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jueves, 17 de febrero de 2022

Desayuno con diamantes

 


 

FUERA DE CONCURSO DE Tintero de oro

Me vi ante un cofrecito. Lo encontré mientras cavaba un agujero para una palmera pequeña que pretendía plantar en mi jardín, ese pequeño y trasero que siempre tuvo la casa, aunque se diseñó como huerto, y mi abuela tuvo en él gallinas y patos.  La Colonia  Rosal, pueblo actualmente, fue construido para los trabajadores de una fábrica textil en los años cincuenta. Pegaditas ellas, eran casitas idénticas a ambos lados de una calle ya asfaltada cuando la conocí yo. Pequeña y de dos plantas fue mi paraíso estival.  Al morir mi abuela mi madre consultó si alguno de los hermanos la queríamos, pues la pondría en venta. Mis recuerdos de infancia me llevaron a pedir una hipoteca y aquí me instalé.

Recordaba a menudo que mi abuela decía conocer a un descendiente de los Romanov, rusos. Pero había sido una invención, supuse, para contarme cuentos en las noches. Sólo la íbamos a ver algunos fines de semana, y por las vacaciones del colegio, y en más de una ocasión era yo quien le pedía que me contara cosas de cuando era joven.   

Hacia variaciones de la misma historia, de cómo conoció en Paris a ese joven descendiente de los zares. Ya adulta llegué a pensar que tal vez un diez por ciento era verdad, y que cada vez lo adornaba con más y más aventuras parisinas. Me dejaba vestirme y enjoyarme con sus cosas. Una de ellas era una estola de piel de zorro ártico, decía, pero si bien parecía piel de animal, nunca supe si era o no de verdad. Entre sus “joyas” había pasadores de pelo, anillos de piedras semipreciosas, un collar de perlas, y otro de vidrios que relucían al sol. Yo me vestía con su ropa, sus zapatos y su estola. Me lo ponía todo. Me pintaba los labios, y me ponía colorete, y de esa guisa paseaba ante ella, mi abuelo, y a veces algún vecino, mientras ella me presentaba como en un pase modelos. Yo era feliz imaginando que me miraban, que un público inexistente me encontraba preciosa y arrebatadora. Eres mi Audrey Hepburn personal, me decía.

Luego enfermó. Una demencia que resultó tener nombre se fue instalando en ella de manera insidiosa, y, poco a poco, dejó de ser ella. En la residencia me decía que tenía que buscar mis joyas en el huerto. Por supuesto creí que era ese tipo de discurso de un pasado confundido, borroso y confuso de su mente enferma. Pero el cofrecito estaba allí, ahora en mi jardincillo con dos limoneros y unas margaritas. Dentro había un papel. Me dejaba mis joyas y me deseaba que mi cuento de ser diseñadora de moda de éxito se hiciera realidad.

Ahora que mi colección se presenta en la Milan Fashion WeekMilán, con un nuevo éxito, no dejo de pensar que ella me brindó mi desayuno con diamantes, el que inició mi carrera de diseñadora. Voy a verla a menudo al cementerio donde descansa, siempre vestida con un modelo mío. Me exhibo ante la tumba de ella y del resto de lápidas de esa callecita funeraria. Luego poso para una posible fotografía inventada, como cuando era niña, para dejarle, con un beso,  un ramo enorme de margaritas.

Palabras 520

 

 


50 comentarios:

  1. Muy bonita y entrañable historia, hay joyas que tienen otro valor más allá de su costo monetario.

    Un beso dulce.

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    1. Me hubiera gusatdo que fuera mi historia, ya ves.

      Un abrazo, Dulce, y por un jueves excelente para ti.

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  2. Muy emotivo, Albada. Me ha llegado hondo. Fascinante la historia y el cómo la has llevado.

    Mil besitos de jueves, bonita ♥

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    1. Era muy fácil de imaginar, pero la Colonia Rosal existe, y mi abuela no viió allí, pero sí la hermana de mi suegra, ya ves. Sin joyas, claro.

      Un abrazo

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  3. Que lástima que no entre en el concurso, pues seguro que otendría un muy buen puesto, siendo, como es, una tierna y emotiva historia y tan bien contada.
    Un abrazo.

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    1. No me importó nunca eso de los concursos, la verdad, yo disfruto escribiendo, y todo me sirve de excusa

      Un abrazo, y muchas gracias

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  4. Muy bien relatada esta historia. Felicidades.
    Un abrazo.

