Foto a la puerta de Santa María del Mar. Barcelona. Obra de Aguirrefotobcn |
Se atrincheró la tristeza bajo el cabello. Sobre la silla... el tedio reposando en el zaguán de unas páginas que quedaron atrás.
Barcelona esconde el sabor de los triunfos cosmopolitas. Posee mil guiños de un turismo enfebrecido. Atesora noches planas y hasta auroras de tibia indiferencia. O nos regala pasados, a la espera de un incierto futuro. porque está viva y late la ciudad de los prodigios.
Esta imagen me habla de un fracaso, de una desilusión, o de una soledad tal vez, pero a recaudo de aquellos ojos que nunca sabrán ver del todo lo que envuelve una mujer sentada a la puerta de una iglesia.
Magnífica mirada la de esta foto, que rescata del tedio de tan grande olvido, a esa anciana que encarna, ante la vida que pasa y galopa en una plaza, la olvidada presencia de una pose para el diafragma avizor.
Magnífica mirada la de esta foto, que rescata del tedio de tan grande olvido, a esa anciana que encarna, ante la vida que pasa y galopa en una plaza, la olvidada presencia de una pose para el diafragma avizor.
Tal vez a punto de darse por vencida...una anciana sola y sentada... mendiga cual estatua viviente de algunas ramblas...estática ante la gran ciudad.
Me ha recordado a ese anciano —muy mayor— que pedía cerca de El Corte Inglés para sus dos hijos. Apetecía decirle que pidiera para él, porque su respetable imagen tocaba mucho más la fibra sensible que la intromisión de esas dos supuestas personas que deberían estar en una muy buena edad para ganarse la vida o pedir por sí mismos, en vez de tenerle a él tirado en una calle.
ResponderEliminarUn abrazo.
Hay personas, o personajes, que una vez se calzan un cartel de modo de vida, ya no cambian. Pero es curioso que haya personas en edad de jubilarse, que aún apelen a la paternidad....¿pasadito el arroz?
EliminarUn abrazo, Macondo.
La vejez puede deparar situaciones de indefensión ante la vida, convirtiendo a una frágil anciana pedigüeña, en una modelo de para una foto de postal turística de verité.
ResponderEliminarUn beso.
la realidad, siempre superando a la ficción, ofrecía una postal de recuerdo para las pupilas hambrientas de un turista por cuatro horas en la ciudad de los perros sin collar de banderitas y toreros con manolas.
EliminarPudiera ser. Un beso
qué manera más bella de resumir una ciudad. comparto, y te mando un beso
ResponderEliminarEsa foto tenía los ingredientes precisos, y en las proporciones óptimas para dar voz a una ciudad encantada, encatadora y hechicera para cualquier pluma, para cualquier objetivo de foto, para toda paleta policromada de un pintor con sed de vida, en la ciudad de las auroras boreales sin norte, con piel de Sur.
EliminarUn beso, y muchas gracias por comentar, por estar.
Barcelona va camino hacia la locura.
ResponderEliminarCada vez más turistas, más ruido, más calor, más vorágine, más horror y más pobreza.
Besos.
Derechita a la locura. Había vivido el Sants, calle Vallespir hace más de viente años, y ahora me resulta tan cosmopolita como ajena. Si bien, y a pesar o gracias al turismo,se ve gente limpiando continuamente, así que limpia, sí se ve, y llena de loros fugados de jaulas.
EliminarMás horror entre la pobreza anónima que nadie quiere mirar a los ojos. Un beso.
Hola, Albada. Vuelvo a encontrarte, ¡qué bien! La foto y el texto son conmovedores: presentan esa otra cara de la gran ciudad cosmopolita donde sobrevivir en condiciones de pobreza es todo un prodigio.
ResponderEliminarLa foto, además presenta el contraste de los que pueden pagarse un aperitivo en una terraza de un lugar turístico y el que ha llegado a la vejez sin más capital que las limosnas.
Un abrazo, Albada. Encantada de leerte.
Para mí es un inmensa foto, cuyo autor captó, a mi juicio la enorme distancia en la cercanía, que sólo una poliédrica ciudad puede contener.
EliminarEncantada de regresar de nunca falté, en le fondo. Un beso grande, y gracias
Triste realidad, la que has plasmado en esta excelente foto.
ResponderEliminarSaludos.
Es que todas las ciudades, hasta las turísticas guardan el hecho real de su pobreza.
EliminarUn abrazo
Una foto inmensa. Y tu forma de describir esa realidad es magnífica. La mendicidad no solo es el fracaso de una vida, la pobreza, la mala suerte. Es el fracaso de una ciudad, de un país.
ResponderEliminarEstoy de acuerdo, la mendicidad es la cara B de toda ciudad, con sus grande edificios y sus chabolas, sus gentes tan guapas y sus gentes tan carenciadas.
EliminarUn abrazo