencia muy esporádicamente, pero es magnífico.
ResponderEliminarPreciosa historia, nunca hay que dejar de soñar ni de niño ni de grande. Un abrazo.
Solo pude subirme dos veces a un caballo, y la verdad, con poco glamour, pero igualmente la sensación es increíble. Son animales que se hacen uno con el jinete, cuando están en contacto frecuente, claro.
EliminarGracias por compartir. Un abrazo
A veces las cosas más increíbles se hacen realidad. Todo es cuetión de fe. O de suerte, je,je.
ResponderEliminarDesde luego, esta es una historia para contar. Y tú lo haces de mil maravillas.
Un abrazo.
Al ser ficción, todo puede ser posible, si al explicarlo así lo hacemos entender. Muchas gracias.
EliminarUn abrazo, y feliz tarde
Que precioso relato y que final mas bello, poético y definitivo.
ResponderEliminarBesos.
La realidad es que acaba siendo definitiva, para pena de loso niños, por supuesto.
EliminarUn abrazo, y gracias, Juan L.
Ese chaval tendrá que hacerse piloto, después de una experiencia como esa.
ResponderEliminarMuy buen relato, no hay mejor mundo que el de una infancia feliz.
Un saludo.
El mejor lugar del mundo es la infancia feliz, sin duda, con o sin caballitos balancines :-)
EliminarUn abrazo
Nada es imposible Alba.
ResponderEliminarDe un modo u otro seguro que volará.
Un placer leerte
Beso
Si es capaz de imaginar, podrá volar. Ojalá no le amputen la imaginación, porque es muy común, sobre todo en los colegios.
EliminarUn abrazo, y bonita tarde te deseo
Lamentablemente, tiempo tendrán de aterrizar de esos vuelos imaginativos. En el transcurso de la vida vamos dejando en el camino nuestra capacidad de soñar, de imaginar, de ilusionarnos. El alma de niños se nos va haciendo adulta. ¿Quien no ha añorado alguna vez esa vuelta a la niñez, para poder volar a lomos de un caballo de cartón?
ResponderEliminarMe ha encantado, Albada.
Un abrazo.
Todos anhelamos regresar a la infancia feliz, donde volar era posible, con nada, con la simple imaginación. Una silla era una moto, una alfombra un barco pirata...todo era posible
EliminarLuego la vida nos deja alicaídos de imaginación :-). Un abrazo
No debía ser un niño imaginativo. No encauzaba sus sueños. Para volar no hay que clavar las espuelas al caballo, solamente decir en su oído de cartón unas palabras dulces que encarnen su deseo de Pegaso.
ResponderEliminarAl ser ficción le imaginé realmente con necesidad de volar encima del caballito. Por supuesto, sería un niño muy pragmático y nada imaginativo :-), la madre tenía mucha más imaginación porque creía verle volar
EliminarUn abrazo
Hermoso relato. La lástima es esa con la edad pierden los sueños.
ResponderEliminarUn beso.
Pus sí, se pierde la capacidad de soñar despierto, bueno, no todos :-)
EliminarUn beso
Que tierno!! Mira, que disfrute mientras pueda. Tiempo habrá de que crezca y que las cosas sean de otra manera.
ResponderEliminarBss.
Se les ha de dejar que sean niños lo máximo posible, porque luego la adultez es muy larga :-)
EliminarUn abrazo, Mar
ilusión debería ser un gran almacén en el que los mayores pudiéramos comprar por kilos aquello que fuimos perdiendo al cumplir años. Son los niños los que llevan en su mochila repleta de ilusión, llegan con las pilas completas como para consumir ellos y algo queda para nosotros. Buen finde
ResponderEliminarViendo a los niños nos contagian su ilusión, es verdad. Yo disfrutada en la cabalgata de Reyes, casi tanto como ellos. Y es que la magia de soñar debería durarnos siempre.
EliminarUn abrazo
Muy bonito no quedó... jajajaja
ResponderEliminarSeguro que a tu hijo le parecía el caballito más lindo del mundo.
Que tierno, me encantó.
Besos.
Tuvieron un caballito balancín como el que menciono, pero el pequeño se permitió ser niño mucho tiempo, y eso que yo me llevé puesto, porque su ilusión, su alegría era de lo más contagioso.
