Siguiendo la propuesta de Neogeminis, Mónica, sobre historias olvidadas y reencontradas, mi aportación es la que sigue, y es biográfica, porque, aunque suelo huir de mi historia, no es tan interesante, aquí me pareció oportuna e inofensiva, casi inocente.
Con un traslado apareció la foto de mi primera comunión. Se
hacía con siete años, y me había tomado en serio todo lo que me decían en Catequesis,
si bien, como iba a un colegio de monjas, con sus Meses a María, rosarios
y el largo etc de usos y costumbres del
cristianismo, me era familiar todo. Mis dos
preocupaciones eran, por un lado, no masticar la sagrada forma y la segunda que
los zapatos, nuevos, aguantasen bien para el Corpus Cristi, cuando se desfilaba
por el centro de la ciudad y debíamos estar niqueladas y radiantes
Lo de evitar masticar fue una angustia vital que duró días, y lo del
calzado era porque, junto con el velo, lo estrenaba. Mis hermanas mayores
habían hecho la comunión con el mismo equipo que yo, salvo esas dos prendas. La
tarde previa me llevaron a hacerme la foto que encontré, con el flequillo
colocado y mirando un poco de lado.
El día señalado miraba la hora a menudo, por eso del ayuno
obligatorio previo. No sé cómo pasó, pero un hermano pequeño me dio un trozo de
su galleta, y justo en ese momento, se me olvidó el ayuno, y me lo comí. No sabía ni
debía confesarme antes de comulgar, nuevamente, si decirle a mi madre, o qué
demonios hacer.
No hice nada. Vestida, llegamos a la catedral, donde con las
compañeras del colegio entramos en fila. Habíamos ensayado días antes. La misa
estuvo larga y pesada y comprendí que comulgaría sin digerir nada de nada. Me
arrodillé cuando me tocó, y temí que la sagrada forma cayera al suelo, porque
tenía la boca seca. Por supuesto se me enganchó en el paladar. Rezaba mientras
intentaba tragar eso, sin meterme un dedo, para ayudarme. Resumiendo, que acabé
tragando una masa fofa que por suerte no mastiqué. Porque habría sido un
pecado.
Los zapatos resistieron. Mis miedos persistieron por unos
años, y esa foto me recordó que la infancia, mi paraíso perdido, tenía también
sus sombras. Al menos en mi caso, por la inoculación de miedos absurdos. Pero
cómo los vencí, es otra historia
Palabras:350
Precioso relato. Me gustó mucho su tono nostálgico.
ResponderEliminarUn abrazo.
Un tono que pro supuesto, obedece a esa nostalgia ante una foto de un ayer.
EliminarUn abrazo, y gracias
Pero qué cara de niña buena y obediente.... aunque no sé yo eh... jajajjaa
ResponderEliminarBesos.
Hasta los doce años fui obediente, lo que pasa es que ahí hubo un punto de inflexión y ya...se torció el tema :-)
EliminarUn beso
Qué bonito Albada, qué ternura... tu expresión en la imagen es pura inocencia. Me encanta de verdad... qué recuerdo más lindo.
ResponderEliminarUn besazo.
Un recuerdo agridulce por los miedos, pero gozoso, por la edad, la libertad y la inocencia de esa niñez que quedó atrás.
EliminarMuchas gracias. Un abrazo
Es curioso, ya que hace unas semanas encontré recordatorios de esa fecha en unos libros tomados al azar en mi biblioteca.
ResponderEliminar¡Bonitos recuerdos!
Un abrazo.
No encontré recordatorios, pero igual se perdieron en algún traslado. Es curioso cómo alagunas fotos nos llevan ipso facto a las sensaciones que allí anidaban.
EliminarUn abrazo
Hola Albada.. Realmente los recuerdos de niñez son los mejores, los más nostálgicos, los recuerdos que no se olvidan, son las situaciones de una que nos forma día a día..
ResponderEliminarLa foto preciosa..
Un abrazo.
Son la base de lo que que fuimos, y por ello, somos ahora, no es de extrañar que, a no ser que fuera una infancia desgraciada, sea nuestro paraíso por reconquistar.
