Óleo de Kees van Dongen, actualmente en el Hermitage |
No sé cómo he tolerado ser la querida de Pablo. Aunque no, no
me he engañado, ni él me ha engañado. Dejó muy claro que con su mujer tenían un
acuerdo tácito, no formalizado pero manifiesto, de matrimonio hasta la muerte a pesar de ser muy convencional
en el tálamo, con lo que él tenía permiso para fantasías de cama fuera de casa.
Ahí entré yo, con mis veintidós abriles,
la carrera de Arte Dramático cursada en Valencia con el sudor de mi frente en una pizzería y mi sed por ser actriz.
No, no llegué, es evidente, a ser primera dama de teatro
alguno, pero en un casting conocí a Pablo, y como me ofreció presentarme a
personajes del mundo de la farándula, me dejé llevar por su donaire y
magnificencia en los regalos, hasta aceptar vivir en un apartamento en Sarriá
que él paga, por supuesto, y aceptar que él me llame para confirmar qué día o
noche me visita.. Algunas veces han sido días, en los que jamás he creído que
me quería, eso jamás. Hasta un viaje a las Sheychelles durante un verano hemos
hecho en estos veinte años. Dadivoso y espléndido, amén de ropa y manutención, me ha pagado cursos de
cocina, de declamación, de canto, de bailes de salón, o de mis clases de pilates y de mi gym semanales. Actividades para pasar el rato que hemos usado para hacer creer que seguía mi trayectoria profesional.
Un profesor, mi tutor de
primer curso de Artes Escénicas e Interpretación, poco a poco se ha ido enamorando de mí. Me
es imposible no considerar dejar a Pablo. He tenido muchos moscones alrededor, que
he ignorado, porque no he querido complicarme la vida. No amo
a Vicente tampoco, aunque tal vez he olvidado lo que es amar, o no lo he sabido
nunca, pero las patas de gallo estrenan mi cara, los pechos empiezan a ceder a la
gravedad, la ley más gravosa y universal, y empiezo a preguntar al espejo ¿no merezco hacerme cargo de mí misma?. Cuando Pablo
se canse, que lo hará, no quiero a un Vicente en su lugar.
Que atrás quedaron sus veintidós abriles... aunque en cierta manera ha sido una gran actriz.
ResponderEliminarBesos.
Pienso como tú. Veinte años ejerciendo un papel. Media vida haciendo de algo que en teoría no quería. Tal vez le costó mucho saber el papel que de verdad quería. No es extraño aceptar regalos, u ofrecer ciertos mimos cuando las actrices quieren llegar a triunfar, pero imagino que poco después ponen en marcha de verdad su carrera profesional.
EliminarUn beso
Toda una vida prácticamente dedicada a alguien, ese Pablo todo un seductor, aunque hay cierta insatisfacción en ella y eso indica que no ha sido plena.
ResponderEliminarUn beso dulce y dulce semana.
Ella en en fondo ha dejado que todo sea como ha sido. Sólo cuando cree ser amada, que ni sabe si ella a su vez está enamorada, es cuando se plantea cuanto tiempo ha pasado. En el maltrato, que no es el caso, las décadas parecen volar y esas mujeres no entienden cómo fueron pasando años y años subyugadas a esos maridos seductores y maltratadores, sober todo en los maltratos psicológicos.
EliminarUn beso, y muy dulce noche para ti.
Parece ser que sus propósitos se encaminaban hacia otras necesidades menos emocionales y más materiales, con lo que difícilmente podía saber del amor… Y cuando surge una duda que te lleva a considerar si dejar o no a la persona, creo que es una clara señal a tener en cuenta.
ResponderEliminarUn abrazo, y feliz semana que comienza, querida amiga 😘
Ese es el punto de inflexión en esta historia, porque ella no es una infeliz engañada, sino que ha vivido media vida en un limbo, personal y profesional. Imagino que "las queridas", esas figuras por suerte ya marchitas, creo, no sé si desean ser amadas o simplemente ser mantenidas. No olvido a esposas florero, y Dios me perdone, la mente se me escapó a la Sra Trump. ;.)
EliminarUn beso grande, Ginebra, y feliz semana
Por mas que rebusco en tu bello escrito, no encuentro el amor por ningún sitio. Lo cual no deja de parecerme una pena de vida la de tu protagonista.
ResponderEliminarBesos.
Si a los cuarenta no sabe si ama o no, es que nunca estuvo enamorada. Esa es la tragedia, que ni vestidos de Armani ni joyas de Dior podrá quitar. Ignoro si acabará por emprender una vida centrada en lo que desea, le hace latir, le reconforta y llena, pero es evidente que la otra mitad de vida debe ser diferente.
EliminarUn abrazo grande, Juan L. Gracias por tu lectura entre líneas. Tan acertada
Supongo que merece hacerse cargo se sí misma. Seguir haciéndose cargo de sí misma.
ResponderEliminarUn abrazo.
Empezar a hacerse cargo de sí misma. Es una amante fija qu se ha dejado llevar por la comodidad de ser la amante. Un apostura que nosotros hoy en día no entendemos, pero en España los ricos tenían la esposa, para la vida social y familiar, incluso la profesional, y otra mujer, a la que "ponían un piso" . No era un caso aislado, sino muy común. Bien es verdad que no sé cómo se sentían ellas :-)
EliminarUn abrazo
Yo creo que sí se hacía cargo de sí misma. Cumplía una función de provecho para él y para la esposa de él. De ello obtenía beneficios que le eran suficientes y que a él no parecían resultarle excepcionalmente gravosos. Me parece un "trato" tan legítimo como otros, en la medida en que a todo el mundo le quede mínimamente claro en que están: sin estafar, sin explotar al otro. Lo que entiendo es que las cosas cambian, las necesidades cambian y entonces hay que replantear.