EliminarUn abrazo
No sé qué pasa con mis comentarios, es el tercero que te hago y se me pierden como por arte de magia, como esa magia que tiene esa caballito tan lleno de ilusiones.
ResponderEliminarUn abrazo
Lo lamento, Tracy, a mí me pasa con algunos blogs y me da rabia, porque no siempre ratifico si se publicó. Gracias.
EliminarUn abrazo
Oh qué precioso.. la niñez es ese espacio que perdemos pero que aunque sea una chispa deberíamos mantener viva! Para poder ver en lo que no sea tan perfecto, la perfección!
ResponderEliminarUn beso enorme!
Es ese paraíso que perdemos, que la vida no nos deja mantener abierto, pero toda ocasión es buena para regresas, ni que sea por unos breves instantes leyendo.
EliminarUn abrazo grande
Un cuento en el que despiertas el deseo de volver a ser niño. Es precioso!!! Besos.
ResponderEliminarEs que qué no daríamos por volver a ser niño ¿verdad?. Muchas gracias.
EliminarUn abrazo
Si no fomentamos la ilusión, la fantasía en la época de la niñez luego no sabrán soñar de mayores. Buen relato . Feliz fin de semana
ResponderEliminarPues es verdad, hacerles ser adultos antes de hora, no puede ser bueno después. Por la ilusión, por la imaginación, siempre.
EliminarUn abrazo, Chelo
Qué bonito, Albada :)
ResponderEliminarFeliz finde a lomos de la fantasía.
Gracias, este finde, entre no poder salir del municipio y esas cosas, se ha de volar a horcajadas de la imaginación, casi que con `pocas opciones.
EliminarUn abrazo
Todos deberíamos pegarnos unas alas de cartón y volar solos por el mundo. Un abrazo
ResponderEliminarYa lo creo, nos pegamos en los costados unas alas, y soñamos que somos aves, por ejemplo :-)
EliminarUn abrazo
Una muy tierna historia, Albada. Un abrazo
ResponderEliminarMe alegro que te gustase. Un abrazo, y feliz noche
EliminarGracias por esa fantasía de cuento. Volví a ser niño. Un abrazo desde mi cubil colombiano. Carlos
ResponderEliminarMe alegro que pudierais recordar la infancia. Es el paraíso perdido al que deseamos volver una y otra vez.
EliminarUn abrazo, Carlos Augusto
Una historia que parece un suelo, un sueño que puede ser una realidad en la mente de un niño feliz con su caballo con alas, cual Pegaso!
ResponderEliminarQue bonita esa inocencia de niñez, ojalá no se perdiera nunca!
Me ha gustado muchísimo!
Un saludo!
Es preciosa la imaginación y la frescura de los niños. Deberíamos dejar que les durase mucho tiempo.
EliminarMuchas gracias. Un abrazo, y por unos bellos sueños nocturnos, o diurnos :-)
“Sólo el que ensaya lo absurdo es capaz de conquistar lo imposible” (Miguel de Unamuno).
ResponderEliminar“Sólo una cosa vuelve un sueño imposible: el miedo a fracasar” (Paulo Coelho).
"Como no sabían que era imposible, lo hicieron" (Anónimo).
Un abrazo.
Qué verdades como puños me traes, Macondo. Muchas gracias. Si no sabemos que es imposible, lo intentamos hacer, ahí está.
EliminarUn abrazo
Boa tarde Albada. Parabéns pelo seu trabalho excelente e a matéria ficou muito boa. Bom final de semana.
ResponderEliminarMuchas gracias, Luiz. Por un bonito domingo. Un abrazo
Eliminarja ja que bueno!!
ResponderEliminarel que la sigue la consigue, pobrecillo cuando se lo cuenten, pero "que le quiten lo bailao"
ya me imagino a la madre, cuando nadie la vea, subida al potrillo , espoleando
muymuy bueno
besosss amiga
Me haces reír, me imaginé a la madre montada en el caballito, probando a volar y salir por la ventana, jaja. Luego no parecía una bruja, sino una huida en toda regla :-)
EliminarUn abrazo, amigo
Absolutamente hermosa tu historia
ResponderEliminarPaz
Isaac
Muchas gracias. Me alegro que te gustara.
EliminarUn abrazo
Un relato excelente del cual disfruté como un enano. Pues como siempre llevo ese niño interior creo que dió unas patadas para decirme: Ahora vamos a volar como si el caballo fuera un unicornio!!!