EliminarUn abrazo, y feliz día
La imagen es divina de una inocencia absoluta.Una bella y enternecedora historia la que nos has contado . Muchas gracias por compartir ese trocito de tu vida. Un fuerte abrazo.
ResponderEliminarHe compartido un mes de mi infancia, con ese trago de La comunión como título, porque fue una primavera inolvidable. Me alegro que te gustara.
EliminarUn abrazo, y por un jueves de lujo
me has hecho recordar los ensayos para la primera comunión que hicimos en el colegio, con todas las instrucciones pertinentes, incluida la de no masticar la forma. tengo buen recuerdo de esos días, además sirvió para saltarnos clases. ^_^
ResponderEliminarmuy bonito relato. abrazos!
jaja, lo de saltarse clase, yo a esa edad no me interesaba, ni recordaba de hecho. Era aplicada, inocente y feliz. Me alegro que te hiciera recordar :-)
EliminarUn abrazo, Chema
Vas a provocar muchos recuerdos, ninguno olvidamos ese dia, si te sirve de consuelo a esa galleta yo comulgué unos días antes de la fecha, a mi padre casi le da algo cuando se lo dije. Abrazucos
ResponderEliminarjaja, yo tuve la tentación de ir por mi cuenta, pero sólo unos nanosegundos, era demasiado disciplinada :-). Imagino que recordamos ese día, por los nervios de la novedad y la responsabilidad de hacernos mayores.
EliminarMuchas gracias. Un abrazo, Ester
Ohhh, pero qué bonita estás y qué de recuerdos acabas de desempolvar junto con los míos. Me ha encantado cómo nos has invitado a tu día.
ResponderEliminarMil besitos con cariño y muy feliz noche ♥
Imagino que sería un día similar al mío, con esos miedos y esas expectativas y estrenos. Muchas gracias por tu lectura.
EliminarUn abrazo, y por un jueves estupendo
Qué linda estabas! preciosa historia de tus miedos inocentes retratados tan bien con esa anécdota que nos compartes! Muchas gracias por sumarte, Albada! un abrazo
ResponderEliminarEra una posibilidad de argumento. No siempre he de salir buscando pistas de pasados que merecen unas palabras :-). Alguna cosilla sí que he vivido. Un gusto sumarme.
EliminarUn abrazo, y gracias por tu dedicación. Un abrazo grande
QUé precioso relato. Menudo día que te toca pasar.
ResponderEliminar¡Un abrazo!
Fue un día intenso, que yo hice con claro-oscuros, pero es que era muy sensible, e inocente.
EliminarUn abrazo, Roxana
Miedos absurdos que los pobres niños acumulan como si no tuvieran ya otros encima... Qué bien lo has contado.
ResponderEliminarUn abrazo :)
Son como bolas de árbol de navidad, se nos cuelgan fobias, miedos, prejuicios...y la faena que es luego quitárselos de encima. Pero la infancia sigue pareciéndome el paraíso que siempre añoro.
EliminarUn abrazo, y feliz día
Bella nostalgia. Miedos absurdos que yo tambien ya supere hace muchos años. La foto muy linda amiga, y ese vestido precioso que me hace recordar aquel tiempo ... Saludos.
ResponderEliminarSon miedos que los adultos no entienden el poder que les otorgamos. Porque no recuerdan casi nunca, la capacidad de absorber de los niños.
EliminarSuerte que es sin querer :-). Un abrazo
Que bella luces en ese dia, te ha
ResponderEliminarquedado un relato de miedos que
son dificiles de olvidar,en ese
dia hermoso.
Besitos dulces
Siby
Eran miedos vistos desde el hoy, que resultan absurdos, pero eran reales.
EliminarUn abrazo, Siby
Que relato tan tierno, Albada. Yo veo en esa linda cara toda una mezcla de sensaciones, de ilusión y ansias de vida pero también con el peso de todo aquello que nos hacían cargar sobre nuestras espaldas, sin quererlo ni comerlo, como se dice por ahí.
ResponderEliminarSeguro que esos zapatos aguantaron bien.
Me encantó.
Besos.
