Imagen de Google, manipulada |
Cuando descubrió que el juego no era tal, ya era tarde. Por su cuello se le escapaba la vida, en borbotones pulsátiles, en bocanadas de pez en tierra.
El muchacho seguía mirándola, hipnotizado, con la katana en su espalda. Esa que minutos antes decorara la pared de los recuerdos. Su preciada pared, donde a resguardo de la lluvia del tiempo o el olvido... se disponían los objetos de sus futuros viajes. por emprender hacia ella. La deseada mujer.
Un viaje sin regreso al mas alla.
ResponderEliminarSaludos
Viajes sin marcha atrás, seguramente
EliminarUn abrazo
Las cosas de matar son los juguetes más embaucadores.
ResponderEliminarUn abrazo.
Las armas, aún expuestas y de aspecto inofensivo, que nunca se sabe cómo se acabarán usando.
EliminarAcariciando / la Katana sangrienta / lloran sus ojos.
ResponderEliminarCesan de llorar /cuando el lector escucha/ con su mirada.
EliminarUn abrazo-.
La sangre retrata el paso cruento por la vida de aquellos que han perdido el alma. Sus viajes irán rectos a las rejas del alma.
ResponderEliminarSaludos
Seguramente han ido y regresado, de donde dejaron quién sabe qué. La broma, en todo caso, está en el presente.
EliminarUn saludo
Debió ser el karma.
ResponderEliminarBesos.
Bromas del futuro, imagino.
EliminarUn beso
Hay quienes usan los juguetes como armas,
ResponderEliminarotros usan las armas como juguetes.
En cualquier caso el resultado puede ser mortal,
porque la vida no es un juego...
Las armas no son juguetes. Por eso las palabras son peligrosas, verdad? Al lado de una katana o de un cuchillo jamonero, se ven deslucidas, eso sí.
EliminarUn saludo
Buen relato Albada, truculento y directo pero llega desde el principio. Es muy bueno.Abrazos
ResponderEliminarGracias, Manuel. Truculento o delirante, no te podría decir.
EliminarUn abrazo.
Tu micro me ha quedado pensando, no sé qué decirte, Aldaba, y eso que lo he leído tres veces.
ResponderEliminarUn beso.