Siguiendo la propuesta de Mar, un día de picnic, mi aportación es la siguiente
Lo llamaron picnic. No sé si ese nombre se lo inventaron,
pero nosotras lo llamamos “fiesta”. Primero notamos leves vibraciones del
suelo, acompañadas de un sonido repetitivo y un olor a tubo de escape. Cuando
paran los coches, el bosquecillo, con sus mesas preparadas para barbacoas, se
llena de voces alegres, a veces con griterío de niños. Yo prefiero que no hagan
barbacoas, porque el olor, y el humo, me irritan la garganta, pero en nuestro
grupo, por lo menos diez hermanas prefieren las barbacoas, porque dicen que los
restos de carnes asadas les sientan de maravilla. En cualquier caso, la
tortilla de patatas está casi garantizada.
Rara vez no queda rastro de algún fragmento en el suelo. Más de una hermana nos ha de llamar para que
la ayudemos a trasportar trocitos al hormiguero.
Nunca pensamos que ese niño fuera tan cruel. Apenas habían
salido de los coches, era casi imperceptible el olor a comida que iban sacando
de ellos, cuando un niño se ha acercado al hormiguero, se ha agachado, ha
buscado un palito y se ha puesto a jugar a meterlo en nuestra casa y ha
sonreído. Le he mirado y casi he podido intuir lo que hizo después. Me he
salvado de la inundación, sí, pero la desolación de quedarme sin casa entre ese
olor a orina tan intenso, me ha dejado mareada. Si encuentro a un buen puñado
de hermanas, subiremos por las piernas del chaval y le morderemos cuanto
podamos.
Palabras: 246
Interesante y divertido. Pobres hormigas, siempre trabajando para que llegue un mono de niño y ¡zás! haga pipí y se lleve todo por delante.
ResponderEliminarMuy bien, Albada.
Buenos días
Pobrecillas, es verdad. Con una broma de un niño, se quedan sin casa.
EliminarUn abrazo, y feliz día
La venganza será terrible.
ResponderEliminarUn beso.
Las imagino peleonas, y resentidas, y con razón :-)
EliminarUn beso
Pobrecillas hay que dejarlas, la de veces que he seguido su camino y visto como cargan con mas de lo que pueden, son un bonito entretenimiento. Me ha gustado leer a las hormigas. Un abrazo
ResponderEliminarBueno, son el símbolo de la constancia, compañerismo y laboriosidad. Es muy cruel eso de hacerles daño por capricho.
EliminarUn abrazo, Ester
Impresionante el relato.
ResponderEliminarPobrecillas.
Un beso.
Muchas gracias, Amapola. Un abrazo
Eliminarjajajaja que simpática entrada de nuestras acompañantes de picnic. PD.: en tu relación faltan unos deliciosos dulces que se hacen en tu ciudad: Frutos secos bañados en delicioso chocolate...mmmm
ResponderEliminarSon espectadoras siempre, y a veces, comensales :-) En Reus lo más típico es menjar blanc, almendras que dan el color blanco, peo hay avellanas muy buenas.
EliminarUn abrazo
Jajajaja! Vaya venganza tienen preparada las hormiguitas!!
ResponderEliminarMuy ocurrente tu pícnic. Me encantó.
Gracias por participar.
Bss.
Yo pronostico un ataque sin piedad, y sería casi que justicia divina :-)
EliminarUn abrazo, y feliz tarde
Muchas cosas que hacen felices a los humanos, hacen desgraciados a algunos animales. Pobres hormigas, pasaron de la posibilidad de un buen festín, a una inundación en toda regla. Hay que ver la puntería que tuvo ese niño malo, por lo que se merece un buen escarmiento.
ResponderEliminarUn micro simpático, original y, tras superar la primera mitad del texto, muy sorpresivo, je,je.
Un abrazo.