Era mucho más seria de niña que ahora :-). Bueno, me reía mucho también, pero ahí salí seria, es verdad.
EliminarUn abrazo. Muchas gracias
nos inculcaban tantos miedos y prohibiciones que fue después una odisea normalizar nuestras mentes para tener un equilibrio de juicio sin tanto prejuicio. Pero aquí estamos sonriendo de aquellas tremendas y encopetadas normas de las que ahora nos reímos.
ResponderEliminarUn abrazo
Se tarda en superar miedos y prejuicios, pero se consigue. Pero, eso, aquí estamos sonriendo, mirando desde lejos.
EliminarUn abrazo, a Rodolfo
Una imagen que rezume nostalgia, me gustan esas imágenes en blanco y negro, bella niña.
ResponderEliminarUn relato muy tierno.
Feliz día Albada. Un abrazo amiga.
Son fotos sepia que nos recuerdan quienes fuimos, y en parte nos explican quienes somos.
EliminarUn abrazo, Carmen, por una bonita tarde
El pasado nos persigue en una mezcolanza de recuerdos que sin darnos cuenta forman parte de nuestros días cotidianos...Nuestro vida interior tiene ese enriquecimiento de contarnos cosas que quizá no sirvan de nada pero que, están ahí.
ResponderEliminarUn saludo
Es que mientas tengamos la memoria intacta, esas cosillas, fotos, papeles etc, nos explican el cómo ha sido el recorrido hasta llegar a nuestro hoy.
EliminarUn abrazo, amigo
Ay, ¡cuántas coincidencias!, salvo que yo hice mi primera comunión en la iglesia del colegio y no en la catedral, je,je. Y, por supuesto, por razón de sexo, estudié en un colegio de curas, aunque la catequesis la hacía en la parroquia del barrio. Tanto me gustaba la Historia Sagrada, que siempre sacaba sobresaliente en Religión.
ResponderEliminarComo se suele decir, qué tiempos aquellos, en los que casi todo era pecado.
Me ha encantado leer esta simpática parcela de tu vida infantil.
Un abrazo.
Era pecado muchas cosas, cuyo significado yo ni sabía. Pero eran los tiempos, esos que nos tocaron vivir.
EliminarMuchas gracias. Un abrazo, y feliz tarde
Creo mucho más interesante que cuentes esa otra historia. ;)
ResponderEliminarMensaje da carita pones.
Un beso
jaja, es que hay historias muy interesantes, la mía fue bastante normalita, sin embargo me reconozco en al foto, no creas :-)
EliminarUn beso, Alfred
Lo de la forma pegada en el paladar y no saber que hacer con ella, le pasó a más de uno.
ResponderEliminarBonita historia.
Muy típiso, y era un miedo real. Un abrazo
Eliminarpero qué guapa estás!!!!
ResponderEliminarDesde luego tu texto lo podría haber escrito yo de principio a fin: tus miedos, tus preocupaciones, el ayuno, la boca seca....
Me has trasladado a ese momento y lo he revivido a la vez que te iba leyendo. Gracias por recordarme incluso mis miedos.
Lo he disfrutado mucho.
Creo que de mi fila de niñas, todas debíamos tener miedos similares. Era un tiempo, una manera de endilgar terrores que imagino no pensaban que afectaran tanto :-)
EliminarUn abrazo, y gracias. Por un bonito viernes
Es lo que tiene la inocencia dela infancia, nos creemos muchas cosas influidos por los adultos, y también claro por las creencias que nos inculcan. Un muy buen recuerdo más allá de ese momento incomodo, no?
ResponderEliminarUn beso dulce.
Mi recuerdo es bonito, un tanto agridulce. Ayer empecé a ver una miniserie de judíos supe ortodoxos. Pensé en qué tantos ceremoniales, ritos, costumbres, aislamiento ...y me dio mucha pena.
EliminarUn abrazo, Dulce
Boa tarde Alba. Quando vemos essa foto da infância dessa menina, a memória da nossa infância vem grandemente a nossa mente.
ResponderEliminarSomos ese niño, que creció en un mundo concreto, para ser quienes somos ahora. Muchas gracias. Un abrazo
EliminarMira que es grande el mundo y todavia se hacen casas!!!
