Obra muy característica de Jaume Queralt, ya fallecido. Conozco esas muñecas |
Las muñecas yacían en un sofá con más polvo que años devorados al olvido. Estaban, tal vez, esperando un regreso imposible, pues María, la anciana que quedó vagando por la casa callada, no permite que las toquen. Cuando entré en la casa por vez primera me erizaron el vello de las espalda, casi tanto como la mirada de la anciana desgreñada.
El sobrino me explica que, en su vagar ausente entre fantasmas, no
deja que toquen esas tres muñecas, ni el piano, ni la cama donde descansan otras muñecas congeladas, y en posturas imposibles. La colcha de ganchillo de cuadrados me recuerda otras colchas de ganchillo. De esas de flores. Ésta alguna vez fue de color palo de rosa, y ahora brinda a mi mirada un asalmonado deslucido. Hay una cámara
de fotos de los sesenta secuestrada en un estante de ese cuarto infantil.
Hoy, cuando han
llegado los chicos de la ambulancia, para llevarla al centro, en sus ojos había
una lucecilla de realidad. O lo soñé.
De seguro algun niño sin recurso tendrá una sonrisa.
ResponderEliminarcarlos.
Quiero pensar que sí. Yo el mundo de las muñecas lo veo muy atemporal. por lo que seguro que alguien podrá jugar con ellas, a pesar de los años.
EliminarUn cordial saludo.
Supongo que dentro de cien años, "dora la exploradora" también pondrá la piel de gallina, jajaja. Un beso
ResponderEliminarTodo, con el tiempo, queda como desfasado y fuera de lugar, pero las muñecas las encuentro atemporales, junto a las pelotas de fútbol. Y hay para chirriar los dientes. Vaya que sí.
EliminarSi no se tienen, se inventan con trapos, pero es una opinión. Un beso, aries.
Sus imágenes se mantienen mucho más inalterables que la de su propietaria, sin embargo su misión se va amoldando a las circunstancias. De juguete pasaron a adorno, para terminar convirtiéndose en recuerdo y añoranza.
ResponderEliminarUn abrazo, Albada.
La propietaria, en efecto, había recorrido años. Tal vez vuelvan a encontrarla jugando con las mismas muñecas, reviviendo la infancia que jamás se acaba de ir ante algunos juguetes.
EliminarUn abrazo.
Morirá María y todas cosas se desperdigarán.
ResponderEliminarOtra vida más se perderá para siempre.
Besos.
Puede ser que María muera pronto, y con ella, las posibles vidas que no tienen más que un final de negro ocaso.
EliminarTal vez una pira, por San Juan, lleve a las muñecas entonces, a su lado.Si hay otro lado para alguien.
Un beso, Toro.
Atrás quedan las muñecas, con sus caras de porcelana y sus corazones de aserrín, mientras la ambulancia lleva... una muñeca rota...
ResponderEliminar...hacia destinos imposibles de atrapar desde los ojos de esas figuras.
EliminarUn cordial saludo.
Muñecas que cerraran sus ojos, cuando la anciana María sea trasladada a la residencia, para hacer pronto lo mismo.
ResponderEliminarUn abrazo.
No sé si las muñecas cierran los ojos, pero seguro que sí. Y entonces sueñan ,tal vez, con una niña que se quedó prisionera al fin en la infancia eterna.
EliminarUn beso, Alfred y feliz semana.
Seguro que han sido las muñecas quienes han llamado al centro para que la internen, son muy vengativas y el polvo las hace peligrosas.
ResponderEliminarAbrazos, siempre
Tras comprobar que María no jugaban con ellas, hicieron mil perrerías. Cambiaban las cosas de lugar, o hacían pliegues en la alfombra. Hasta que María, con miedo en sus manos, optó por no tocarlas y ha sido considerada loca desde entonces. Los chicos de la ambulancia la llevarán al entro psiquiátrico. Lo que no sé, es hastq ué punto son peligrosas las muñecas, porque María no lo es.
EliminarUn abrazo.