Pobrecillas, todavía se están recuperando, de la rabia y de la casa. El niño se recupera de la dermatitis y picores :-)
EliminarUn abrazo, y por una tarde bonita
ajjajajaj, esas hormigas vengadoras.Me has hecho recordar que cuando nos vamos de merienda al campo no todo es tan idílico, una de las cosas que suelen molestar al ser humano son esas hormigas por no decir los mosquitos. Pero esa perspectiva que le has dado a la inversa me ha gustado, también tienen voz y voto los animales .¿ o no? ..muy bueno. Un fuerte abrazo.
ResponderEliminarUf los mosquitos es que merecen un cuento aparte. Claro, ellas son pequeñas, pero tienen su corazoncito :-)
EliminarUn abrazo grande, Campirela
Me ha encantado escuchar esa voz hormiguil.
ResponderEliminarUn relato de lo más original, nos hace reflexionar sobre los distintos puntos de vista, no todo es como pretendemos...
Un abrazo
Desde las alturas de nuestros ojos, las cosas son de una manera, pero desde abajo, siendo hormiga, o saltamontes, es otra cosa :-)
EliminarUn abrazo, Milena
Muy bueno, mejor aún te ha quedado genial. Según lo empecé a leer no me imaginaba que fueran las hormigas las que hablaran. A ese niño hay que enseñarle a respetar a los animales. Me imagino la venganza de las hormigas, je je je .
ResponderEliminarUn abrazo Albada
Puri
Es que tienen voz, pero es bajita que no las escuchamos. En serio. Imaginé a un niño sin malicia pero sin respeto.
EliminarUn abrazo, y a por una tarde con picnic
Me ha gustado mucho,tiene originalidad.Es otro punto de vista, el de la naturaleza que habla de respeto y convivencia.Nunca te puedes imaginar que son las hormigas las que hablan del picnic,su fiesta o festín.
ResponderEliminarAbrazos Albada.
Pue se alimentan, en parte, de esas cosillas que vamos dejando caer los humanos. Y sí, igual lo llaman fiesta, sin más :-)
EliminarUn abrazo
Original, divertido y didáctico que de una manera muy peculiar nos dices que los caprichos hay que cortarlos de cuajo. Bromas si pero respetando el ecosistema.
ResponderEliminarMe ha encantado, Albada.
Abrazos y feliz día !!!
Y eso que les imaginé limpios, llevándose las basuras, pero un poco de respeto se ha de inculcar en los niños. Los seres vivos existen, y quieren vivir.
EliminarUn abrazo, y gracias, Joaquín
Eso, eso. hasta llegar al inicio del grifo desde donde se desparrama ese maloliente chorro.
ResponderEliminarBesos.
Me temo que las hormigas, furiosas como puedan, llegarán :-)
EliminarUn abrazo
Un abrazo y gracias por dejarme disfrutar en tus letras.
ResponderEliminarGracias a ti por leer. Un abrazo, y feliz tarde
EliminarQue suban hasta el culete, se lo merece el simpático chaval.
ResponderEliminarMe entretienes mucho con tus escritos.
Abrazos azules como la tarde.
jaja, pues igual sí. Ese mocoso ha de aprender :-)
EliminarUn abrazo
Jaja que se prepare el niño para la venganza! Seguro será parano olvidarla :-)
ResponderEliminarSe merece un escarmiento, pero los niños son así
EliminarUn abrazo
Tendrán que subir alto esas hormigas para darle de su propia medicina a ese niño :) Un relato muy original Albada.
ResponderEliminarUn beso dulce.
Me alegra que te gustará. Un abrazo, Dulce
Eliminarjajajaa me ha encantado. El pícnic desde la otra perspectiva. Genial!
ResponderEliminarBss
El mundo es diferente desde su mirada, la de las hormigas :-)
EliminarUn abrazo
Una original y creativa historia.
ResponderEliminarUn abrazo.
