Siguiendo la iniciativa de Dorotea, sobre impresiones naturales, mi aportación es la que sigue
Soy alta, lo sé, lo que me da una
perspectiva de la sabana más que amplia. Desde mi altura puedo distinguir a los
posibles predadores con más o menos antelación. Mi novio, en ese rato de
pasión, me dejó embarazada, sin que yo supusiera muy bien cómo iba eso de ser
madre. Pasó más de un año, y un día
noté los apremios de un parto inminente. No puedo agacharme, ni sentarme, así
que cuando cayó mi hijo desde una altura considerable pensé que se haría daño,
pero no. Pronto se puso de pie, ante mi asombro, y caminó hacia mis ubres.
Mi cría un día dejó de mamar, y
vi los problemas que tenía para beber del río. Abrió sus patitas en exceso,
bajó su cabeza, lentamente, y acabó en el río, lleno de barro ya, ante la
mirada de un cocodrilo joven, que, al oír el chapoteo se acercó. Estaba
aterrorizada pensando en que le atacaría, pero no, se limitó a ver cómo yo le
ayudaba a ponerse en pie. Los años pasaron, otras crías llegaron a mi vida,
seguí comiendo los frutos o espinas de lo alto de los árboles y un día vi una
jirafa hablando con un cocodrilo enorme. Se me despertó el instinto maternal, y
le empujé para separarle del reptil, pero cuando me miró supe que era mi primer
hijo. Poco más tarde le vi peleando, con los cuellos, con un contrincante.
Quería montar a una hembra joven, como un día fui yo.
Desde mi atalaya, me pongo a
pensar, ahora, llegando a la vejez, en
la vida, sus ciclos, sus estaciones, y encontrando que ya he cumplido mi misión
aquí, voy buscando una manada de leones que pueda ponerme fin.
Palabras: 288
Buen relato amiga Albada, cómo la vida misma, tarde o temprano acechan los depredadores, pero nunca debemos dejar de luchar. Llegado a la vejez todo implica problemas que debemos de afrontar.
ResponderEliminarUn abrazo y buen resto de semana.
Esta jirafa era tan sabia, que entendió que el ciclo de la vida pasa por el recambio generacional. Creo.
EliminarUn abrazo
Has pintado una acuarela real de la vida, esos predadores acaban teniendo mas poder que nosotros. El final como siempre, magnifico. Un abrazo
ResponderEliminarEs que hay predadores, también entre los humanos, pues hay quien vive para devorar, se entiende que no de forma literal, a los que le rodean.
EliminarUn abrazo, y feliz tarde
Pensé en un Diplodocus o un Megaterio. Jeje. Qué tierno relato, miss. Me he dejado trasladar a otro tiempootrolugarotracircunstanciaotrasespecies. Te felicito.
ResponderEliminarEra mi pretensión, llevarnos a una sabana, con un río cercano y la jirafa filósofa :-)
EliminarUn abrazo
Desde las alturas bebiendo de las nubes, comiendo de las copas de los árboles, agachándose para hablar con el cocodrilo para defender a un hijo que ya no necesita apoyo... Has dibujado un ser mutilógico-real sin nombrarlo. Me encanta. Gracias por participar y un abrazo
ResponderEliminarEra una jirafa con enorme cualidades, ya que llegó a anciana, así que es casi como un ser mitológico, eso sí, alta con cuello largo.
EliminarUn abrazo, y es un gusto participar
Hola Albada.. Que relato más real, más conmovedor, pero más realista. A veces te pones a pensar en la vida y te das cuenta de que al final acabas siempre al acecho de los depredadores.
ResponderEliminarUn abrazo..
Bueno, es que al final los predadores, que pueden ser hasta familia, pueden sobrevolar como buitres, no creas.
EliminarUn abrazo, y por una tarde estupenda
Que buen relato del periplo vital de una señora jirafa. Final aceptado inclusive.
ResponderEliminarUn beso.
Es el ciclo real de la vida, criar y ayudarles, seguir viviendo y un día irse. Aquí siendo ella muy sabia.
EliminarUn beso
El ciclo de la vida en un entorno salvaje. La vida es un periplo a través del nacimiento y la muerte...Nacemos para morir. ¿ serán los animales salvajes conscientes de ello?
ResponderEliminarUn abrazo ...
Los elefantes sí. Saben cuando retirarse. La expresión cementerio de elefantes que usamos para definir donde aparcan a los político y otros poderosos que ya no sirven. Lo siento, sonó fatal.
