De Google |
Están llamando a mi puerta. Me pongo a fisgonear por la
ventana. Me acechan. Ya no me cabe duda.
Anoche era un tipo con cara de facciones oscuras, sudamericano seguramente, y
hoy una chica flaca que ahora mira su móvil mientras, de soslayo, consulta la
puerta de mi casa.
El viaje fue maravilloso.
Compartí con una barcelonesa los paisajes que siempre quise, de esa jungla
costarricense que anhelaba conocer. En el Prat cogí mi maleta de la cinta, roja,
con su adhesivo de un sol sonriente amarillo y llamativo. Llegué con tal
cansancio y tantas ganas de regresar a casa que no abrí mi equipaje hasta ayer.
No era el mío. Contenía ropa de mi talla y unas bolsitas con harina, seguramente con harina de maíz,
porque los pasajeros que subieron en Madrid venían de un vuelo procedente de
D.F, así que pensé que sería para hacer tortitas para tacos. Abrí las bolsas, las quince, y las vacié en el wáter, tirando de la cadena después. Ahora dudo si fue una
buena idea.
Qué inocente? ;)
ResponderEliminarUn beso.
Igual es que le dio pereza buscar su maleta y ese polvo le molestaba :-)
EliminarUn beso
Está muerta.
ResponderEliminarEs cuestión de horas...
Besos.
Quizás minutos...porque hay cosas con las que no se juega, creo
EliminarUn beso
Menudas gachas se podían haber preperado con la "harina de maiz". Incluso se podía haber invitado a probarlas a los que estaban en la calle.
ResponderEliminarUn abrazo.
Se hacen tortillas estupendas, pero hay que saber. Las bolas de masa se hacen fácilmente , pero aplanarlas es cosa de buena mano o de tortillera, se llama así.
EliminarUn abrazo
No arriesgo por las bolsas, ni por ka harina.. Y todos tan felices!
ResponderEliminarBesos
Esas bolsas eran motivo como. O para desear devolver la, maleta, pero la cándida protagonista peco de inocente.
EliminarUn beso
Ainssss pero qué mal que no fuera su equipaje.
ResponderEliminarBesos enormes.
Ese despiste puede ser el último que tenga la viajera. Si fuera real, claro.
EliminarUn beso y feliz noche, dulce María