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  5. Muy bien contada la historia, nos llevas por donde te apetece, el giro está muy bien, realmente esperaba las joyas de los zares.
    Un beso.

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    1. No las esperaba, pero las consiguió. Era tan tentador...

      Un abrazo

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  6. Muy lindo y propio del género de cuentística clásica. Tus expresiones son muy acertadas y cuidadosas "la demencia que tenía nombre" (y no citas cual, muy bien). Donde existe una abuelita, además de buena literatura (tal cual es tu caso) existe un homenaje. De otro lado hace mis delicias que hayas mencionado a Audrey, pues me conexiona con la película (la tengo en casa desde siempre y somos muy aficionados: en mi caso particular, estimo que acertaron sin Marilyn MOnroe) También me gustó la piel de zorro ártico, tienes mucho detalles que embriagan al lector. Y ya sin contar que me retrotrae a historias que me contaba mi bisabuela(tuve la suerte de conocerla por ser tan longeva, a los ciento tres años se quedó dormidita y ya no despertó, mucha paz e indoloro, como todos desearíamos. Eso fue hace muchas décadas y tan buen catalizador ha sido tu texto que de repente se plasmó esa memoria ante mi)
    Mucho Mérito el tuyo, ya lo creo.

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    1. Qué suerte dormir a esa eada. Yo a los 104 me bajaré del tren, pero e sun lujo tener abuelsolongevos, o como en gtu caso, bisabuelos.

      Me alegra que te gustara, proque me inspiré en una colonia real. Colonia Rosal, cerca de Berga, y ella era la hermana d emi suegra, ya ves. Un abrazo

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  7. ¡Hola, Albada! Tan importante como la vocación o un talento determinado es que en algún momento alguien sepa dar esa confianza y ese empujón para desarrollarlo. En este caso, la abuela sin duda fue esencial para que lo que en otro caso hubiera sido un hobbie en la protagonista lograra germinar como algo emocional.
    Un magnífico relato que, además, me recuerda un tanto la relación que tuvo el propio Capote con su prima Sook, lo que sin duda es un añadido al homenaje de esta edición. Un abrazo"

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    1. Pues me alegra que vieras esa alusión a la importancia de que crean en nuestros sueñoso infantiles, qu nos animen a volar sin miedo, para perseguir los anhelos.

      Muchas gracias. Un abrazo grande

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  8. Muy bonito Albada, creo que muchos nos sentimos identificados con el tema de los abuelos, y cómo influyen en nosotros. Tu historia me resulta entrañable y me encantan los guiños que haces a la obra que inspira este concurso. Enhorabuena y suerte.

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    1. Muchas gracias. Ojalá fuera mi historia, pero la mía es muy bonita. Me dejaron soñar y jugar hasta los doce años, y nunca la niña que habita en mí se quiso ir del todo.

      Un abrazo. Ana

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  9. Precioso, Albada. Un cuento dulce y muy emotivo en torno al amor y la confianza. Me ha encantado.

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    1. Lo de menos eran los diamantes, pero gracias a ellos, la chica que narra pudo despegar.

      Un abrazo

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  10. Una hermosa historia, un buen recuerdo, una mala enfermedad y muchas invenciones preciosas.

    Un beso.

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    1. Gracias, me hubiera gustado un poquito haber pasado los veranos en ese Colonia. había un río. Pero mi infancia fue feliz también :-)

      Un beso

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  11. Un relato delicioso, Albada, contado con sensibilidad y cariño, como una caricia. Quienes hemos querido a los abuelos (abuela en mi caso), sentimos (siento) empatía con la abuela y nieta de tu cuento.

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    1. Muchas gracias. Es tan bonito que nos animen la autoestima, que nos abriguen lso abrazos, que fue muy tentador.

      Un abrazo

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  12. Qué hermoso relato. Me ha enternecido. Mi abuela se ha puesto vieja y quisiera que se quedara como está, que el tiempo no siga haciendo lo que hace con los cuerpos de las personas...

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    1. Ojalá que el tiempo se detuviera para ellos, y nos durasen más, pero si sólo es el cuetrpo el que se deteriora, al final no importa si su mente está inatacta.

      Un abrazo, y gracias

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  13. Me ha encantado. Es tierno, sensible y esperanzador.
    Un abrazo.