ResponderEliminarque coincidencia!!! Esto decia mi madre cuendo habia una coincidencia tan ajustada. Pongo tus palabras en mi comentario porque a simple vista he hecho lo mismo que tú.Ir a las monjas toda la vida y tener la misma preocupacón: Ni masticar ni tomar nada ni agua desde la medianoche anterior. Y por igual el vestido que tambien era de tul. con pliegues horizontales. LLegó el dia y con el coco comido por unas ideas absurdas, fuí a comulgar con mmis compañeras del colegio. LLevaba igual qeu tu el aviso deno esuiciarme y sobretodo de cuidar del vestido porqué habia que ir a la procesión del Corpus unos dias despues. Abaron las fiestas religosas, y solo unos años más tarde recordé que la noche que tenia que sar vigen, sedienta y hambrienta, me habia levantado a beber agua a eso de las do de la madrugada. Madre mia!!! que pecado tan grande.
Iria a los infiernos por siempre más!!! creo que tuve remordimientos Hasta que me casé. Ja,ja,ja,ja!!
s
Eran los tiempos. Muy pasada la mitad dé siglo, seguíamos con esa férrea imposición de un cristianismo cuya esencia estaba un tanto desvirtuada. Somos legión las niñas con vestido similares. Me ha encantado lo de años más tarde, en la boda, con vestidos similares, recuperar la misma imagen "virgen, sedienta y hambrienta". Y añado ignorantes de la vida afectiva, en general.
EliminarUn abrazo, y por un finde estupendo, con bonitos recuerdos
Bendita inocencia, la de la infancia, Albada. Es en el fondo el mejor portal de cara a nuestro caminar en la vida. Aquí lo retratas al unísono con tu fotografía que ya por aquel entonces se le ve cara de genio y creativa. Extraordinaria elección narrativo.
ResponderEliminarAbrazos con cariño y Feliz Nadal !!!
Era una opción que me pareció justa. Hay fotos que nos llevan a ese instante de un inicio de vida, con siete añitos, justo sales de la etapa de la magia infantil. Mi gesto, casi adusto, refleja que no quería ser espectadora dormida de nada :-)
EliminarUn abrazo, y Bon Nadal
Pues yo aún me adelanté, porque como querían que la hiciéramos juntos con mie hermano mayor, con seis años recién cumplidos. Las monjas le dijeron a mi madre que no se preocupara, porque estaba muy bien preparado.
ResponderEliminarLa verdas es que si eras un poco obsesivo y te lo tomabas a pecho, esto de la religión te llevaba por la calle de la amargura.
Ya tenías cara de lista de pequeña.
Un abrazo.
Eso era típico. Yo me salvé de hacerla con mi hermana año y medio mayor. Tal vez porque dos trajes de comunión eran ya un gasto excesivo :-). Tomárselo a pecho fue mi error hasta los doce años, cuando salté todos los muros. Sólo yo sé mis pánicos imbuidos por las monjas, pero en eso quiero ser justa. Era demasiado sensible, y eso nunca fue culpa de ellas :-).. Tiempos, Macondo, era el "Había una vez una España..."
EliminarUn abrazo y buen finde
Gracias. Sí, soy yo con siete años recién cumplidos. Qué lejos queda :-)
ResponderEliminarUn abrazo
Los miedos infantiles pueden ser gigantes que atemorizan a los niños. Y a veces para los adultos son cosas son importancia.
ResponderEliminarMuy bueno tu relato.
Saludos
Son gigantes, puede que luego sólo molinos de viento, eso sí. Pero la mente infantil es tan imaginativa, que en esa etapa se pueden firmar miedos duraderos. Pero claro, desde mi hoy, eran bobadas :-)
EliminarUn abrazo
Hola Alba!!! eres tú, la niña de la foto, qué bueno. La historia si no está escrita en primera persona, es demasiado anecdótica para no serlo. Se refleja muy bien eso de "Entre lo que cuento y no quiero contar". Eres más o menos de mi época, por que el vestido es muy parecido al que mi madre me hizo; y con esas diademas moños. Jo cuánto me has recordado a mi comunión y lo que pasó mi madre para buscarme vestido, yo estaba muy gordita, al final pasó dos días con sus noches cosiendo sin parar. Muy bueno el relato compañera.Todas esas escenas de la hostia sagrada y los zapatos en la comunión; el catecismo, la escuela de niñas. Gusto en leerte. Un abrazo
ResponderEliminarEs verídica, si bien recuerdo más los miedos que los ratos felices que rodearon a esa primera comunión, seguro que los hubo y no los recuerdo. El vestido llevaba dos Corpus Cristi, así que había demostrado su calidad. Me alegro que te recordara tu propio día especial de infancia.