Muchas gracias, Demi
EliminarUn abrazo, y feliz tarde
Las pobres hormiguitas! arrasadas,orinadas, molestadas!
ResponderEliminarGenial esta "otra mirada" Me encanta!
Un beso.
Son pequeñas, pero tienes su vida, son vulnerables.
EliminarUn abrazo, y gracias
Hola Albada.. Me dais envidia con vuestros relatos sobre pícnics, y es que yo era un urbanita de ciudad y aquí en la ciudad no se hacían muchos pícnics, eso si recuerdo las comidas en La Floresta, o en Las Planas el domingo..jejeje..
ResponderEliminarUn abrazo buen fin de semana, me voy al Penedès hasta el próximo lunes... !Ara si!
Hombre, las de la Floresta era costilladas de aúpa. Disfruta mucho
EliminarUn abrazo
Espero que la venganza que planean no se convierta en una versión de "La humanidad en peligro", aquella peli sobre hormigas mutantes...
ResponderEliminarPero si es así, tendremos que reconocer que nos lo hemos buscado. Y tú podrás decir: "Os lo advertí" :D
Un abrazo.
jaja, bueno, algunas lecciones se aprenden por las malas, parece
EliminarUn abrazo
Me sacas una sonrisa. Las hormigas no tanto, las tengo en casa y la lucha con ellas te juro que es encarnizada.
ResponderEliminarUn abrazo.
Ay, es que son persistentes, muy tozudas. Pero tienen su corazoncito, eso sí.
EliminarUn abrazo y que se vayan de una vez
Boa tarde Alba. As formigas estão direto aqui no meu quintal.
ResponderEliminarVaya, lo siento, Luiz
EliminarUn abrazo, y feliz fin de semana.
Por Dios, pues muchas veces el crio malvado fui yo.... no sabia lo que hacia por su puesto.
ResponderEliminarBueno, los niños son crueles por ignorancia, pero sobre todo por curiosidad.
EliminarUn abrazo
Hola,bomita !Con esa carita de buena persona que tienes, da gusto entrar en tu casita y ya tenía ganas!
ResponderEliminarSabes? Anoche te leí y creía haberte dejado un comnetario,pero veo que no fue así.
EL caso es que me asombra la forma en la que has trabajado el relato. Es de lo más curioso ,ocupando el lugar de las hormiguitas...Eso es tener un gran poder de improvisación .Me ha encantado!Al crio le dejaremos sin castigo,pero sí con unas buenas razones para no repetir(sonrisa)
Besucos preciosa
Gó
Bueno, era una posibilidad, ver el picnic desde la visión de un insecto, por ejemplo. Me alegra que te gustara
EliminarUn abrazo, y de verdad, muchas gracias
jajajajajaja y muy merecido el castigo a ese diablillo
ResponderEliminarPaz
Isaac
Bueno, merecido sí lo tiene. Un abrazo, Isaac
EliminarA ver si podéis llegarle hasta las pelotas.
ResponderEliminarUn abrazo.
jaja, qué malo eres, amigo :-) Un abrazo, Macondo
EliminarLindo post amiga, pobres hormigas, los niños son muy traviesos con ellas, este hasta se orino en su casa, que bueno que pudieran subir por sus piernas y morder allá donde te platique......saludos a la distancia amiga.
ResponderEliminarMuchas gracias. Son insectos laboriosos, que la verdad, no me caen mal.
EliminarUn abrazo, Sandra
Una completa entrada, tan divertida como didáctica, genial.
ResponderEliminarBesos.
Muchas gracias, me encanta que te gustase. Un abrazo
EliminarHala, qué bonita perspectiva desde el mundo formicarum. Los humanos son depredadores desde la tierna infancia. No me vale justificarlo solo con decir que son curiosos y quieren saber. Creo que es el impulso de destruir lo pequeño, lo que está por debajo. Ya queda de manifiesto en tu relato.
