La vi pintada. Había escuchado de ese chaval que, por una pasión incontrolable hacia lo que vuela, iba pintando aves. Un periquito azul juré haber visto pintado de amarillo, entre las palmeras que les dejan su penacho por guardería de nidos, a esos huidos.
Divagué contigo, recuerdas? De tanto posible
trato para la palabra “hogar”. La llar de foc. El hogar del fuego. La chimenea
tibia sobre la que extender las manos.
Estuvimos dibujando tantos posibles…
-La cintura de una mujer, el pecho de un ser querido, el mar con ida y vuelta de los sueños, la cocina, el campo, tus latidos...-sugería yo entre tus brazos.
-La cintura de una mujer, el pecho de un ser querido, el mar con ida y vuelta de los sueños, la cocina, el campo, tus latidos...-sugería yo entre tus brazos.
-Una campera donde dormir en noches de carreta…-
decías. Sin más antena que la de la Osa Mayor-apostillabas tú.
Ahora, que te has ido. Ahora que no logro encontrarte,
creo recordar que acordamos, que hogar es donde uno regresa, porque jamás se
aleja de esa sensación que nos deja tal impronta en el alma.
Así, con este aspecto, en la barandilla, no te he reconocido.
Pasa si quieres- te he dicho.
Ahora, cuando te veo caminar por la plazuela,
separada de otras palomas, mirando como sólo tú sabes mirarme, ahora me da igual lo que crea o no la gente.
Ahora nuestro hogar será el balcón donde tú te pares. Por verme.
Dicen que las palomas vuelven a su hogar, como las personas.Me gusta el simbolismo que le das -o yo supongo- a la paloma de tu relato. Esa paz interior que algunos saben pintar de colores. Colorear los sueños y echarlos a volar... Y saber que algún día regresan al hogar.
ResponderEliminarAlbada, igual he divagado, pero ya sabes que el lector crea nuevas fantasías.
Un abrazo.
Fanny, he usado los ingredientes de las similitudes, y los tiempos de los recuerdos cálidos cerca de unos troncos.
EliminarNo divagas, recreas leyendo, que es mi inetnción. Gracias.
Un abrazo.
Me gustaría pintar con esos colores que usas, pero son tuyos, lo sé, así que sólo voy a disfrutar del dibujo.
ResponderEliminarLa frase final cierra magníficamente esta prosa con tanto de poética.
Un beso grande.
HD
Te puedo prestar esos colores, pero no sé si servirían para dar una segunda vida a lo que quiera que habita en la paloma pintada.
EliminarSon pinturas de paz, eso sí. Nunca serían de guerra. Un beso.
Por una pasión incontrolable me cortaría las alas.
ResponderEliminarBesos.
Sin alas...como que yo no me imagino a tu mismidad de Toro, pero bueno...las pasiones incontrolables dan muchos quebraderos de alas, o de cabeza, o aleteos de cabezadas...no sé.
EliminarUn beso.
Que preciosidades escribes! Tienes tanta frescura, como si acabaras de inventar las palabras. Tanta brisa renovante y renovadora que circula en mi geografía, pero tú posees aun mayor caudal de bellos vientos. Cordiales saludos.
ResponderEliminarTodo contiene la magia, porque se percibe desde la mirada que uno quiera brindar a lo que ve. Es mi único talento. Mirar y sentir de lo que veo, ver sintiendo, y sentir en tanto que veo y siento.
EliminarNada más, Beatriz. Simple. De una simplicidad cuasi infantil. Un cordial saludo.
Esas palomas mensajeras, cargadas de suspiros, de ida y vuelta, coloreadas por avatares del destino, buscando un balcón en el cual hacer su nido. Y allí contemplar la osa mayor para buscar destino.
ResponderEliminarQue se avengan a sonar de la mano del que mira cómo, sin buscar nido, acaban poniendo hogares, como buenos vecinos.
EliminarSi defecasen menos, serían de mejor aceptar, eso sí.
Un abrazo.