EliminarUn abrazo y feliz noche
Bien logrado ese tono nostálgico, con algo de revisión sobre los absurdos temores infantiles, que tuviste que enfrontar. Bien que haya habido un punto de inflexión.
ResponderEliminarMuy de acuerdo al tema de Neogéminis.
Un abrazo.
Yo y toda mi generación. Tal vez de mi clase, nadie vivió con tal intensidad los temores que nos intentaban inocular, pero cada uno es como es.
EliminarMuchas gracias. Un abrazo, Demi
Que guapa vestida de comunión ! Es un día muy especial que guardamos en el corazón por siempre. Es genial enfrentar los miedos y darnos cuenta de que podemos con ellos.
ResponderEliminarAbrazos con cariño.
Gracias, yo lo del vestido, con mucha ilusión no lo recuerdo, pero lo conocía ya, así que sorpresa no era. Los miedos es lo que recuerdo, la preocupación, la responsabilidad. Pero eran otros tiempos, y yo, excesivamente sensible, para cualquier época, para aquella en gris y sepia en especial.
EliminarUn abrazo y muchas gracias.
Se te ve muy seria y concentrada. Me encantó leer este relato autobiográfico
ResponderEliminarque nos cuenta algo de tu vida. Pero.... craso error -disculpa mi franqueza- cada vida es interesante, única y personal. En pocas palabras has pincelado tu infancia, tu casa, tu educación religiosa. Los miedos que te inocularon que, por lo que dices al final, has logrado vencer en una vida de crecimiento personal, de autoconocimiento y de hacer crecer tu criterio y pensamiento individual, lejos de dogmas impuestos pero lleno de sentido común y mesura. Tal como también te percibo en todo este tiempo en que interactuamos virtualmente.
Un abrazo, Albada y ¡gracias!
Lo decía porque mi blog es de relatos, casi exclusivamente, y claro, mi vida no tiene el interés suficiente para dar de sí mil relatos :-). Aquí era oportuno, por eso he usado mi biografía. Reconcentradita estaría yo. No recuerdo ni haberme sentado para esa foto :-).
EliminarUn abrazo, Myriam. Feliz noche
Precioso relato y mas preciosa aún tu foto, estás guapisima, me encanta. Un beso, Maripau.
ResponderEliminarMe veo seria, pero soy yo, por supuesto, y mis temores de ese día especial.
EliminarMuchas gracias, José. Un abrazo grande, amigo
No se porque todos recuerdan ese día como algo especial y yo no lo siento tanto. Puede que porque después en mi vida pasaron cosas más importantes y que me marcaron mucho más. Al vivir entre creyentes y ateos ya me hacia cuestionar me muchas cosas. Mi abuelo una de las personas más importantes para mi no era creyente y no me acompañó en mi comunión y yo supe comprender su porque. Para mi las fotos de ese día tienen una importancia relativa, más fuerte fue lo de mi mejor amiga quien tubo que hacer la comunión de negro absoluto porque se habia muerto su abuelo. Un mundo con sus claros y oscuros en el que lo que nos tenia que hacer feliz producía miedo. Muy bien relatado, besos.