ResponderEliminarGracias, por compartir este genial relato y que todavía llevo la sonrisa de oreja a oreja, Albada.
Abrazos y feliz domingo !!!
Es que revivir esa esencia infantil es tentador siempre. Si nos dejáramos al niño que fuimos, sufriríamos menos. Creo.
EliminarMuchas gracias. Un abrazo, Joaquín.
Me subo a la grupa de tu caballo y me paseas por mundos imaginarios; por gentes que jamas conoceré en persona y por mundos muchas veces que son reales...Me abrazo a tu cintura mientras cabalgamos por caminos insospechables. A veces sonrío, otras me maravillo y otras me dejas pensativo porque eres capaz de cualquier cosa...
ResponderEliminarUn beso amiga
La imagen que proyectas es potente. Dos personas a lomos de un artefacto volador fabricado con la imaginación, y qué de paisajes oníricos por descubrir, amigo.
EliminarMuchas gracias. Un abrazo, y a por un lunes bonito
Me encantó tu relato, y me parecen bellos animales los caballos. Que linda tu narracion!!!
ResponderEliminarYo te habia comentado creo. Besos
Pus me alegro que te haya gustado. Es un relato diminuto, de un posible sonar despierto para un niño.
EliminarUn abrazo, Hanna
Alba, me parece un cuento de lo más bonito y enternecedor... soñar es gratis.
ResponderEliminarAbrazos y feliz semana
Soñar es gratis, y fácil en la infancia. Que no caduque esa capacidad
EliminarUn abrazo
Me encantó el cuento, Alba, el final es fantástico. Me ha hecho volar con él. Plash, plash, un beeeeeso grande
ResponderEliminarMuchas gracias. Es que la infancia produce momentos increíbles.
EliminarUn abrazo
Qué hermoso cuento. Me encantan los caballos voladores.
ResponderEliminarHace soñar...
Un fuerte abrazo y enhorabuena
Son preciosos, si existieran. Y si existen en una mente infantil, ha de ser un lujazo montar en ellos.
EliminarUn abrazo
¡Hola, Albada!
ResponderEliminarQué ternura de relato! Me gustó mucho. Me encantaría tener alguna vez un hermoso caballo. He logrado montar una yegua y pasear con ella por una pequeña ciudad llamada Morropón. Felicito tu talento.
Un fuerte abrazo.
Yo he montado muy poco, pero es para mí una maravilla. Ojalá pudiera montar a menudo, porque hasta la espalda y las piernas se ponen estupendas.
EliminarUn abrazo
Me alegro que te gustara. Y es que los caballos siempre generan mucha admiración.
ResponderEliminarUn abrazo
Me ha gustado mucho, Albada. Deja que siga galopando sobre su sueño. Ya tendrá tiempo de despertar.
ResponderEliminarBesos apretados.
Hay que dejar que la imaginación sea ese elemento que no sirve tanto, por el mayor tiempo posible. No hay que darles prisa en crecer.
EliminarUn abrazo, y feliz miércoles.
Uf, esos caballos voladores como me gustaban de niña, y ahora, por que no?
ResponderEliminarA seguir soñando, peques y mayores, y perdamos los miedos que son los que frenan los sueños.
Por fin el pc arreglado, era la tarjeta gráfica. He estado ausente unos días por el problema.
Un abrazo y feliz martes Albada
Hay que seguir soñando, Carmen, me alegro que tu ordenador ya esté arreglado y puedas seguir con el blog como siempre.
EliminarUn abrazo, y vamos a por este día, con ganas.
Sin la fantasía, el mundo es pura prosa.
ResponderEliminarEs un placer siempre leerte, amiga mía.
Puede ser que sin la fantasía, no sea tan solo un mundo en prosa, sino en blanco y negro también :-)
EliminarUn abrazo, amigo.
Ah! Qué bonito! Qué bien llevado hasta ese final que es un broche de oro.
ResponderEliminarMe encanta!
Es el final que cierra el ciclo, porque suele ocurrir que la vida nos enseñe que la fantasía se agota en la infancia. No debería ser así.
EliminarUn abrazo, y muchas gracias
Você viu, hoje eu só vim pra
ResponderEliminarseguir o seu BLOG. Colocar o
meu retrato na sua parede, deixar
um beijo e nada mais.
Gracias.
Eliminar