EliminarUn abrazo
Que buena historia esa madre jirafa y el intrépido cocodrilo ...me ha gustado mucho. Felicidades. Un besazo y muy feliz jueves.
ResponderEliminarLas crías crecen, no sé si podrían reconocerse alguna vez en el futuro, pero los cuentos son para imaginar ¿no?
EliminarUn abrazo y a por una tarde de lujo
La jirafa supo escribir bien sus memorias. Admito un buen y tranquilo retiro, no servirse como primer plato del menú del rey...de la selva.
ResponderEliminarBesos.
Pues pudiera ser una decisión muy sabia. Ser menú para alguna leona con crías, es un opción, quién sabe lo que pensaba ella, ¿no?
EliminarUn abrazo, y feliz tarde
Expectacular relato.
ResponderEliminarBesos.
Muchas gracias, Amapola. Un abrazo grande
EliminarMe ha encantado tan genuina historia de esa jirafa.
ResponderEliminarUn abrazo
Podría ser real. Así la maginé, muy mayor, recordando su vida.
EliminarUn abrazo
El ciclo de la vida muy bien relatado, Albada. No sé como haces que siempre me asombras.
ResponderEliminarAbrazos gigantes y feliz día, amiga.
El ciclo de la vida está en cada ser vivo, y aquí en voz de una jirafa, no tiene mayor mérito, Joaquín.
EliminarUn abrazo
La ley de la supervivencia que hasta en el mundo animal, las madres son necesarias.
ResponderEliminarAbrazos Albada.
Las madres de mamíferos les crían el tiempo necesario para que se valgan por sí mismos, pero ignoro si saben que es como una etapa de un ciclo infinito.
EliminarUn abrazo, y feliz día
Has resumido lo que es la vida de un animal salvaje, entendiéndose por eso de que no es doméstico, nacer, criar y morir, a veces no de muy buena forma pero la naturaleza es así.
ResponderEliminarUn beso dulce.
Las mascotas son un tema aparte, porque el hombre modifica bastante su comportamiento e instintos, pero en al naturaleza el viejo o débil no sobrevive, y así es la vida.
EliminarUn abrazo, grande, como tú
El ciclo de la vida resumido en tu relato, qué bien narrado, Albada.
ResponderEliminarPor una bonita tarde.
Un abrazo.
Me alegro que te haya gustado, María. La vida es así, como una rueda que no podemos parar, y saber cuándo sobras no deja de ser muy sabio
EliminarUn abrazo inmenso, y a por un día estupendo
Ah! ESO se buscar una manada de leones no me lo esperaba! Pobre. Esta bien que acepte el natural ciclo de la vida pero de ahí a empujarlo.. jaja. Muy original tu historia Albada. Abrazos!
ResponderEliminarQuizá no era tanto buscar como esperar, pero quería dejar claro que ella elige no seguir luchando por la vida cuando ve que el ciclo vital suyo ya está cumplido.
EliminarMuchas gracias, Neo. Un abrazo
Describes con magistral pluma el ciclo vital de todos los seres vivos.
ResponderEliminarUna maravilla de relato que nos invita a reflexionar acerca del paso del tiempo,del relevo que nos va tomando el sitio y la felicidad de haber construído algo sólido para "nuestras crías".
Maravilloso!
Beso grande!
Muchas gracias. Seguramente ellos, los animales, no son conscientes de que están viviendo una etapa, pero de alguna manera puede que sientan su final, su vejez. Los elefantes así lo sienten. Quise poner esa sensación en una jirafa.
EliminarUn abrazo enorme, Luna
Hermosa fábula, sobre la maternidad y el transcurso de la vida.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias, es que en la naturaleza se ve también claramente el ciclo de la vida.
EliminarUn abrazo
Cuidado con los/las depredadores/as, no los ves venir...
ResponderEliminarBesitos.
En mundo humano es que los disfraces son muy comunes :-)
EliminarUn abrazo, y por un bonito viernes
Boa tarde Alba. Parabéns seu grande relato. A maternidade é imutável.
ResponderEliminarLa maternidad siempre latiendo en la naturaleza, es verdad.
EliminarUn abrazo, Luiz
Miedo ha dado cuando la cría cae al río. Parecía que tendrías a la tragedia, pero ha pasado a crónica vital de alguien consciente de sí misma.