EliminarMe gusta esa sinceridad en el final, así como todo el relato.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias Rafael. Sería una reflexión en voz alta de una mujer. Es sincera, seguro, pero consigo misma no estoy tan segura. Igual sí que lo es, pero parece no haber tenido claro qué quería hacer con su vida
EliminarUn abrazo
Penosa historia, que pensará Talía.
ResponderEliminarUn beso.
La musa Talía, esa escultura preciosa imagino que no supo inspirar bien la trayectoria cómica de esta mujer aspirante a actriz. O la inspiró tanto que el papel le vino como anillo al dedo y lo interpretó durante veinte años. Pero es un papel de poca independiente y de poca autoestima.
EliminarUn beso, Alfred y feliz lunes
Una joven con ilusiones que acabó siendo mujer florero u objeto de los caprichos de su amante. Triste vida y mal futuro.
ResponderEliminarUn abrazo.
Acaba siendo lo que es, y muy tarde se entera de que ni ella sabía hacia dónde quería ir. El drama es que no se ha sentido enamorada, no ha notado las mariposas trotadoras de esa locura transitoria que es amar. No sé, quizás nunca es tarde si la dicha es buena, pero le deseo que prescinda de Vicente y de Pablo, y que se eche a andar. Tendría que dejar muchas comodidades pero dormiría sabiendo que el pan que pueda comer es sólo fruto de su esfuerzo
EliminarUn abrazo
Que haga lo que le dicte su conciencia, pero creo que ella como que tampoco esta hecha para el amor. Así que antes de que se le descuelgue todo y se le pase el arroz, ya va siendo hora también de que vaya sentando la cabeza. Porque personas así igual mujeres que hombres a muchos lo que les ocurre, que al final se quedan solos en la vida. Hasta los amantes se cansan de los mismos y las mismas.
ResponderEliminarBesos Albada.
Estoy de acuerdo. No es que se pase el arroz, es que no han conocido la emoción, trágica a veces, de sentir el volcán de estar enamorado, que bien es cierto que no hay mala edad para sentirlo, siempre que sea correspondido. Porque la tragedia real es amar y que el otro no te ame. Mientras no se sabe lo que es amar de verdad, es absurdo pretender explicar comportamientos. Y ahora pienso en en ese hombre con querida respecto a su esposa, y mira por dónde, en los maltratadores. Hoy contabilizaban del fin de semana. Mujeres muertas a mano de quien dijo haberlas amado. Un drama
EliminarUn abrazo
Triste historia, esos acuerdos acaban con muchas ilusiones aunque se crea que se aceptan.
ResponderEliminarUn abrazo
Son acuerdos, ya que ambas partes están conformes, pero por supuesto el hombre tal vez creyó que hacía feliz a sus necesidades y a la joven y por contra, la joven tal vez creyó que estaba resuelta su vida, sin considerar que tenía un alma. Tal vez ambos se engañaron a sí mismos.
EliminarUn abrazo
Sólo el corazón de cada uno conoce las causas. Y, como digo en una respuesta reciente, la entropía, a la que nadie tiene en cuenta.
ResponderEliminarUn abrazo.
Sin duda. Sólo cada quien en su propia piel sabe lo que le lleva a vivir de tal o cual manera. Esa entropía, tan interna como la de la física o la química.
EliminarUn abrazo
Hola de nuevo amiga , aquí me da por pensar que pasar más de media vida junto con una persona , que digamos de alguna manera , te colma con lo que necesitas y a cambio , una le da cariño , amor y compañía , si en ese acuerdo , se estipula que en este caso la mujer no se quede en la calle sin casa y sin nada , pues la verdad es que no lo veo nada bien , ya que en algún momento de su vida se podían haber casado ,no ? , ya que el tal Vicente no le va a solventar la vida , esta es mi modesta opinión , en fin que siendo un relato de ficción , tiene tintes de realidad ya que serán muchos , los que pasen por un caso similar , te deseo una feliz noche besos de flor.
ResponderEliminarEse despertar tardío, de ella, respecto a qué espera de su vida es lo que quería mostrar. Es cómoda su situación, pues tal vez sí, pero parece cuestionarse que la edad no perdona y que ser mantenida, que quiera o no reconocerlo es lo que es, es una profesión que se le acaba. Triste siempre no haber amado. Triste no haber sucumbido a las fiebres de ese terremoto de la mente y de la piel. terremoto fatal si no es correspondido, matizo.
EliminarUn abrazo grande y feliz miércoles
Si ese es su pensamiento, definitivamente debería seguir con Pablo, ya que Vicente no le ha hecho suficiente tilín como para dejar esa relación que mantenía.
ResponderEliminarCambiará a Pablo cuando sienta un amor profundo por otra persona. :)
Muchos besos, un gusto leerte.
Si le es cómoda la relación, opino que no tiene prisa en aventurarse a nuevas situaciones, porque en verdad no ama a Pablo, pero sin duda a Vicente tampoco.
EliminarUn abrazo grande y feliz jueves