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    1. Es que autoestima se gesta en la infancia, para bien y para mal.

      Un abrazo, y gracias. Feliz semana

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  14. Un texto genial. El apunte incial sin desvelar aun el tesoro. La enfermedad con nombre mudo. La dualidad de la sbuela en el asilo, en que pierdes lo que es fantasia y lo que es increible pero cierto. Y el final, majestuoso. Tres disparos al corazon en medio parrafo.
    Besosss amiga

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    1. Genial tu apunte final. Son tres disparos a un corazón, en este caso, al de la nieta, quien logra sus sueños.

      Un abrazo, amigo

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  15. Tierno, entrañable, deja un regusto muy dulce ese final.
    Un abrazo

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    1. Muchas gracias. Por las abuelas, esas hadas que nos acompañan.

      Un abrazo, y feliz semana

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  16. Hola, Albada. Un relato muy emotivo. El comienzo es genial y el cierre de la historia, como te han dicho por ahí arriba, deja un excelente sabor de boca. Muy buen aporte.
    Saludos.

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  17. Hola guapa, un relato muy tierno. Con notas de melancolía.
    Por un momento me sentí muy identificada con la protagonista.
    Te deseo una feliz semana, besos de flor.
    Pd, Es un buen relato, lastima que este fuera de concurso.

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    1. Es que hay abuelas que nos llenan el alma, hasta cuando se han ido.

      Muchas gracias. Un abrazo grande, Flor

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  18. Albada: Me encantó tu historia por la ternura que rezuma y por lo definido de sus imágenes. Muchas gracias por compartirla.

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    1. Gracias a ti, por tu amable comentario

      Un abrazo, y feliz día

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  19. Preciosa historia. Sentimientos entrañables a flor de piel.

    Un beso

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  20. La abuelas son esas personas casi mágicas que nos enseñan a querernos.

    Un abrazo

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  21. Que bien lo cuentas Mari Pau, la inocencia de la niña y como disfrutaba con la joyas de la abuela, y como tiempo después aquel deseo de ella se hizo realidad.
    Un abrazo
    Puri

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    1. Hay muchas carreras profsionales que se iniciaron por alguna abuela amorosa, estoy segura

      Muchas gracias, Puri. Un abrazo grande

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  22. Hola, Mari Pau. Una historia de amor delicada en su forma y en el fondo. Como las historias que la abuela le contaba cambiándolas porque el alzheimer no perdona. Me ha gustado. Un abrazo.

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    1. claro, hay ciertas personas que son atacadas de la manera más inclemente por esa demencia, pero mientras han sido abuelas maravillosas, qué impagables son.

      Un abrazo

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  23. Hola, Albada. Triste enfermedad aquella que nos priva de nuestros recuerdos y alegrías, tanto más si cabe para los que la viven desde fuera, al ver cómo un ser querido deja de ser lo que fue. Lenta, muy lentamente.
    Un relato cargado de amor y ternura. Le deseo lo mejor a nuestra protagonista en su futuro como diseñadora.
    Un saludo.

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    1. Con una abuela que nutra la autoestima, llegará donde quiera. Muchas gracias por tu lectura.

      Un abrazo, y feliz día

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  24. Los recuerdos evocados nos nutren y alimentan esperanzas, y desesperanzas cuando no son tan bellos, sin embargo la vida es un eterno aprendizaje. Una perla para ti 😍💗 Saludos desde desde Venezuela de Perlas narrativas.

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    1. Nos nutren y forman parte de nosotros, las abuelas sobre todo.

      Un abrazo, y feliz día

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  25. Una historia deliciosa... digna de ser vivida, ya lo creo.
    Bravo!👏🏼👏🏼👏🏼👏🏼👏🏼👏🏼❤

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    1. Muchas gracias, salió con mucha ternura.

      Un abrazo grande

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  26. Hola Albada, un bello relato cargado de emotividad, en el que se evidencia una hermosa relación entre nieta y abuela. La referencia histórica a los Romanov le da mayor empaque. Buen relato. Un abrazo.

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    1. Esas relaciones son maravillosas, sobre todo si aumentan tu autoestima, tan necesaria. Sí, me pareció oportuno. Ahora Putin tal vez quiere ser un nuevo Romanov de todas las rusias. Una barbaridad de tipo.

      Un abrazo

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Ponen un gramo de humanidad. Gracias por leer.