ResponderEliminarMuy bueno y sereno. Ya sé que le tocaba,pero aún así da un poco de cosa
Besosss, amiga
En el río parecía que el hijo no sobrevivía, pero me sirvió de excusa para que, pasado un tiempo, la propia madre sintiera el cambio de etapa. Bueno, ese final es triste o sabio, no creas :-)
EliminarUn abrazo, amigo
al leer lo de la gran altura que permitía observarlo todo, he pensado en una jirafa, y al continuar leyendo he comprobado que así era, jeje.
ResponderEliminaren la sabana africana, cada animal tiene su propia personalidad y su papel en el ecosistema...
abrazos!
Todos tiene su papel, los depredadores también, por mucho que nos duela ver escenas de caza.
EliminarMe alegra que te gustara. Un abrazo, Chema
Con qué naturalidad va sobrellevando los ciclos de su vida, hasta la búsqueda de ese final, tan natural como impresionante.
ResponderEliminarGran relato.
Un abrazo.
Gracias. A las jirafas se las ve serenas, desde su atalaya, y el texto recogía esa vida tranquila, hasta ser consciente de su senectud
EliminarUn abrazo, Macondo. Por un finde genial
Vaya remate. la muerte encerrada brutal en la imaginaria figura de los leones. Aplausos pa´ti.
ResponderEliminarUn abrazo
Era el remate más humano que quise darle, ya que le supuse cierta conciencia del tiempo, de los roles, y esas cosas tan humanas.
EliminarUn abrazo, y a por un bonito día
No creo que sea suicida, tal vez se sabe débil, cansada, vieja, no sabría decirte
ResponderEliminarUn abrazo
Una jirafa filosófica, que lindo relato Albada, me encanto, si hasta parece que estaba ahi... Saludos amiga.-
ResponderEliminarSalió muy sabia la jirafa. La hice bastante humana, pero al final la naturaleza manda.
EliminarMuchas gracias. Un abrazo
Para que luego digan que los documentales de la dos no dan juego, bueno a mí me encantan.
ResponderEliminarBonito relato, abrazote utópico.-
La verdad es que sin esos documentales no sabríamos muchas cosas de diversos animales, ambiente, ecosistemas etc.
EliminarUn abrazo
Ese final me ha dado pena.
ResponderEliminarPobrecilla.
Bueno, es muy sabio, si bien desde nuestra punto de vista es cruel
EliminarUn beso
Me ha conmovido este relato. Parece que los lazos de sangre son importantes y que aprendemos de nuestras madres pero tal vez es que miramos como humanos los hechos de la naturaleza. Pero la imaginación salva las diferencias y los sesgos.
ResponderEliminarMe encantó lo que leí. Es un tema candente que atañe al mundo femenino.
Un placer leer tus micros.
Abrazo
Sin duda, la sangre es ese vinculo que trasciende de un apellido. Muchas gracias. Ahora veía unos chicos de Ceuta, que hablaban con la madre de uno de ellos. Ella le decía que se cuidara de ser golpeado por los militares españoles, y el chaval decía que no les había pegado nadie. Madres al fin, si bien ellas no reclaman a sus hijos, les desean que Alá les proteja
EliminarUn abrazo
Un abarzo
Siempre he pensado que los animales vienen dotados de unas facultades de independencia desde el momento mismo de su nacimiento de las que el ser humano carecen , incluso desde pequeños son autosuficientes y en este relato se ve claramente.
ResponderEliminarTambién nos hablas de la sensación del deber cumplido y le has traspasado a la jirafa nuestro síndrome de nido vacío. Las personas no nos echamos a que una manada hambrienta de leones nos devore y acabe con nuestra vida , pero existen los leones de la depresión, de la soledad, etc.
Somos más iguales de lo que nos creemos.
El humano tarda mucho en ser independiente. A veces uno piensa que demasiado. no sé si ella lo tiene, porque había tenido otras crías y sintió que su vida ya había hecho su recorrido, y sí, los predadores de los ancianos humanos son la soledad y la vulnerabilidad.
EliminarUn abrazo, Tracy
Un abarzo
reconocerse tal cuál es uno, saber su lugar en el tablero y tomar la decisión de no ser una carga colectiva es puede ser una de las muchas cosas que el mundo animal nos ha entregado. Buen fin de semana, un abrazo
ResponderEliminarCreo que nos enseña muchas cosas, que luego no utilizamos, curiosamente.
EliminarBuen finde. Un abrazo grande
Como siempre, una "joya" de relato con esa "jirafa" tan peculiar. Felicidades.
ResponderEliminarUn abrazo y feliz finde.
Muchas gracias en nombre de la jirafa.;-)
EliminarUn abrazo.