ResponderEliminarEs un impulso, que no sé si instinto eso de destruir lo pequeño. Pero hay que educarles.
EliminarUn abrazo
Vaya con el niño...
ResponderEliminarDe mayor será político.
Besos.
Casi seguro, Toro :-)
EliminarUn beso
¡Ahí le han dado!
ResponderEliminarMe gusta la originalidad de tu texto. El punto de vista de los que solemos apartar de la comida. Imagina si hubiera hecho un trato con las avispas. El niño sale bien espabilado :-9
Un beso enorme.
jaja, pensé en abejas, no te creas :-). Un abrazo
EliminarGenial el texto. los humanos somos crueles y nos gusta destruir.
ResponderEliminarUn placer leerte
Beso
Lo somos, desde chicos. Es una pena, pero sí. Un abrazo
EliminarDe pequeño que maba a todas las hormigas rociandolas con alcohol para verlas retorcerse
ResponderEliminarCrueldad extrema amigo, muy extrema ¿eh?
EliminarUn abrazo grande
Me parece a mi que en este caso la venganza es un claro caso de justicia. Muy original, besos.
ResponderEliminarYo creo que un castigo le vendrá bien.
EliminarUn abrazo y feliz finde
Me temo que será doloroso el correctivo, porque ellas siempre van a puñados.
ResponderEliminarOriginal y bonito relato
Abrazo
Creo que lo merece, por crueldad :-) Un abrazo
EliminarUna historia original, el muchacho que se prepare, suelen ir en ejército. Un abrazo, ERATÓS.
ResponderEliminarMuchas gracias, me alegra que te gustara. Un abrazo
EliminarLargo me lo fiais, amigo, pero sí.
ResponderEliminarUn abrazo.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarHola guapa , que angustia has pasado en la piel de esa pobre hormiga , se merece bien ese castigo , espero que le sirva de castigo , para que no sea cruel la próxima vez ,besos de flor del baúl de mis libros y juguetes.
ResponderEliminarMe alegro que te pusieras en su piel, porque ellas son numerosas y pequeñas, y seguro que sienten.
EliminarUn abrazo
¡Me encantó! Pobres hormigas *.* Espero que le den su merecido a ese niño malo...
ResponderEliminarUn besazo, Albada
jaja, me alegra que te gustara. Hay niños bien crueles :-)
EliminarUn abrazo
Menos mal que mi hormiguero sigue en progreso de reconstrución, sin olores raros ni innundaciones malolientes ni mad humo que irriten las gargantas de las hermanas.
ResponderEliminarHa quedado muy bien tu micro-relato y hay todo un mundo en él que desprende una enseñanza.
Me alegro por el tema ya que yo tengo un post reciente sobre un hormiguero.
Besos
Seguirá su progreso, no se rendirán por la inundación, seguro. Sí, me suena haber leído en tu blog sobre él.
EliminarUn abrazo
Capaces de la venganza, sí :-). Un abrazo
ResponderEliminarAlbada, você escreve tão bonito...
ResponderEliminarFoi bom ter vindo. Foi muito bom.
Um beijo.
Gracias. Me alegra que te guste el estilo.
EliminarUn abrazo
Encantado de la personificación de la hormiga y su detección de esos paseo para ella y su especie temibles, que las hace vindicativas, por las barbaridades de los niños. Un abrazo. Carlos
ResponderEliminarEra tentador ponerse en su piel. Gracias.
EliminarUn abrazo, y feliz día
Desde el punto de vista de las hormigas. Interesante y divertido, como siempre.
ResponderEliminarBesos.
Me alegra que te gustara, Laura. Un abrazo
EliminarYa me gustaría ver a las hormigas subiendo por las piernas del niño. Muy divertido.
ResponderEliminarBesos.
jaja, sería para verlo :-). Un abrazo
EliminarBeautiful
ResponderEliminarGracias.
EliminarSobre todo una idea, y darle forma. Un abrazo
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