ResponderEliminarTe criaron en una ambiente más agnóstico o ateo, así que es lógico que ese día no te diga nada. Tal vez la gente recuerda la fiesta o los regalos de ese día, o le vestido, pero claro, para ello, basta con disfrazar al niño o niña, hacer la fiesta, y que la disfrute. Yo recuerdo los temores, así que, como imaginas, mucha mucha ilusión no me hace recordar :-)
EliminarUn abrazo
Precioso relato y hermosa foto♥
ResponderEliminarGracias, Stefany. Un abrazo
EliminarBueno, creo a todos nos pasó ese temor. Un abrazo. Carlos
ResponderEliminarEra una pesadilla, eso de pensar que se pegaría al cielo del paladar, y claro, seca la boca, se pegaba sí o sí :-)
EliminarUn abrazo
Linda historia y muy linda foto, un abrazo Albada ten buen fin de semana
ResponderEliminarPor un finde estupendo para ti. Gracias. Un abrazo
EliminarMe he visto reflejada en el tema de la forma consagrada. Y yo sí he tenido que ponerme algún día el dedo porque ni para dentro ni para fuera. En los ensayos, incluso las que nos dieron sin consagran, se pegaban. Por suerte, el día H no pasó.
ResponderEliminarSupongo que después de aquella experiencia no he vuelto a comulgar o si lo he hecho, no lo recuerdo.
Eran otros tiempos, es verdad, más "castrenses", más protocolarios. Yo comulgué de calle, la única, todas iban de novias y ellos de marineros o señores de traje y, realmente, no recuerdo mucho de ese día.
Tu historia tiene ese punto de humor sublimminal, sutil, y sí, se te ve ahí concentrada mirando hacia el infinito y más allá.
Un beso muy grande, Albada.
Eran unos tiempos rígidos y encorsetados, donde ese día se lucía a las niñas con vestidos de novia en miniatura, y se olvidaban de lo que importaba, los niños. Poco mas tarde los vestidos cambiaron a hábitos de monja, que no sabría decirte si era mejor o no :-).
EliminarHay que ubicarse en cada tiempo, porque si no, uno se volvería loco:-). Un abrazo, y feliz tarde, con un poquito de humor.
Por suerte saliste ilesa de no escupir, o atragantarte, etc. Sino además hubieras cargado con la vergüenza que se tiene mas en esa edad.
ResponderEliminarEl relato es adorable por la ternura de como lo recuerdas,
Un abrazo :)
jaja, y no me caí, dejando el vestido sucio, la verdad, bien pensado, fue un día estupendo :-).
EliminarMuchas gracias. Un abrazo, y feliz día
El texto es fabuloso y la fotografía lo enmarca a la perfección. Gracias por compartir esos momentos.
ResponderEliminarBesos.
Inofensivo, es un texto que pretendía ser así, muy blanco. Muchas gracias, Miguel
EliminarUn abrazo
Vencer los miedos merece siempre un monumento.
ResponderEliminarBesos.
Y lo creo, vencerlos es lo que al final nso permite seguir adelante, libres.
EliminarUn abrazo
Pues aquí otra que se ha visto identificada con lo que has escrito. Los mismos miedos y preocupaciones para el momento clave jeje.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho leerte.
Eran esos tiempos. Esas primeras comuniones se preparaban mucho, y era un rollo, por cierto
EliminarUn abrazo, y feliz noche
Un vivo reflejo de lo que me pasó a mí. Esos miedos, eso no saber que hacer si pasaba esto o lo otro, en fin cosas de una época y de un tipo de enseñanza. Éramos felices a nuestra manera. Lo del traje lo mejor de todo, je je je .
ResponderEliminarLo has descrito perfectamente .
Un abrazo Aldaba
Puri
Pues me alegro que hayas podido identificarte, porque fue un tiempo, en efecto, con sus sombras, pero la infancia es gozosa, y así la quiero recordar.
EliminarUn abrazo
Nos metieron muchos miedos absurdos y poco a poco nos fuimos liberando de ellos.
ResponderEliminarExcelente tu relato autobiográfico.
Sí, eran esos tiempos medio en s`pia, en tantas y tantas cosas..
EliminarUn abrazo
Albada! Pensar que guardo en una caja ese bello vestido que mi Madre eligió para mi, para lucirlo en la Primera Comunión !!
ResponderEliminarPues ya ves, son fechas tan señaladas, que esa foto me llevó a esa edad.
EliminarUn abrazo
Beautiful picture
ResponderEliminarThanks